En el fin del siglo XX quedaron congelados en la historia los casetes y los walkman que Violetta, la protagonista de “Diablo Guardián”, usaba para escuchar Iggy Pop y Siouxsie, o para grabar y contar su vida a Pig. Pero a 10 años de que Xavier Velasco ganara el Premio Alfaguara de Novela, en la época de los iPad y redes sociales de Internet la obra no solo no pasa de moda sino que sigue asombrando a las nuevas generaciones de lectores. El éxito tanto literario como comercial de “Diablo Guardián” ha llevado a los editores de Alfaguara a lanzar una Edición Conmemorativa de la novela, en pasta dura, con prólogo de Enrique Serna y “Mi Violetta” donde Xavier Velasco narra con detalle la épica y peripecias que desembocaron en su premiada obra. A Xavier Velasco le corresponde clausurar la XXXI Feria del Libro de Tijuana el domingo 16 de junio en el Centro Cultural Tijuana (CECUT), a eso de las 7:45 pm en la Sala de Usos Múltiples. Antes de su presentación, el narrador acepta una entrevista para Semanario ZETA. — ¿Cómo te sientes de regresar a Tijuana luego que el año pasado presentaste “La Edad de la Punzada” (Alfaguara, 2012)? “Siempre me siento bien de regresar a Tijuana. El año pasado fue muy intensa la noche y ¡cómo olvidarla! Y cualquier oportunidad que tengo, por supuesto la aprovecho”. — ¿Cómo fueron las pláticas entre Xavier Velasco y Alfaguara para publicar la Edición Conmemorativa de “Diablo Guardián”? “Yo no sabía de ediciones conmemorativas, no sé que se hayan hecho del Premio Alfaguara. De pronto, Marcela González, mi editora, me llamó y me dijo: ‘tenemos esta idea’. Pues me encantó, no tuvieron que hacer mucho. De inmediato le dije: ‘Okey, me encanta, pero vamos a planearla, ¿qué hacemos?’. “Entonces me dijo: ‘¿Qué le añadimos?’. Bueno, dije: ‘Si hay un prólogo me encantaría que fuera Enrique Serna’; pues perfecto. Y después: ‘Yo quiero escribir algo más’. Muy bien, me tardé casi dos meses haciendo lo que iba a hacer, me esperaron, todo fue muy bien, ni siquiera hubo qué platicar, nada más me dijeron; y manos a la obra”. — ¿Qué te motivó a escribir “Mi Violetta”, la historia detrás de “Diablo Guardián” incluida en la Edición Conmemorativa? “No, pues es que ya era hora de contarlo, porque lo había contado en pedacitos. Entonces, como que una edición de aniversario yo creo que merecía llevar la historia de la historia, había que contar eso que era una pequeña novela; era una muy buena oportunidad para contarlo. “Aparte, vas a sacar una edición de aniversario, pues está bien que le pongas pasta dura, ¿pero qué más vas a ponerle? Entonces realmente me di el gusto, el lujo de hacer un texto de cuarenta y tantas cuartillas (47), que en ninguna otra parte hubieran podido publicar. Y bueno, los lectores han sido inmensamente generosos con ‘Diablo Guardián’, y lo menos que puedo hacer es tratar de retribuir un poco”. —En “Mi Violetta” nos cuentas sobre el personaje real que conociste. ¿Qué harías o le dirías a tu Violetta ‘rusa’ en el hipotético caso de que te la vuelvas a encontrar en México? “¡Híjole! Yo creo que le pediría disculpas”. — ¿Para qué? “¡Para que no me eche a sus abogados!, ¿no? Mira, ¡qué bien me fue después de conocerte!, tendría que decirle. No sé, supongo que si no me guardara rencor por eso, pues tendríamos que ir a emborracharnos, no nos quedaría de otra”. — ¿Cómo podrías describir estos 10 años a partir de que sonó el teléfono de tu casa anunciándote que habías ganado el Premio Alfaguara? “¡Huy! ¡10 años locos! Uno de los jueces en esa llamada me dijo: ‘Tu vida no va a volver a ser la misma’. Se oyó bonito en ese momento, pero yo no me imaginaba los alcances, por supuesto que me cambió la vida, mi vida ya no volvió a ser la misma, se volvió completamente distinta; no tengo nada de qué quejarme. “Aunque siempre vas a pagar un precio por un cambio en tu vida, y desde entonces me dedico a escribir, más contento no puedo estar, en ese sentido; más agradecido, tampoco; y sí ha sido una vida completamente distinta, una vida de mucho viajar, una vida de más responsabilidad, de más compromiso”. — ¿Por qué sientes mayor responsabilidad y compromiso a partir del Premio? “Porque antes hacía con mi vida lo que se me daba la gana; ahora tengo una agenda con una gran cantidad de actividades en las que tengo que estar, que no es cosa de opinión o no; es cosa de que tienes que promover tus cosas, tienes que hacer una serie de actividades que antes no estaban ahí. “Por otra parte, generas más atención de los medios, y en la gente, eso es una responsabilidad, te parezca o no; entonces, uno tiene que estar a la altura del ruido que se hace alrededor de uno. Y ni hablar, ¡hay que darle!; imagínate, ¡antes nadie me invitaba a Tijuana!, y ahora ya ves”. — ¿En términos literarios qué tipo de responsabilidad contemplas a partir de “Diablo Guardián”? “Pues el único y gran compromiso que es el de seguir escribiendo, que es el de entregarme 100 por ciento a esto. Con ‘Diablo Guardián’ lo hice pero a hurtadillas casi, con dinero prestado; y a partir de entonces abiertamente vivo de esto y puedo dedicarme en día y noche”. — ¿Cómo planeaste que Violetta nunca dijera la palabra amor? “Es que no hubo qué planear, es que no me atrevía, era así de simple. Violetta va hablando y diciendo lo que puede decir, lo que le sale; incluso para utilizar una palabra rebuscada lo piensa dos veces, porque no le gustan los rebuscamientos, no es extremadamente reflexiva, es más, es bastante irreflexiva, pero hay cosas que no se atreve a decir y la palabra amor le causa urticaria”. —Hoy quienes rondan los 15, 20 años son tus nuevos lectores, aunque hace diez años tenían entre 5 y 10 años. ¿Cómo explicas este fenómeno de lectores tan jóvenes en la época actual del iPad e internet? “¡Estaban leyendo Harry Potter!, claro. No sé explicarlo, yo decía de broma que cuando dejen Harry Potter acá los espero, ¿no? Siempre escribo de rock, siempre me ha gustado escribir con una cierta intensidad, una demencia que quizá sea el factor que conecte con los jóvenes. No tengo la menor idea. Quizá porque mis personajes son pícaros y malandros, no tengo idea. Me encanta que estén ahí, me divierte que estén ahí, me llenan de energía”. — ¿Te incomoda, te intriga o te gusta la fama? “No me intriga, a veces me ayuda, a veces me incomoda, es un factor que a veces te aísla, te hace sentir solo y en otros momentos te da unas subidas de intensidad, unos ratos increíbles, pero trato de no pensar en la fama como tal. “Es más, la palabra fama me hace lo que la palabra amor a Violetta, trato de no mencionarla, de ignorarla, porque me parece que una persona que de alguna manera ha logrado acceder a una pequeña dosis de fama y habla de fama se convierte automáticamente en un fanfarrón”. “Aunque la fama la conquista cualquiera que mata a sus padres, cualquier que mata a sus hijos o cualquiera que mata a un político; la fama como tal no dice nada, a mí me gusta pensar que con el tiempo puedo lograr algún prestigio, pero la fama como tal no es más que un accidente y mal hace uno de sentirse orgulloso de tener mucha fama o buscar más fama porque finalmente la fama lleva una serie de compromisos, de problemas, de peligros, una gran dosis de soledad. Decía García Márquez que la fama es como una montaña a la que uno sube dando grandes pasos y después se baja a escondidas, discretamente; es un poco así, ¿no?”. — ¿Quién ha sido tu mejor lector, o te has encontrado con algún lector o lectora de “Diablo Guardián” que te haya sorprendido de manera muy peculiar? “Me he encontrado con varios lectores que me han sorprendido, por supuesto. Me he encontrado lectores que me han hecho cambiar ciertas cosas: Un día, un lector se me acercó en una firma de libros en Guadalajara, y me dijo que una carta que yo le había escrito a mi madre era el epílogo perfecto para ‘La Edad de la Punzada’ (Alfaguara, 2012), ¡me dejó patidifuso! Dije, ‘tienes toda la razón, me duele en el alma lo que me acabas de decir, pero tienes toda la razón’. “Al día siguiente, la presentación partió de esa carta de concepto, porque de pronto los lectores ven cosas que tú eres incapaz de ver; y son capaces de alumbrar ángulos que se te pueden pasar completamente por alto; hay lectores muy alertas, muy inteligentes. “Creo que hay una enorme riqueza en la posibilidad de hablar con tus lectores, de escucharlos y de ver qué sucede del otro lado. A una historia no le basta el que la cuenta, para que la historia esté completa necesita tener un receptor: el que la escucha, o la lee; y entre los dos construimos esa historia. “Cuando yo hablo con un lector estoy viendo la otra parte de la historia, la parte que ignoro, porque uno cuando escribe un libro lo que hace es poner una historia en juego, es invitar a otros a su juego. Y en el momento en que hablas con el lector pues descubres qué pasó con ese juego, cómo es la otra parte del juego. “Uno dejó unos puntos suspensivos cuando terminó el libro y esos puntos los va a cerrar aquel que lo lee; entonces, siempre es un encuentro inesperado, siempre hay cosas inesperadas, ingredientes a veces perturbadores, a veces divertidos, a veces incómodos. “El hecho de hablar con los lectores para mí es un regalo, un enorme regalo la posibilidad de hablar con los lectores, de firmarles los libros, de hacerlos reír, reírme con ellos, es un premio que uno nunca acaba de agradecer”. — ¿Cómo van las traducciones de “Diablo Guardián”? “¡Huy!, van muy mal porque no tengo agente por el momento; entonces hasta el momento hay turco, portugués de Portugal, portugués de Brasil, y hasta ahí vamos”. —Tal como Violetta en su etapa germinal de “mujer fantasma” cuando no habías escrito “Diablo Guardián”, ¿cuál es el fantasma actual de Xavier Velasco? “Son varios: Unos malandros apostadores que andan recorriendo ciudades, ésos son los fantasmas actuales, estoy trabajando una novela. Yo espero que para fin de año, principios del año entrante, ya por lo menos pueda dar una fecha de terminación, espero”.