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miércoles, octubre 2, 2024
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Plantíos eran de “El Javier”

Todos Santos, Baja California Sur.- Los nueve plantíos de mariguana encontrados y destruidos el 13 de enero por el Ejército Mexicano de la Tercera Zona Militar eran del jefe de la plaza de narcomenudeo de San José del Cabo, Javier López Rivera, Javier Acosta López o Javier Munguía “El Javier” o “El Javi”. Los primeros reportes del Grupo de Coordinación, establecieron que los sembradíos estaban en una cañada de 15 metros del lado oeste de la Sierra de la Laguna y colindantes a los ranchos “El Encino” y “Los Potreros”, localizados entre las comunidades de El Pescadero y Todos Santos en el municipio de La Paz. Datos recabados por Investigaciones ZETA expusieron que los plantíos no eran muy visibles, pues estaban en una zona de difícil acceso y repleta de peñascos y piedras donde únicamente se podía llegar a pie tras un par de horas de camino. Sin embargo, los militares dieron con el sitio desde el aire. Primero hicieron un sobrevuelo aéreo por la zona, ya que –según vecinos del lugar— reportaron la presencia constante de personas armadas a bordo de camionetas de lujo y de las llamadas 4×4. Los soldados estaban tratando de ubicar el camino de terracería y ver hasta el punto donde llegaba y donde podrían estarse reuniendo los tripulantes de las camionetas, cuando desde el aire repentinamente detectaron primero un sembradío cerca de rancho “El Encino” y metros más adelante otros ocho muy cercanos al Rancho “Los Potreros”. Los plantíos –según relató uno de los operadores del sobrevuelo— “estaban separados unos de otros en extensiones que iban de mil a 2 mil 800 metros cuadrados y en total encontramos 15 mil 450 metros de mariguana”. Los militares –y ya con las coordinadas de la zona– entonces prepararon un operativo terrestre e iniciaron la incursión en esa parte de la Sierra de la Laguna, la cual es la única cadena montañosa del estado que cuenta con un bosque de pinos y encinos y una selva y oficialmente declarada como “Reserva de la Biósfera” o “Área Natural Protegida”. Entre pinos y otras especies de árboles, los soldados encontraron plantas de mariguana de entre 40 y 1.60 metros de altura. No hallaron a nadie resguardando los sembradíos. Lo que sí ubicaron fueron huellas de zapatos y decenas de accesorios como mangueras y cubetas con los que constantemente se regaban las plantas, así como una choza mal hecha que servía de guarida de los sembradores. Según un integrante del Grupo de Coordinación, los nueve sembradíos fueron cultivados en una superficie de casi 1.5 hectáreas, y cuya droga tiene un valor estimado en el mercado negro de 15 millones de pesos, lo que –desde su punto de vista—“es un duro golpe al narcotráfico”. No obstante, se dijo preocupado por el hallazgo de los nueve plantíos de mariguana en la cadena montañosa, porque eso indica –expresó— que “los narcos están comenzando a utilizar la Sierra de la Laguna, como un punto para sembrar, regar y cuidar los cultivos de drogas”. “Eso definitivamente está prendiendo los focos rojos, ya que el crimen organizado en estados como Sinaloa, Durango y Chihuahua, utiliza tradicionalmente la sierra para operar y sembrar mariguana y amapola y producir drogas sintéticas”, comentó a ZETA. — ¿Qué podría suceder? “Lo que puede pasar es que al rato puedan agarrar la sierra como una de sus guaridas, como sucede en Sinaloa, por ejemplo, y eso es grave, porque luego van a apoderarse de la zona y al rato nadie va poder entrar y salir del lugar, máxime si estamos hablando del caso de la Sierra de la Laguna, la cual cada año es visitada por los habitantes y turistas por ser una reserva ecológica”. Desde su punto de vista, tanto militares como cuerpos de seguridad, tendrán que revisar con lupa el caso de los sembradíos y replantear una estrategia para evitar que en un futuro la zona pueda convertirse en un refugio del crimen organizado. — ¿Cómo llegan a la conclusión de que los plantíos eran de “El Javier”?, se le preguntó a un integrante del Grupo de Coordinación. “Porque las características de las unidades que han visto por esa zona corresponden a las utilizadas por integrantes de la organización criminal de ‘Los Javieres’, las cuales estamos tratando de localizar”. Las disputas en Vizcaíno Desde el 2010, las disputas por el control de la distribución y venta de droga en el Valle del Vizcaíno, Guerrero Negro y Villa Alberto Alvarado, Baja California Sur, van de menos a más. La pugna entre los principales grupos criminales de ese corredor poblacional al norte del estado encabezados por Juan Beltrán Beltrán “El Indio” y Alberto Echeverría Valdés “El Luisillo”, detonó con la ejecución del narcomenudista Adrián Villavicencio Arce, asesinado a balazos el 17 de abril del 2010, cuando celebraba una fiesta de cumpleaños acompañado de su familia en la calle Valentín Gómez Farías de la colonia Magisterial de la población de El Vizcaíno. En aquella ocasión, y según datos del Grupo de Coordinación, “El Indio” y “El Luisillo”, planearon el crimen de quien consideraban su principal enemigo en el negocio del narcomenudeo. Los asesinos materiales del narcomenudista, y en base a testigo fueron “El Luisillo” y José Guadalupe Beltrán Beltrán “El Lupillo” –hermano de “El Indio”–, quienes se habrían llegado a bordo de un vehículo color gris con azul tipo pick up, marca Ford y modelo 1998. Los dos descendieron de la unidad automotriz y solicitaron hablar con el narcomenudista Adrián Villavicencio Arce. Cuando salió de la fiesta y ya de frente, comenzaron a reclamarle algo y fue entonces –según testigos— que se lió a golpes con “El Luisillo”. No obstante, cuando se vio en desventaja intentó correr adentro de la casa, pero fue alcanzado por las balas y cayó muerto unos metros más adelante. En la investigación del caso, unos y otros se culparon, y muerto el narcomenudista Adrián Villavicencio Arce, surgió la pugna entre “El Luisillo” y “El Indio” por el control del narcomenudeo que derivó en la ejecución de José Guadalupe Beltrán Beltrán “El Lupillo”, hermano de este último. Según la esposa del delincuente asesinado de nombre Rosalía Camacho Villavicencio, la madrugada del 13 de noviembre del 2013, estaban dormidos en su casa de Rancho “El Vergel” en la comunidad de Jesús María, cuando tres sujetos encapuchados entraron a su vivienda y gritando “te vas a morir”, comenzaron a disparar en su contra hasta que cayó muerto. Como pudo, la mujer de 19 años y cargando a su bebé de siete meses, salió corriendo de la vivienda y pidió auxilio hasta que llegó la policía. Hoy por hoy, y cuatro meses después, el narcomenudista Juan Beltrán Beltrán “El Indio” de 58 años fue ejecutado la tarde del pasado 14 de enero, cuando estaba estacionado afuera del negocio denominado “Electrónica Amador” en la comunidad de El Vizcaíno. En el último episodio de esta guerra sorda, el delincuente fue ejecutado por un grupo de sicarios con rifles de asalto AK-47, de los llamados Cuernos de Chivo, y aunque –según testigos— el crimen fue perpetrado por pistoleros a cargo del narcomenudista Alberto Echeverría Valdés “El Luisillo”, al cierre de esta edición, no había sido detenido, tal como sucedió con los otros dos crímenes, lo que indica el grado de corrupción e impunidad que se está viviendo en esa población agrícola.   Decomisos militares Durante los primeros 23 días de enero, personal de la Tercera Zona Militar, destacamentado en Baja California Sur, había decomisado 850 gramos de marihuana y 450 gramos de  la droga conocida como cristal. Asimismo, tres pistas clandestinas han sido destruidas, se detuvo a dos personas, se decomisaron tres armas largas con tres cargadores y un vehículo.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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