“No me puedo olvidar por la lucha de la Tres de Octubre, dejaría de ser hombre. Esto se lleva a la sangre”, afirma el polémico dirigente social El liderazgo lo trae en la sangre, por la lucha social ha pisado la cárcel más de 15 veces entre Baja California y Sinaloa; ha sido víctima de atentados que casi le cuestan la vida, sobrevivió a los motines de la Penitenciaría de Tijuana en 2008 y a las inclemencias de la reclusión, tras ser acusado por el delito de despojo. Ricardo Montoya Obeso, quien tiene más de 23 años de lucha por la posesión de la tierra en la colonia Tres de Octubre, habla sin simulaciones para ZETA, luego de haber pasado los últimos cuatro años en prisión. El dirigente social, nacido en Mocorito, Sinaloa en 1949, es egresado de la Licenciatura en Derecho por la Universidad de Sinaloa. De adolescente vendió periódico, crió puercos, reses y gallinas; comerciaba ropa de segunda que compraba en Baja California y vendía en Sinaloa. El primer organismo que presidió fue de boleros y chicleros, a los 12 años de edad. A los 17, sin conocer a nadie, viajó al Distrito Federal para solicitar una plaza en Correos Mexicanos, y aunque en un principio se la negaron, días después su lugar fue “palomeado” por el entonces Presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz. Siendo empleado postal, se ganó el repudio de varios jefes; su liderazgo y defensa por los derechos de los trabajadores, le costó el empleo en varias ocasiones. A los 19 años fue padre por tercera ocasión, pero al encontrarse sin empleo y su esposa a punto de dar a luz, acudió a una clínica particular aprovechando el decreto que en 1975 había lanzado el Presidente Luis Echeverría, cuando todos los hospitales particulares debían dar atención médica gratuita al 5 por ciento de los clientes. “Cuando llegué al Hospital del Carmen en Sinaloa les dije a las enfermeras que quería la mejor atención para mi esposa que iba a dar a luz, me atendieron de lo mejor, al paso de dos días, me dijeron que mi esposa ya estaba bien y el bebé también, por lo que me dirigiera a la caja a liquidar, no sin antes obsequiarme 12 latas de leche. Les contesté que la cuenta ya estaba pagada por el Presidente de la República; todavía les dije que le dieran las gracias al licenciado Echeverría, que habían sido muy amables por la atención. “Médicos y enfermeras enfurecidos hablaron al Ministerio Público porque no quería pagar, pero uno de los agentes dijo que lo del decreto era cierto; entonces los doctores me dijeron: ‘de perdido devuélvanos la leche’, a lo que les contesté que no. Solo se escuchó: ‘Viejo bandido, sinvergüenza’”, relató el líder de luchas sindicales, estudiantiles y por la tierra. De igual manera, recordó que el activismo en Tijuana lo inició en 1982, defendiendo a ejidatarios. Llegó un momento que tuvo 60 grupos. “Defender a unos ejidatarios en un poblado de Ensenada casi me cuesta la vida, en 1985 recibí un atentado, me andaban matando, pero Dios no me quiso recoger”, dijo a quien le ha tocado remar contra la corriente; pero no se acongoja. “He estado en la cárcel varias veces, también me he escapado. He conocido a grandes políticos, desde alcaldes, gobernadores, presidentes; tengo un bonito recuerdo de Luis Donaldo Colosio y de Manlio Fabio Beltrones. De hecho tengo un hijo que se llama Luis Donaldo en honor al candidato, y que trae sangre política en las venas”, presumió. El 27 de diciembre de 2012, Montoya Obeso salió de prisión, donde estuvo recluido cuatro años, seis meses y 10 días. Se consideraba un preso político. “No hubo quien me acusara, no hubo una prueba pericial; el supuesto ofendido nunca se presentó, no hay testigos. Me sentí abandonado, pude haber salido tres años antes con las reformas de Ley, pero no pude moverme. En la cárcel, a como están las cosas, era imposible comunicarse al exterior. No hay un libre contacto, sale uno cada ocho horas y está una hora en el patio. El delito de despojo ya no era tipificado como grave. Nadie me escuchó”, expuso. Fue a la cárcel presuntamente porque cometió despojo de terrenos propiedad de la nación, ubicados en lo que hoy se conoce como Ampliación Tres de Octubre. “La lucha continúa, ya son 23 años por la posesión de la tierra en la Tres de Octubre, no me puedo quedar callado porque dejaría de ser lo que soy; sé que puedo recibir un atentando, pero se lleva en la sangre, dejaría de ser hombre, no me puedo olvidar de esta lucha. Aunque no voy a olvidar que me metieron a la cárcel sin orden de aprehensión, sin pruebas periciales. Fui traicionado, engañado y golpeado”, argumentó. Ricardo Montoya Obeso, sobrevivió a los motines de 2008 en la Penitenciaría de Tijuana, de la cual aún tiene pesadillas, por los actos espeluznantes que vivió. “Hasta 2011 el penal era controlado por mafias; los motines de septiembre 14 y 18 de septiembre nunca los voy a olvidar. Las balas me caían en los pies, cuando se nos dio la orden de salir, la mafia quitó las llaves a los guardias y se rompieron los candados de las celdas. Es una experiencia que solo en sueños se puede hablar de ello. El primer motín del domingo 14 de septiembre empezó a las 2:30 pm; a esa hora comenzó la destrucción y daños, lo más feo fue cuando la mafia comenzó a matar a internos, porque los creían espías, enemigos; lo echaban a la lumbre. Yo lo vi, lo traigo como pesadilla. “Aquello se convirtió en la fiesta del diablo. No existía pudor, moral, conciencia y respeto por la vida humana. Alrededor de los muertos carbonizados eran cánticos, bailaban al compás de las manecillas del reloj y otros al revés. Las bodegas se habían saqueado, la carne, el jamón, toda la comida. Lo peor era que cocinaban con la lumbre donde estaban quemando los cuerpos. A uno de los internos se le ocurrió agarrar la sotana del sacerdote que oficiaba misa dentro de la Penitenciaría, y de broma andaba dando la bendición a todos. Lo cortaron en pedacitos. Era espeluznante”. Montoya agregó que en el segundo motín su intención era fugarse, pues el nivel de violencia iba en aumento. “No puedo culpar al gobierno por la manera de actuar; pero es que si no hubiera actuado así, hubiera sido peor. Todo mundo andaba drogado. El diablo hizo presencia, aunque parezca broma”. El dirigente social asegura que mientras estaba en prisión, pulió sus anhelos, mas no desistió de luchar. “Quiero volver a la abogacía, de hecho ya me llamó un grupo de personas, pero mi prioridad es legalizar la Tres de Octubre, tengo a mi brazo derecho, una joven titulada en Derecho. Ya estamos tramitando unos escritos para sacar unos documentos del Juzgado Penal del que fui acusado, promover una acción de recuperar los terrenos. “En la Tres de Octubre tenemos el problema que son terrenos nacionales, ahorita estoy por sacar un documento oficial de que los terrenos se los pedí a la nación. Para legalizar la Tres de Octubre tenemos dos opciones: Que nos ayude el gobierno del licenciado Guadalupe Osuna Millán, o que nosotros hagamos la defensa ante los tribunales para promover un juicio de nulidad de la escritura de la familia Medrano, presuntamente propietarios de los terrenos; que por su culpa y en tiempos del gobernador Ernesto Ruffo, fui a parar a prisión”. Montoya Obeso confió en que Osuna Millán apoye la lucha de la colonia Tres de Octubre, una zona que cuenta con todos los servicios, pero más del 95 por ciento de sus habitantes, carece de escrituras. “Nosotros pedimos que sea el gobernador Osuna quien haga un juicio conciliatorio, que sea el árbitro, que juzgue, que siente a los Medrano a la mesa; que se vean todas las pillerías que se están cometiendo, porque si no se hace de esa manera, me dejan dos caminos. En los tribunales colegiados también hay hampones, porque así como se prestaron para reconocerle la propiedad a Medrano de terrenos nacionales y ordenarle al Registro Público de la Propiedad la inscripción, también podemos pararnos en los tribunales, porque ahí también hay hampones de la justicia federal para saber cuánto vale su firma”, advirtió el líder social.