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sábado, febrero 17, 2024
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Los futuros muy previsibles

Hoy, en la política mexicana, hay dos cuestiones que parecen no prestarse a dudas y que la afectan, sin duda, sensiblemente. Una es de qué manera es hoy posible prever el futuro sin necesidad de ninguna bola de cristal. Véalo de la siguiente manera: ¿cuál será el futuro de las dirigencias de los partidos políticos mayores en el futuro próximo, dígase después de las elecciones de julio de este año? A quienes pierdan –Camacho, Madero o Zambrano–, el destierro de la dirección de su partido y del partido mismo quizá; a quienes ganen, obvio, una consolidación partidaria total. Pero, en el caso de Zambrano y de Madero, aparte de perder la dirección de sus partidos, si llegan a perder correría peligro el Pacto por México y eso obligaría a un cambio de estrategia radical en la política de EPN en el corto plazo, pues seguro quienes eventualmente ocuparían la dirección del PAN y PRD no seguirían avalando la política pactista. ¿Qué tanto ello modificaría el panorama político del país en el corto plazo? Allí sí, mi bola de cristal no da para tanto; pero de que habría cambios los habría, más aún si se toma en cuenta que la economía del país está pasando por una de las recesiones más graves y severas de los últimos tiempos, por más que lo niegue y no quiera explicarlo el secretario de Hacienda Luis Videgaray. Eso respecto al futuro. La segunda cuestión que aquí se quiere tocar, es que hoy –14 de junio–, por fin, un periodista (Raymundo Riva Palacio) se queja y reconoce el papel político de los medios quienes están suplantando abiertamente al sistema de justicia del país, al ser ellos los que litigan en verdad los asuntos públicos hoy a debate; específicamente en lo que se refiere a los exgobernadores del país sometidos a indagación judicial, como hoy sucede con Juan Sabines en Chiapas, Raúl Reynoso Femat en Aguascalientes y el hoy quemado en leña verde Andrés Granier de Tabasco. ¿Por qué a este último se le han cargado las culpas, cuando los otros son igualmente culpables? ¿Acaso porque ello reditúa para los medios mayores ganancias en términos de publicidad? Vale la pena preguntarse, ¿y por qué el aparato de justicia no interviene al respecto, por qué se deja de manera tan burda desplazar por quien nada debiera de hacer en un territorio que no le corresponde? Como sea, lo que hoy sucede en el país en política –con base en los dos ejemplos mencionados– nos habla del tremendo grado de corrupción en que ella se mueve y que ello no augura para nada un ambiente sano, en los próximos meses, para una actividad que debiera ser central para preservar en buen estado de salud al país todo. En fin, con nuestro pan nos lo vamos a comer. P.D. Tanto por cuestiones de salud, como cambio temporal de ciudad y necesidad de descanso, estaré fuera de la actividad periodística un buen rato. Espero estar pronto de regreso.   El autor es Profesor jubilado y miembro de Democracia Popular Correo: gomeboka@yahoo.com.mx


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