Tome la copia del acta de nacimiento que no sea suya (en este caso, fue de mi hija, mayor de edad). Vaya a la Delegación La Mesa en Tijuana y preséntese en el Registro Civil, donde le atenderá una chamaquita con su gafete del Ayuntamiento, más entretenida en la pantalla de su celular que en su trabajo, y solicite una copia certificada de la copia que lleva: sin dejar de ver su celular, ni preguntar de quién es el acta o mejor aún, qué parentesco tengo con la titular de la misma, le entregará un formato para que pague en la caja, “allí, a la vueltita”. Usted va y paga y le regresa el recibo ya pagado, ella le engrapa su copia (viendo su pantalla), y le dice que pase a tal hora por ella. Más tarde, sin dejar de ver su pantalla y platicando con las compañeras de al lado, le entrega el acta de nacimiento, que no es suya, y listo. No supo si era hombre, mujer, menor de edad, marciano, viejito o rarito. No le pide ninguna identificación ni le cuestiona quién es usted para sacar el acta de otra persona o qué parentesco tiene, o qué autorización de ella tiene para solicitarla. Así nada más, se la entrega… Con esa acta en la mano y dos falsos testigos, puede ir al I.F.E. y obtener una credencial de elector suplantando una identidad y hacer todo el mal uso que quiera de ellas. Así de fácil. En el afán por simplificar muchos trámites, lo cual se agradece, en muchas dependencias carecen de criterios de seguridad básicos para proteger la identidad de personas cuyos registros tienen la obligación legal de proteger. Un trámite similar en Chula Vista, California, otra acta de otra hija, está nacida en San Diego: Se llena un formato con los datos del menor, se pone el nombre del solicitante y el parentesco. Hay otro espacio para los tutores legales. Hay otro espacio, para que en su caso, se ponga ahí el nombre del funcionario que solicita información para un proceso judicial. A este, el registro solo le dará datos, pero no documento. La solicitud se firma bajo protesta de decir verdad y al presentarla ante el cajero, solicitan su identificación cuyo número se anota en el registro. Igual de rápido, igual de sencillo, pero cuidando a quien le entregan un documento tan delicado. En un país donde apenas hace unos meses se obliga a las empresas que manejan datos personales, tengan un “aviso de privacidad” en conformidad a la Ley de Protección de Datos personales en Posesión de Particulares, es fundamental que los mismos gobiernos que regulan a “los particulares” tengan también la obligación de proteger la privacidad de sus ciudadanos y estos últimos exigírsela. Jesús Vega P.