En las páginas de ZETA, como parte de un reportaje de Luis Pérez Chávez, se dio santo y seña de cómo los custodios de las diferentes cárceles estatales en Baja California, particularmente de El Hongo, son expuestos a tratos indignos, castigos fuera de regulación, horarios al margen del contrato y cambios de jurisdicción, lo que ha resultado en muertes por accidente. Los comandantes de custodios y las autoridades carcelarias justificaron su actuar indigno con los supervisores, a quienes dan trato de reos. Pues bien, después de la publicación de la información, la situación no mejoró. Empeoró. A los custodios que suponen proporcionaron información a este Semanario, los cambiaron a distintos municipios; Tijuana, Ensenada, Mexicali, al que sea que estuviese lejos de su hogar para obligar a trasladarlos, considerando que deben laborar ocho horas al día y no las 24 por 48 que están en el contrato. El problema, dicen, es que el subsecretario Héctor Grijalva Tapia y su personal no bajan a los cuidadores de “custodios jodidos” y ese trato les dan. Lástima, pues según comentan, Daniel de la Rosa, el secretario de Seguridad, no se da por enterado de los excesos.