Sr. Francisco Navarro Fausto Editor del Semanario ZETA. — La resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de ordenar la liberación de la ciudadana francesa Florence Cassez, nos ha dejado, a la gran mayoría de los mexicanos, inmersos en un limbo de impotencia, decepción, incredulidad, abandono y burla infinitos hacia las víctimas de este penoso y decadente proceso judicial. ¿Que se violentaron los derechos humanos de la ciudadana francesa por la falta de asistencia consular y por los malos manejos de las policías en la recreación de los hechos en que fue sorprendida en flagrancia del delito en compañía de su novio mexicano Israel Vallarta, Jefe de una de las más temible y sanguinarias bandas de secuestradores del país? ¡Tal vez! Pero nada es comparable al dolor sin límites infligido a las víctimas por estos secuestradores. Estamos perfectamente conscientes de que la Suprema Corte de Justicia debe actuar conforme a las leyes Constitucionales que rigen al país, protegiendo los derechos arbitrariamente vulnerados de los individuos y en este contexto, si hubo irregularidades por parte de las policías, éstas se deben investigar y sancionar debidamente, aquí es donde se debería aplicar esta sabia regla matemática: “El orden de los factores no altera el producto.” Que dicho de otra manera significa que haya sido como haya sido se debió continuar con el proceso y la investigación hasta sus últimas consecuencias y en este caso: la famosa recreación de los hechos no justifica que el principal delito, que es el secuestro, no se penalice y sea omitido en forma insultante por los magistrados, otorgando la liberad inmediata a una secuestradora que fue identificada plenamente por sus víctimas. Los Ministros de la Suprema Corte que integraron este Tribunal debieron haber pugnado por la equidad en el proceso y haber hecho una reposición del caso. Ésta era la única forma de sentar un precedente de legalidad tanto para las víctimas como para sus victimarios. Pero desgraciadamente este caso solo favoreció a los victimarios en un acto sin precedente de impunidad. Después de todos estos hechos tan lamentables solo nos queda la reflexión de que algo anda mal, y tristemente reconocer que el mundo gira al revés y todo anda de cabeza y que en lugar de mejorar vamos en franco retroceso. ¡Dígame Usted si no! En Francia reciben a una secuestradora con bombo y platillos, como si fuera héroe nacional. Ya lo único que les falta es que le otorguen “la Legión de Honor” y que los promotores de viajes a nuestro país lo hagan de la siguiente forma: Condiciones para ganar el mega-paquete “Tour de France” todo incluido. Las bases son las siguientes. Deberá ser ciudadana francesa. Aquí en México deberá asociarse, casarse, juntarse o vivir en concubinato con algún jefe de alguna banda de los más temibles secuestradores, de preferencia pertenezcan a algún signo zodiacal. Amenazar con cortar los dedos y las orejas de sus secuestrados, etcétera, etcétera. Y ya por último, si Usted llega a ser sorprendida in fraganti o, como quien dice, “con las manos en la masa”, pues no le queda más remedio que poner cara de “yo no fui”. Si Usted cumple con todos estos requisitos el mega-paquete “Tour de France” le ofrece como premio lo siguiente: Un viaje en avión vía México-París, clase Premier, todo pagado. Ser recibida en el hangar presidencial de su país, como héroe nacional por jefes de estado, ministros y prensa internacional, etcétera, etcétera, etcétera. Hospedaje en el hotel Bristol, uno de los hoteles más lujosos del país, exclusivo para políticos y magnates. Ser invitada a una calurosa cena de bienvenida por un famoso astro de cine de la época pasada. Y por último: como la cereza que le faltaba al postre. Una recepción en el palacio del Elíseo por parte del mandatario francés. Pues, recuerde: “Usted será un héroe nacional”. Visto todo de esta manera, solo nos queda recordar que gracias a Dios, ya no seremos los mexicanos sino los franceses los que de ahora en adelante deban cuidar muy bien sus dedos y sus orejas. A su apasionado abogado defensor y moderno Pitaluga (Pitaluga: en la guerra de Independencia de México, personaje que se vendió a los franceses, traicionando a Vicente Guerrero) solo le diré: Que ahora que tiene las puertas abiertas en Francia defienda y logre la libertad de algún inocente compatriota juzgado injustamente en ese país. “Con el mismo ahínco con el que defendió a la francesa”. Atentamente. Armida Saralegui Tijuana, B. C.