La fiesta brava y la charrería han estado ligadas a lo largo de los años, tal vez no se pueda entender dicha relación, pero existe, hay y hubo toreros dedicados a la citada actividad sobre los caballos. Puede recordarse a Ponciano Díaz, Manolo Martínez, Mariano Ramos, Joselito Huerta, Jerónimo y muchos más. Este viernes 25 de enero, Manuel Bowser, director de la Escuela Taurina “Teresa Miret”, localizada en la Villa del Gato Bronco en Tijuana, tomó protesta como presidente de la Asociación de Charros de Baja California y se dice muy complacido de tal distinción, recayendo en la nota el momento que se llama Julián López “El Juli”, convertido en un verdadero fenómeno, por catalogarlo de alguna manera; pero la verdad que el joven Julián ya se comió el diccionario, así que lo que se pueda escribir o hablar sobre él, son letras y palabras muertas para una figura de tal magnitud que se encargó de agotar los adjetivos y los calificativos. “El Juli” somete a los toros con una suavidad pasmosa e inteligencia inusual, el mano a mano con Diego Silveti no tenía razón, en virtud que la primera figura en México es Eulalio López “Zotoluco”, de ese encuentro hubieran salido chispas ante los de Fernando de la Mora y Montecristo. Un mano a mano con “Zotoluco”, sería la locura, y si el domingo anterior en la Plaza México no quedaba un asiento, de darse tal acontecimiento habría demasiadas personas de todo el mundo peregrinando por un boleto. “El Juli” sufrió un accidente automovilístico que lo tiene ahora en un hospital, las carreteras han cobrado más muertes que las cosechadas por los toros, en este momento puede citarse a Carlos Arruza, que falleció entre el asfalto de México a Toluca, donde existe su finca y ganadería de Pasteje, hoy propiedad de sus hijos Carlos y Manolo Arruza, aunque le vendieron el hierro y parte del ganado al millonario, Carlos Peralta. Vestido de nazareno y azabache, Julián dio una lección de vida y muerte ante una Plaza México abarrotada y un ganado que mostró recorrido, son en el 46 mano a mano en el embudo de Insurgentes. “El Juli” impuso su sitio, que por cierto, no hay nadie que se lo discuta, realizó un soberbio quite por “Saltilleras” y luego bajó mucho las manos, obligando al toro a embestir; sin duda un ejemplar bravo de Montecristo, dando una gran largueza a los muletazos. Estuvo arrollador, encontrándonos con un torero de penetrante Tauromaquia, muy difícil de vencer. A su segundo lo enceló con la muleta y la plaza se convirtió en un manicomio, sacaron a Julián a hombros. Aguantó al máximo y dijo que para él era una tarde de harta responsabilidad. Sobre su primer toro, aseveró que “estaba muy hecho, tomó enseguida la muleta y fue de razonable calidad”. También Diego Silveti dio la pelea de manera decorosa, cortando una oreja.