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viernes, febrero 16, 2024
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La cargada

El miércoles 23 de enero, el presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional, César Camacho, visitará Baja California. Regresando a las formas políticas de los priistas, no estará en Tijuana, donde se concentra la mayoría de los electores del Estado, sino en la capital, Mexicali. Ahí dará el banderazo de salida a los aspirantes a cargo de elección en el proceso electoral programado para el primer domingo de julio de 2013. Hasta allá irán los pretensos para tomarse la foto, esa tan característica de la unidad tricolor y revolucionaria que por tantos años gobernó México. Los ojos estarán atentos en la mirada del presidente del PRI, en los abrazos que dé en los minutos que dedique a cada uno. Cualquier síntoma de predilección por uno u otro, podrá ser aprovechado para intentar ganar una candidatura. Interesante será ver si el ex convicto Jorge Hank se apersona con el dirigente del que dice su partido, pues conocido es en el círculo presidencial -que incluye la cúpula tricolor- la distancia que Enrique Peña Nieto mantuvo y mantiene sobre quien fue detenido por acopio de armas.  Además que la estrategia de los hankistas es no hacer nada; ni campaña, ni actos, ni utilización de redes sociales ni nada, a la espera que el sacrosanto dedazo del Presidente los unja candidatos. En contraparte, acudirán los que sí están haciendo circo, maroma y teatro para ser considerados por “los priistas”-es un decir, pues- como candidatos. El caso más notorio, el del diputado Fernando Castro Trenti, el más aguerrido y movido de los aspirantes que lleva años haciendo su lucha y su entramado para abanderar a los suyos como candidato al gobierno de Baja California. Le siguen, ya sabe, los que están en el puesto indicado y la oportunidad que da el ejercicio del presupuesto. Los tres chiflados, o sea, los tres alcaldes más sonoros: Enrique Pelayo Torres, Carlos Bustamante Anchondo y Francisco Pérez Tejada Padilla. Al primero en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI lo regañaron por tanta pelayada que comete una tras otra, y por querer imponer como candidata de ese partido a la alcaldía de Ensenada a su incondicional Sonia Blanckett, y a Alfredo Rosales y Enrique Gastélum para las diputaciones. En tratándose de Carlos Bustamante, él a lo que le apuesta es a que el brazo de Jorge Hank le alcance para darle la candidatura al Gobierno del Estado. Su lógica es que siendo la tercera opción, pueda resultar beneficiado cuando desde la Presidencia le informen al del Hipódromo que él no puede ser candidato a gobernador, por las mismas razones que un agente de Migración le retiró la visa para entrar a los Estados Unidos, muchas sospechas sobre su persona; y en esas que para consuelo de Hank, le digan que tampoco lo será su enemigo Fernando Castro Trenti… en ese hipotético escenario basa su esperanza el alcalde de Tijuana, y de hecho, el de Mexicali, Francisco Pérez Tejada Padilla. La realidad es que Carlos Bustamante declaró contundente, serio, responsable y comprometido, cuando ganó la alcaldía de Tijuana, que él serviría a los tijuanenses los tres años para los que le eligieron. Que no dejaría tirada la chamba para irse de candidato a gobernador. A la vuelta de los años y de disfrutar las mieles que proporciona el poder político y el del presupuesto, es evidente que cambió de opinión y que el compromiso, la seriedad y la responsabilidad, ya no cuentan. En el caso de Francisco Pérez, vaya, joven, simpático, agradable y hasta bonachón, no puede con la administración de la capital del Estado. Como nunca la ciudad está endeudada, los índices de inseguridad se dispararon y el abuso del poder y de la venia para la concesión de servicios, contratos y convenios, no hablan bien de sus habilidades para administrar la entidad en su totalidad. El sexto en la caballada tricolor, Humberto Lepe Lepe, pues ni qué decir. Ni en las encuestas aparece, pocos le conocen y muchos menos le identifican. Lo suyo es interés de un grupo que, por cierto, ya está fuera del País. Su madrina y amiga Patricia Paredes ya es Embajadora de México en Brasil, y su amigo Efrén Leyva, delegado del PRI en Baja California, está a punto de dejar de serlo; mientras su otro incondicional, Enrique Pelayo, nada más no da una. Interesante será ver el regreso de las formas priistas a la entidad el miércoles 23 de enero, cuando por primera vez el presidente nacional del PRI, en la Presidencia de Enrique Peña Nieto, pise tierras bajacalifornianas y sirva de emisario dedístico. La cargada estará buena.


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