Kenneth Branagh es un excelente actor. Lo he visto en muchas películas. Domina los papeles dramáticos. Fue muy aplaudido Hamlet, Otelo y Enrique V. Demostró su variabilidad en Harry Potter y la Cámara Secreta. E hizo un excelente papel cómico en Wild Wild West. Tiene 24 películas como estelar desde 1989. Recién exhibió HBO Warm Springs. Lo colocó como estrella. Trata la historia verdadera pero poco conocida de Franklin Delano Roosevelt, el único electo cuatro veces como Presidente de los Estados Unidos. Este caballero compitió en 1920 por la Vicepresidencia y perdió. Sus ánimos no bajaron. Tomó la derrota como experiencia. Tenía mucho dinero y le dio por la tomada. A cada rato engañaba a su esposa durante esas borracheras. La señora, Eleanor se daba cuenta. Recaditos en la bolsa o huellas de bilet. De todos modos la esposa aguantó. Ni siquiera le retiró la palabra. Al contrario. Lo entusiasmaba para dejarse de parrandero y dedicarse más a la política. En ésas estaban, 1921, cuando apareció la tragedia. Roosevelt fue atacado por la poliomielitis. Inmóvil de la cintura para abajo. Y con las piernas enflaqueciendo muy rápido. En aquellos tiempos no había tratamiento ni cura para la polio. Al contrario. Existía la creencia de no exhibir públicamente al paralítico. La enfermedad, decían era castigo de Dios. También suponían afectaba la mente. Por eso Roosevelt se encerró en casa. No quería saber nada sobre política y rechazaba la visita de amigos o partidarios. Tom Loyless era periodista. Cierto día escribió contra el Ku Klux Klan. Por eso debió abandonar el diario. Su dueño le encargó entonces manejar una granja para no desampararlo. Estaba en Georgia, Atlanta. Se llama Warm Springs. Y había un pozo de aguas termales. Descubrió cómo tenían magnesio y otros 32 minerales. Construyó una gran alberca. Y empezó a ofrecerla a los paralíticos por la polio. Cierto día Roosevelt se enteró del sitio. Y decidió ir cuando supo de una niña. Nada más por nadar y caminar en la piscina se curó. Al fin periodista el mismo Tom Loyless le mandó una carta invitación a Roosevelt. Y el político se fue a la granja. De entrada se portó muy déspota. No le parecieron los cuartos donde dormiría. Decía “son una pocilga”. Pero con todo y disgusto se quedó. Su sorpresa fue a los pocos días. Primero logró permanecer unos minutos parado en la alberca y sin sostén. Luego dio hasta cinco pasos. Eso le entusiasmó mucho. Esperaba curarse. Sus consejeros lo estaban empujando a disputar la Presidencia de Estados Unidos. El periodista Tom Loyless, administrador de la granja, le llamó a un colega del pueblo. Podría hacer un reportaje de Roosevelt aunque en el fondo buscaba publicidad para su granja. Reportero de un diario iqueño fue a verlo. Le hacía preguntas sobre política y él contestaba con las bondades de las aguas termales. De todos modos se publicó el reportaje con fotos. Tuvo doble efecto. Los políticos se animaron con la candidatura y muchos enfermos llegaron a Warm Springs. Lo primero le animó. Pero la presencia de más inválidos le encorajinó. Él quería privacidad. Hasta cuando fue convencido por el encargado de la granja. Si Roosevelt no aceptaba ser visto en silla de ruedas debía comprender: Los demás estaban en las mismas condiciones. Por eso debían unirse y entrar todos a la alberca para buscar el remedio. Se le quitó la tirria y empezó organizar la granja. Esto provocó el enojo de la esposa. Lo quería ver en política. Y no metido a redentor. El disgusto creció cuando Roosevelt compró la granja. Le hizo modificaciones y la puso al servicio de los paralíticos. La esposa lo abandonó. Se fue a su casa en Nueva York. Con el tiempo regresó. La acompañaba su asesor político. Louis Howe. Le insistió en lanzarse como candidato presidencial. Le puso como ejemplo el caso del General Francis Nicols. En la guerra perdió un brazo y una pierna y así fue electo. Lo animaron a caminar con los pesados aparatos y así se presentó en la convención de su partido para ganar nominación y luego elección. Pero Kenneth Branagh no se parece nada a Roosevelt. Chaparro. Fornido. Cara redonda. Juvenil. Franklin era alto, robusto, cara afilada y muy blanca. Me gustó más ver a John Voigth interpretándolo en Pearl Harbor. Le pusieron un añadido a la nariz para hacerla ver recta. También agregaron papada. Se parecía mucho. Aunque Warm Springs trata solamente sobre el desconocido episodio de la poliomielitis. En Pearl Harbor se ve cuando Roosevelt toma la decisión para declararle la guerra a Japón. También el año pasado vi. Truman. Así se llamó la película. Fue cuando este Presidente decide lanzar la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki. Primero mató a 260 mil japoneses y la segunda 39 mil. Tuvo y explicó sus razones a los norteamericanos. Otra película excelente fue Nixon. Descubre con detalle todas las trampas de este Presidente obligado a renunciar. Incluidos pleitos con su esposa y su afán de bebedor. Aparte JFK. Dedicada exclusivamente a revelar los posibles motivos del asesinato de Kennedy. Otra más: Los Trece Días. Cuando los rusos pretendían instalar misiles en Cuba dirigidos a Estados Unidos. Y la difícil decisión del presidente norteamericano para evitarlo. Todo esto obliga a preguntarme: ¿Por qué no se han filmado películas sobre la orden de Díaz Ordaz para la matanza de Tlatelolco con Echeverría y Moya Palencia? Ni los amoríos que tuvo con Irma Serrano. No sabemos a fondo sobre el aneurisma fatal para el Presidente López Mateos. Ni siquiera hay una película realista sobre la expropiación petrolera. Tampoco la decisión de Ávila Camacho para declarar la guerra a Japón. Los movimientos en el Tratado de Libre Comercio. El asesinato de perredistas y Colosio. La fuga del “Chapo” Guzmán. Nada. No hay quien se atreva. Seguimos viendo en televisión documentales sobre Pancho Villa, Emiliano Zapata y más revolucionarios. Pero solamente se trata de imágenes y no hay explicaciones claras sobre sus vidas. Será necesario pedir a los gringos venir a realizar todas esas películas. Texto tomado de la colección “Conversaciones Privadas” de Jesús Blancornelas, publicado el 23 de mayo de 2006.