23.2 C
Tijuana
lunes, octubre 7, 2024
Publicidad

El día en que el PRI perdió BC… otra vez

En la historia de Baja California, 2013 quedará registrado como el año en que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido Acción Nacional (PAN)  disputaban la gubernatura, luego que desde 1989, el blanquizul gobernara el estado. El anhelado día llegaba, 7 de julio, pero los políticos bajacalifornianos esperaban solo el final de la jornada electoral. Por eso, antes de que sus opositores se declararan “ganadores”  y después de que se cerraran las casillas electorales, a las 6:00 pm, los líderes nacionales del PRI, César Camacho, y del PAN, Gustavo Madero, levantaban la mano cual réferi de boxeo a sus respectivos contendientes a la gubernatura. Todavía ni llegaban las actas a los distritos, y obviamente sin el conteo oficial preliminar, pero basándose solo en las suposiciones de las encuestadoras contratadas “a modo”, tanto Fernando Castro Trenti como Francisco “Kiko” Vega de Lamadrid se autoproclamaban “ganadores” de la gubernatura bajacaliforniana. Unos minutos después de las seis de la tarde,  el equipo castrotrentista pregonaba 3.7 puntos porcentuales más que Vega de Lamadrid; y el círculo panista alardeaba que hasta 5 por ciento más de la votación estatal le favorecía. “Me daría mucha tristeza”, dijo Elena Poniatowska a ZETA ese día, cuando se  le preguntó su opinión sobre la posibilidad de que el PRI recuperara la gubernatura después de 24 años. Eso sí, los priistas César Camacho, Manlio Fabio Beltrones y Fernando Castro Trenti, celebraban el imaginario “triunfo” de “El Diablo” a ritmo de mariachi en el vestíbulo del Grand Hotel Tijuana. Pero conforme el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) arrojaba una tendencia de hasta 4 puntos a favor de Francisco Vega, los cabizbajos e incrédulos priistas abandonaban el jolgorio para esconder la cabeza en lo más alto de “Las Torres”. Reporteros de ZETA esperaban a Castro Trenti para que se apeara del piso número 32 del Grand Hotel, cuando a eso de las 2:15 am del lunes 8 julio, de repente “El Diablo” se apareció en el desangelado vestíbulo; más incrédulo que esperanzado, Castro suspiraba porque creía que todavía podía ser gobernador de Baja California: “Claro que sí, por supuesto, nosotros estamos en la etapa de sentarnos como en la antigüita, a ver acta por acta”. Se le cuestionaba a Castro Trenti si ondearía la bandera de “voto por voto, casilla por casilla” y respondía el perdedor, según la tendencia del PREP: “Solo acta por acta”. Mientras tanto, un puñado de seguidores azules se congregaba en la Glorieta Cuauhtémoc del Paseo de Los Héroes, en Zona Río, al tiempo que “Kiko” Vega de plano ya se sentía gobernador electo de Baja California: “Estas elecciones las tenemos en la bolsa”, pregonaba. En el transcurso de la noche del domingo 7 y madrugada del lunes 8 de julio, el PREP daba por ganador al panista, con más de 4 puntos de ventaja sobre el candidato tricolor. El PREP sería detenido por  “un error” denunciado por el equipo de Castro Trenti. Aunque con el 97.87% de las actas registradas, Vega obtendría 393 mil 109 votos, significando el 47.18% de los sufragios; y Fernando Castro, 367 mil 555 votos, representando apenas el 44.11%. El autonombrado Movimiento Ciudadano que postulaba a Felipe Ruanova, obtenía 42 mil 551 votos, es decir, el 5.11%. Durante el conteo del PREP, Fernando Castro Trenti nunca habría superado a Francisco Vega en las tendencias, mucho menos hubo los 3.7 puntos arriba que los priistas gritaban sobre los panistas y que sus encuestadoras les prometían.   3 alcaldías rojas y 2 azules No solo la gubernatura se dirimía el 7 de julio, también las cinco presidencias municipales en manos de los priistas desde 2010, cuando ese partido aplastó a los panistas. En Tijuana, el candidato tricolor Jorge Astiazarán y el panista Alejandro Monraz contendían por la alcaldía. Y aunque el PREP daba por ganador al doctor, con 198 mil 714 votos contra 175 mil 054 de Monraz, el del PRI no festejaba porque su candidato a gobernador estaba inevitablemente perdiendo. Asediado por fotógrafos, reporteros y simpatizantes, el doctor bajaba del escondite priista ubicado en lo alto del Grand Hotel. ZETA abordaba al candidato ganador con rostro de perdedor para preguntarle su opinión sobre la tendencia que lo favorecía a él, no así a su aspirante a gobernador, pero de plano se mostraba indiferente ante la inevitable derrota de Castro Trenti: “No he visto las (tendencias) de candidato a gobernador, solamente las mías”, disimulaba. Aunque los priistas retenían la alcaldía tijuanense, al igual que la tecatense y ensenadense, de acuerdo con el PREP, los panistas ganaban las presidencias municipales de Mexicali y Rosarito. Este Semanario reportó en una edición especial al siguiente día que Mexicali se tornaba azul, que el PRI se echaba a Tijuana en la bolsa y los priistas aplastaban a los panistas en Ensenada; mientras en Tecate, entre dimes y diretes, el partido tricolor aventajaba al PAN, y en Rosarito, luego de la administración roja del inexperto joven Javier “Tito” Robles, el blanquiazul recuperaba la alcaldía.   Congreso azul Además de la gubernatura y alcaldías, también estaban en juego 17 diputaciones para el Congreso local, cuya legislatura estaba en manos de los priistas. El equipo de reporteros de ZETA recorría las calles, casillas, distritos y municipios para informar en tiempo real en la versión en línea del Semanario, que por cierto, ese día rompía todos los récords de accesos a la página desde octubre de 2012. En la calles bajacalifornianas, este Semanario pudo constar compra de votos, disturbios, agresiones, acusaciones, acarreos, quema de boletas, robo de paquetes electorales y operadores políticos haciendo el trabajo sucio para sus candidatos. Según el PREP, la jornada electorera arrojaba que el Congreso local tendría diez diputados de la alianza PAN- PRD-PANAL y Partido Estatal; mientras que la coalición PRI-PT-PVEM-PES, obtendría siete escaños.   El abstencionismo Para nada los bajacalifornianos se volcaron masivamente a las urnas. Durante la elección estatal, ZETA informaba que en Tijuana la fila para cruzar “al otro lado” era inmensa. Para muchos era un domingo más, caluroso pero ameno para ir de compras. Algunos funcionarios de casilla se mostraban cansadísimos de tanto hacer nada, mientras contaban ansiosamente los minutos durante todo el día para que el reloj marcara las seis de la tarde y cerrar de una vez por todas la votación. Al final de la jornada electorera, los funcionarios de casilla tardaban más en tachar el bonche de boletas inutilizadas que las que estaban marcadas con sufragios. Para otros bajacalifornianos, el tema del día no era la elección gubernamental, presidencias municipales y mucho menos sobre las diputaciones, sino el juego del equipo de futbol mexicano que vergonzosamente perdía contra un conjunto panameño en un torneo regional que se disputaba en Estados Unidos. Oficialmente, según el PREP, en la votación hubo una participación ciudadana del 39.44 por ciento; es decir, 60.56% de abstencionismo, o a igual porcentaje de bajacalifornianos con oportunidad de votar, no le interesaba en absoluto la jornada electoral. Lo cierto es que, efectivamente, tal como advertía el periodista Fernando de Ita, la elección de Baja California fue “histórica”. “Los dos partidos (PAN y PRI) no tienen mucha calidad moral, entonces lo desgraciadamente lógico, es que la abstención se imponga”, declaró a ZETA el poeta Hugo Gutiérrez Vega. 

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
- Publicidad -spot_img

Puede interesarte

-Publicidad -

Notas recientes

-Publicidad -

Destacadas