La crisis económica, el desempleo y la “changarrización” de la economía, sumados a políticas de desarrollo urbano obsoletas, empiezan a generar un desequilibrio entre las áreas residenciales y comerciales. Los vecinos que habitan en calles alimentadoras de tráfico concurrido en Tijuana, exigen que las autoridades eviten que las áreas habitacionales sean invadidas y transformadas sin planeación en corredores comerciales, con la inseguridad y problemática que esto acarrea. Mientras el comercio establecido considera necesario que el Gobierno municipal imponga orden para contener el incremento desmedido del comercio informal, pero con políticas públicas sensibles, ya que detrás de cada comercio irregular hay una familia buscando subsistir. Por más de un año vecinos del fraccionamiento Villafloresta han tolerado el ruido proveniente de los Mariscos Los Pulpos, ubicado en la esquina del bulevar Las Fuentes y la calle Canal de Riego, una zona totalmente residencial de Tijuana. A pesar de la vocación habitacional del área este negocio opera como restaurante, venta de clamatos y bar con música en vivo. Cada fin de semana sin falta, las bocinas suenan a todo volumen desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana del día siguiente, “y los escándalos van en aumento”, denunció un vecino a ZETA, pidiendo la intervención de este medio para hacer pública esta situación que tanto agravia a su familia. “Necesitamos que esto se haga público, ya que no se obtiene una clausura definitiva por parte del Municipio siendo que este bar está en una zona residencial”, sostuvo el denunciante, quien calificó la situación como “vergonzosa”. Historias como éstas surgen todos los días en Tijuana, donde el crecimiento irregular del comercio ha alcanzado niveles críticos en los últimos años debido a la combinación de diversos factores económicos y sociales particulares de las ciudades del norte de México, como la continua inmigración tanto del sur del País como de los Estados Unidos, los altos índices de desempleo para mano de obra no calificada y las políticas económicas centralistas que afectan profundamente a la zona fronteriza de la república. El reporte más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, emitido en diciembre de 2012, reveló que seis de cada diez mexicanos que trabajan se desempeñan en una actividad informal, sumando un gran total de 14 millones 221 mil 779 personas, incluyendo personas que laboran por cuenta propia, microempresarios y ambulantes. El resultado ha sido la “changarrización” de la economía, es decir, a falta de empleos se buscan nuevas oportunidades de sustento económico en el comercio informal y los negocios en casa, una situación que se ha agravado en tiempos de crisis. De casa a comercio en números Estimaciones de la Cámara Nacional de Comercio de Tijuana indican que actualmente los negocios familiares comprenden el 60 por ciento de actividad mercantil del este de Tijuana. También se ha determinado que cerca del 70 por ciento de los comercios de la ciudad se encuentran ubicados en las colonias. Además del ambulantaje, convertir la cochera o el frente de una casa en el negocio familiar es una de las prácticas comerciales más populares hoy en día. En los últimos 10 meses de 2012 registrados la Dirección de Administración Urbana de Tijuana ha recibido un total de 8 mil 81 solicitudes de uso de suelo, el primer trámite necesario para iniciar un negocio o regularizar uno que ya se encuentre operando sin permisos. Eso equivale a un promedio de 22 solicitudes interpuestas diariamente. Aproximadamente una cuarta parte de esos trámites solicitan un cambio de uso de suelo de residencial a comercial. Sin embargo tan solo una de cada ocho solicitudes en promedio es aprobada, relegando a los otros siete establecimientos comerciales, que en muchos de los casos deciden hacer el cambio y operar en la irregularidad. Para la gran mayoría de los solicitantes de cambio de uso de suelo habitacional a comercial, resulta inviable cumplir con las disposiciones municipales como espacio para estacionamiento, servicio de recolección de basura privado o el visto bueno de los residentes de la zona. Los negocios irregulares con frecuencia generan conflictos entre vecinos que en casos extremos han llegado a la violencia. La falta de estacionamiento, la obstrucción del tránsito, el apropiamiento de espacios comunes, el ruido y el acumulamiento de basura son las principales molestias que llegan a provocar estos negocios improvisados. CANACO: Del ambulantaje y la competitividad Durante los últimos años la Cámara Nacional de Comercio de Tijuana (CANACO) ha registrado un “incremento desmedido del comercio informal”, esto ante una “carente oportunidad de desarrollo económico”, que genera condiciones difíciles de competitividad, por lo que los negocios en casa y el ambulantaje resultan muy atractivos comercialmente. Para el presidente de la CANACO, Karim Chalita, es responsabilidad del gobierno mantener un orden público y comercial, ya que existen negocios que por varios años no regularizan su situación. “Debe haber un reordenamiento total de la ciudad, comenzando por el primer cuadro de la ciudad, que es la cara de Tijuana ante los visitantes”, sostuvo. El Líder de los comerciantes organizados reconoce que al principio de la actual administración municipal se trabajó por poner orden, “pero esos esfuerzos no continuaron”, lamentó, consciente de que el reordenamiento del comercio informal no es una medida popular en términos políticos. “Pero la política empresarial y la política social no están divorciadas”, aseguró Chalita. “No tienes que ser un gobierno represor para hacer cumplir los reglamentos”, sostuvo. La clave de un reordenamiento comercial exitoso y comprehensivo recae en la disposición de las entidades de gobierno para ayudar a los comerciantes irregulares a resolver sus problemas de una manera sencilla y no simplemente sancionarlos por el incumplimiento de las disposiciones municipales. Zonas y cambios de uso de suelo La CANACO ha ubicado las principales zonas de Tijuana en las que prevalece el cambio de uso de suelo de residencial a comercial. En el primer cuadro de la ciudad destacan la colonia Cacho y la colonia Revolución, en donde se establecen restaurantes, cafés y bares. Es que esta zona se puede considerar como una extensión natural de la Zona Centro, la cual ha concentrado en los últimos años un porcentaje importante de la oferta turística, gastronómica y de vida nocturna de la Ciudad. La apertura de comercios en zonas residenciales del centro de la ciudad también se ha visto reflejada en las colonias Libertad, Independencia y Castillo. La delegación La Mesa también ha experimentado esta evolución urbana, sobre todo en las vialidades de alto flujo vehicular aledañas al bulevar Díaz Ordaz y cerca del crucero de la 5 y 10. Sin embargo el mayor impacto de este fenómeno socioeconómico se ha presentado al Este de Tijuana, en los grandes proyectos habitacionales. Es que en estas zonas residenciales inicialmente se pretendía tener suficientes espacios para vivir en armonía, pero con el paso de los años estos modelos de desarrollo habitacional han cambiado y no se adecúan a las verdaderas necesidades de las comunidades que construyen, cada vez más reducidas y hacinadas, con menos espacios públicos y comerciales. “Si una ciudad estuviera bien planeada se establecieran estrategias para equilibrar y armonizar las zonas habitacionales y las comerciales”, sostuvo Karim Chalita, exhortando a los gobernantes a ser igual de estrictos con desarrolladores que con los comerciantes irregulares, e incluso proponiendo que se analice, y de ser necesario modifique la Ley de Edificaciones de Baja California. Administración Urbana: “situación está bajo control” Aunque los vecinos de las zonas afectadas y el sector comercio hablan de desorden e inseguridad, para la arquitecta Mirtha Valenzuela Zamorano, directora de Administración Urbana del XX Ayuntamiento de Tijuana, el uso indebido de las áreas residenciales para fines comerciales en la Ciudad no es una situación que se encuentre fuera de control. Sin embargo, ZETA pudo constatar que no se cuenta con una evaluación integral de la situación del comercio irregular en las zonas residenciales de Tijuana. A pesar de la existencia del Programa de Desarrollo Urbano del Centro de Población de Tijuana, publicado en el 2010, éste solo sirve como un manual de procedimientos mediante el cual se revisa si es compatible el uso de suelo con la zona en la que se pretende establecer o ya se encuentra operando un negocio. Entrevistada por este semanario, Valenzuela consideró que no es fácil obtener un permiso de uso de suelo o de cambio de uso de suelo, ya que los requisitos son estrictos, es por eso que en promedio se aprueba solo una de cada ocho solicitudes interpuestas ante la Dirección de Administración Urbana (DAU). Casi todas las solicitudes son de comercios ya establecidos buscando regularizar su situación. El cambio de uso de suelo residencial a comercial representa una cuarta parte de las solicitudes. El proceso inicia con la solicitud ante la DAU, ésta se coteja con el Programa de Desarrollo Urbano para determinar si se encuentra en un bulevar comercial y de servicios. Posteriormente se realiza una inspección para verificar si altera algún uso. Las visitas de campo son realizadas por uno de los seis inspectores de la DAU, los cuales también se apoyan de los inspectores adscritos a las delegaciones y subdelegaciones de la ciudad. En total existen menos de 20 inspectores de uso de suelo que realizan en promedio cuatro a cinco visitas diarias para una ciudad de más de un millón y medio de habitantes, por este motivo se apoyan también con elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, los principales responsables de atender los reportes de inconformidades de vecinos. Su aprobación también se rige por el Reglamento de Bebidas Alcohólicas, el cual prohíbe la venta de bebidas embriagantes en envase cerrado a menos de 100 metros de otro establecimiento del mismo giro, exceptuando los establecidos en zonas hoteleras, restauranteras o turísticas. También prohíbe su venta menos de 150 metros de cualquier centro escolar, hospital o iglesia. A pesar de no tener un mapeo preciso de las zonas conflictivas para el comercio irregular en Tijuana, el diagnóstico de Mirtha Valenzuela coincide con el de la CANACO, siendo la Zona Centro, La Mesa y la zona este de la Ciudad las áreas que acaparan la mayor parte de las solicitudes presentadas ante la DAU. La apertura de tiendas de abarrotes o carnicerías, los cafés internet, las papelerías y las estéticas, los giros comerciales más solicitados. Para la Funcionaria municipal una de las soluciones más viables es la de “Vivienda Productiva”, mediante la cual las casas habitación puedan combinar armónicamente el uso de su vivienda con una actividad comercial familiar. Este proyecto se ha venido desarrollando desde hace un par de años, y aunque no obedece a una propuesta propia del gobierno o de las empresas inmobiliarias sino a la realidad social, podría ser una de las alternativas de solución a la situación actual. Paliativo a la crisis financiera que evidentemente no brinda solución a los problemas de inseguridad que este fenómeno económico está generando en las zonas habitacionales de la ciudad. Por lo que las comunidades afectadas insisten en reclamar que sus autoridades analicen el problema en toda su amplitud en búsqueda de una solución integral, que no otorguen permisos irregulares para favorecer a empresarios, que realicen operativos para cerrar los locales que no tienen licencias de operación, y no renueven las anuencias que se hayan otorgado de forma anómala. Solo que apliquen la Ley.