En el gentío del palacio municipal de Tijuana el mensajero pasó desapercibido. Fue el miércoles 6. Preguntó y ubicó una oficina. Cargaba paquetes que debían ser entregados a un alto funcionario, ésa fue su primera misión, la otra fue cobrarle el encargo. El enviado desconocido preguntó por la dependencia de Antonio Cano e hizo la entrega y el cobro. Cano, recibió lo que días antes había ordenado: miles de calcomanías con la leyenda “Fuerza Trenti”, cosa (medianamente) extraña, pues ni son tiempos de campaña, ni Cano es priista y aparte el coordinador del gabinete de Tijuana ha sido la vida entera incondicional del alcalde, y más en estos días que los Bustamantes ronronearon a Jorge Hank, enemigo hasta la fecha del aludido en las coloridas impresiones. Al parecer, bastó que don Carlos desertara a la gubernatura para perder las atenciones y delicadezas de su coordinador de gabinete.