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viernes, febrero 16, 2024
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Los empresarios

La primera vez que Baja California tuvo senadores de la República fue en 1952. Uno era empresario exitoso y responsable: Don Leopoldo Verdugo Quiroz de Mexicali. El PRI lo escogió porque se lo merecía. Resaltaba en su quehacer y en la política. Tenía el sello de buen hombre y ejemplar tronco familiar. Entonces hizo pareja con el señor Coronel Don Esteban Cantú, que en 1915 fue Jefe Político y Comandante Militar del entonces Distrito Norte de Baja California. Dos años después le agregaron un nombramiento: Gobernador.   El segundo empresario fue don Gustavo Vildósola, también mexicalense y en 1985. Lo simpático resultó que tan distinguido personaje nunca le hizo la lucha para ser candidato. Le cayó la buenaventura política de puritita casualidad. En realidad su hermano andaba peleándola. Pero en el PRI se confundieron con los nombres y destaparon a Don Gustavo. Cuando se dieron cuenta de su error, no pudieron recular. El error del PRI era como los embarazos: no se podía ocultar. Afortunadamente Don Gustavo no lo hizo tan mal como legislador. Fue, entre paréntesis, el pionero de la famosa armadora de tractocamiones Kenwhort. Desde 1958 y a la fecha solamente un par de empresarios más nos representaron en el Senado: El Ingeniero de Tecate César Moreno Martínez de Escobar y el tijuanense Ricardo González Cruz. Este caballero, llegó a la Cámara supliendo al Licenciado Héctor Terán Terán cuando fue propuesto a Gobernador del Estado en 1995.   Entre 1888 y 1944, diecisiete militares y once civiles gobernaron Baja California. El General de División Agustín Olachea estuvo dos veces en el mando. La primera: noviembre del 31-agosto del 32. Reapareció rápido en septiembre del 32 hasta el mismo mes del 35. También gobernó el Territorio Sur de Baja California y ascendió a la Secretaría de la Defensa Nacional. Un civil estuvo igualmente dos veces en el despacho principal de Palacio estatal: el Licenciado Carlos Trejo y Lerdo de Tejada. Primero cuando Baja California era Distrito Sur e inmediatamente al convertirse en Territorio Norte. El fin del dominio militar lo marcó precisamente un empresario: Don Alberto B. Aldrete que inició el 21 de diciembre de 1946 y terminó diez meses después. Le siguió el Licenciado Alfonso García González, el inolvidable “Plumas”, que así le apodaban cariñosamente. Fue Gobernador del Territorio Norte del 46 al 52 e inmediatamente Gobernador Provisional al decretarse la conversión a Estado.   Desde ese año hubo candidatos y elecciones. Y hemos tenido como gobernadores a cuatro Licenciados en Derecho: Braulio Maldonado Sández en 1953, Milton Castellanos Everardo en 1971, Xicoténcatl Leyva Mortera en 1983 y Alejandro González Alcocer en 1998. Tres ingenieros: Eligio Esquivel Méndez en 59, Raúl Sánchez Díaz en 65 y Óscar Baylón chacón en 89. Un doctor, Gustavo Aubanel Vallejo en 64. Dos Licenciados en Administración de Empresas: Ernesto Ruffo Appel en 1989 y Héctor Terán Terán seis años después. El único intitulado fue Roberto de la Madrid Romandía en 1977.   Todos llegaron sin escándalo a la candidatura. Braulio inauguró el dedazo en 1952. A Eligio lo escogió el PRI. Sánchez Díaz ni la esperaba. Pero los empresarios de Mexicali se opusieron al amarrado José Ricardi Tirado y lo favorecieron. La convención se realizó sin problemas. Indudablemente el desamarrado tenía tanto poder político y seguidores como para tronarla pero siguiendo la tradición se disciplinó. Milton Castellanos tuvo dos ventajas: amistad con el entonces Presidente Luis Echeverría y capacidad. A Roberto lo nombró su cuatísimo presidencial José López Portillo. Xicoténcatl le ganó la competencia a Óscar Baylón Chacón, Armando Gallego y Francisco Santana, llamados a Los Pinos para “ser medidos” por el Licenciado Miguel de la Madrid. Al Doctor Aubanel y al Ingeniero Baylón los escogieron directamente en Gobernación. El primero suplió a Esquivel que se murió. Y el segundo a Xicoténcatl, virtualmente destituido por Carlos Salinas de Gortari. Cuando el Congreso del Estado recibió la orden para nombrarlos no hubo mayor problema.   En la historia bajacaliforniana solamente hay dos gobernadores realmente electos por los bajacalifornianos y no por la fuerza del PRI: Uno, aclamado candidato sin discusión, Ernesto Ruffo Appel en 1989. El otro, Héctor Terán en 95, pero al interior del PAN empujado por su antecesor en lo que casi fue un “dedazo” ante Eugenio Elorduy. El caso de González Alcocer es el más fresquecito: Debido al fallecimiento del señor Terán fue nombrado por los diputados priistas a propuesta de los panistas. Sin escándalo público, sin la orden de Gobernación, pero sí con el visto bueno. Hubo jaloneos y disgustos en el PAN antes y después de la aprobación del Congreso. Pero no se ventilaron públicamente. Es inolvidable la discusión en el Hotel Crown Plaza de Mexicali.   Solamente un empresario ha sido gobernador: Ernesto Ruffo Appel. Otros no pudieron. Le pusieron ganas y dinero pero el “dedazo” les ganó. Don Wulfrano Ruiz ante Esquivel. Ignacio Gavaldón con Eligio. Armando Gallego cuando Xicoténcatl. Martínez Palomera disputándosela a Margarita Ortega Villa. Y Francisco Pérez Tejada perdió la elección con Terán.   Y tratándose de empresarios fuertes, pocos llegaron a la diputación local: Don Miguel Calette Anaya en 1953, Alfredo Aldrete Peláez en 59 y Guillermo Castellanos Gómez en 59. Por cierto, este hombre jamás se embolsó ni sueldo ni dietas. Donó hasta el último centavo a los necesitados. Otros empresarios decidieron no buscar posiciones electorales, pero inteligentemente tuvieron el control político. Tres siempre me llamaron la atención: En Tijuana, don Alfonso Bustamante Labastida tuvo hasta influencia como para colocar a su amigo Enrique Villegas Leyva en la Tesorería estatal, o su pariente don Manuel Quiroz Labastida como alcalde. O ser indispensable en los ayuntamientos, especialmente en el de Francisco López Gutiérrez de Tijuana, o el Gobierno estatal de Roberto de la Madrid Romandía. Apoyó económicamente al PRI pero actuó con tanta sutileza como para tener metidas las manos en las decisiones del partido. También don José Fimbres. Le ofrecieron un puesto estatal en el sexenio robertista y declinó. Pero es un observador meticuloso de la política. Por eso lo consultan y se le respeta.   En Mexicali, el hombre clave, Mario Hernández Maytorena. Era obligado consultarle y prácticamente tener su aprobación para designar candidatos. A Mario le ofrecieron pero no aceptó la presidencia municipal de Mexicali. Otra vez estuvo a punto de lanzarse por el PAN para enfrentarse al impopular General Hermenegildo Cuenca Díaz. Entonces personalmente el Presidente López Portillo le pidió que no lo hiciera y discretamente se retiró. Pudo ganar fácilmente la elección, pero a tiempo decidió no competir. Primero, atendiendo el llamado presidencial y tanteando que su candidatura podría causar disturbios.   Tomado de la colección “Conversaciones Privadas”, de Jesús Blancornelas.


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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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