Ayer jueves ZETA cumplió 33 años de existencia, nada fácil, por el contrario, harto difícil en su trabajo y en las consecuencias de ejercer un periodismo de investigación que señala los yerros de los gobiernos y semana a semana, publica las causas y las consecuencias de la problemática que nos atañe a todos. La investigación es la característica distintiva de este semanario. Con escasos recursos, poco personal, sin instalaciones propias adecuadas, ZETA apareció por primera vez como el 11 de abril de 1980, fue la continuación del periódico ABC y de la “hojita” conocida como ABC2, esa que por un lado traía la columna de Don Jesús Blancornelas y al reverso los comentarios del inolvidable Héctor “El Gato” Félix. El resurgimiento de los dos periodistas luego del golpe que les asestó Roberto “Bob” de La Madrid, “Baja´s Governor” por aquellos ayeres. De entonces a la fecha los cambios se han hechos presentes y el crecimiento también. Este semanario se convirtió en el referente del periodismo regional, luego nacional y ahora internacional. Así lo demuestran los premios y reconocimientos a que se ha hecho acreedor el semanario y los que en él laboran, pero, lo más importante, son los propios lectores quienes con su aceptación dan sentido a la existencia de esta publicación. 33 años en los que se ha sobrevivido a la difamación, a las presiones políticas, económicas y a las amenazas de los pillos. Desde la intención de evitar que circulara aquel 11 de abril de 1980, hasta boicots publicitarios en sus inicios, pasando por amenazas y disparos en contra de las instalaciones que desde su comienzo ocupa ZETA en el Fraccionamiento El Paraíso, aquí en Tijuana. Mención aparte merecen, desde luego, los atentados y amenazas de 1988,1997, 2004, 2010 y 2012 en contra de Héctor “El Gato” Félix, Luis Valero, Francisco J. Ortiz Franco y Don Jesús Blancornelas, así como a miembros del Consejo Editorial del semanario. Recuerdo afectuoso y sincero que va acompañado de la exigencia –vana hasta el momento– de castigo para los autores intelectuales y del cese de la impunidad de la que gozan. Así lo reitera la pasada edición de ZETA en su “Para Empezar”. Necio sería negar la contribución de ZETA en los cambios logrados en nuestro estado y, por qué no decirlo, en el país, su aportación al derecho que tenemos todos de ser informados con veracidad, no solo a conveniencia de una persona o grupo, del gobierno o de la delincuencia. Desde sus páginas hemos sido partícipes de diversos hechos que van marcando la historia local y nacional, nos hemos enterado del qué y del por qué de lo que nos interesa. En estos primeros 33 años, ZETA ha dado cabida a diferentes formas de pensar y de expresar, colaboradores de todos colores y sabores han encontrado en el semanario el medio para hacer saber a los demás su opinión, sus ideas. En lo personal agradecido estoy con Don Jesús Blancornelas que me dio la oportunidad de desempeñarme como reportero en la primera etapa de ZETA, y con los actuales Co Directores, Adela Navarro y César René Blanco por la hospitalidad brindada en esta sección B de Opinionez. Sin duda, lo que se escribe en este semanario “pisa algunos callos” de personas deshonestas, prepotentes, embusteras, con aires de influyentismo, abusivas y hasta de conductas ilícitas, les incomodan los señalamientos, que se les descubra y se haga pública tal o cual situación indebida, son los mismos que critican su línea editorial, que reniegan de la libertad con que se ejerce la profesión periodística pero, es la fuente a la que recurren cuando quieren contar con elementos para hacer más completa su información. Son estos los primeros 33 años de ZETA, no detallaremos los recuerdos –que los hay muchos– de tiempos ya idos, de situaciones que se presentaron en los comienzos del semanario, de las personas conocidas y entrañables que aquí encontramos, de los amigos que perdimos, en cambio, van estas líneas para hacer un reconocimiento a la labor de todos y cada uno de los que han pasado por esta publicación y para expresar un deseo sincero: Que continúe “libre como el viento”… Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana. Correo: profeohe@hotmail.com