La segunda semana de enero de 2013, los diputados locales de Chiapas vieron las barbas de su vecino cortar y pusieron las suyas a humedecer; decidieron reducir su sueldo a la mitad -ahora es de 33 mil pesos-, mientras diez ex alcaldes de aquella entidad eran detenidos por presuntos “delitos de peculado, ejercicio ilegal del servicio público y asociación delictuosa”. A cuatro ya les dictaron auto de formal prisión. También debieron sentirse presionados porque desde la última semana de diciembre de 2012, el gobernador de su estado, Manuel Velasco Coello, había propuesto y le aprobaron la misma disminución salarial para él y sus secretarios, como parte de un plan de austeridad al que invitó a todos los integrantes de las administraciones chiapanecas. Estos funcionarios ahorradores manifestaron que “la reducción de las percepciones de los servidores públicos no es un acto populista, sino de solidaridad y congruencia”. Por la razón que haya sido, seguramente ésta es la primera vez en mucho tiempo que el resto de los mexicanos -de entrada los bajacalifornianos- envidian a los chiapanecos porque en el sexenio Peña Nieto, fueron los primeros funcionarios del país en tomar medidas realmente drásticas respecto a las crisis financieras que afectan a los gobiernos mexicanos en sus tres órdenes de gobierno. Y además empezaron por la casa. Frente a ese 50 por ciento anunciado por estos mexicanos sureños, hasta la reducción del 5 por ciento a los salarios de mandos medios y superiores en el Gobierno de la República, anunciada por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, se escucha insuficiente y desconsiderada con el pueblo, con todo y sus pretendidos 2 mil millones de pesos que según ellos, van a economizar. El deseo ciudadano ahora es que este repentino y plausible despertar de conciencia entre legisladores alcance al resto de los estados y a los costosísimos diputados federales, quienes continúan tomando decisiones ignorantes y abusivas respecto al presupuesto, eso sí, en total coordinación y armonía. Desde el gasto de 6 mil 529 millones 590 mil 684 pesos para asignarle un carro del año (2013) a cada una de las 56 comisiones, los siete representantes de la Junta de Coordinación Política, y once para la mesa directiva, la votación mayoritaria de una Ley Laboral llena de lagunas, o la reciente aprobación en solidaridad con el Presidente Enrique Peña de la Ley de Víctimas. ¿Acaso el secretario de Hacienda no ha dejado claro un día sí y el otro también -desde que asumió el puesto, pero especialmente esta semana- que no hay dinero? Porque de poco sirve una populista y tramposa aprobación en papel, si no hay recursos para que se compense económicamente -con máximo de 1 millón de pesos- a todas las víctimas de delitos graves que hayan resultado en incapacidad mental, física, secuestro o muerte; en cuyo caso los beneficiarios son los deudos, quienes además recibirán becas educativas y servicios médicos. La pregunta es simple a partir del 20 de febrero de 2013 -entrará en vigor 30 días hábiles después de su publicación-: ¿De dónde saldrá el dinero para hacer esos gastos?, que por cierto, si las leyes y el sistema judicial funcionaran, deberían pagar los victimarios, los asesinos, traficantes, secuestradores, extorsionadores y ladrones. No es correcto que al igual que los insultantes sueldos y beneficios de funcionarios que permiten la impunidad criminal, la indemnización de las víctimas salga también de los bolsillos de los honrados mexicanos que pagan impuestos. Contribuyentes a quienes por cierto, las entidades de gobiernos continúan ahogando. De hecho, esta semana que concluye, el secretario Videgaray dio una mala noticia tras otra. Primero advirtió que continuará el incremento escalonado mensual de la gasolina, pero en lugar de 9 centavos al mes, será de 11 centavos. Y llegado el momento, en cuanto se den las condiciones, el carburante deberá venderse en su valor real, que dista mucho del actual. Sobre aviso no hay engaño. Además, tras anunciarle a los gastadores, desorganizados e inmoderados ayuntamientos y estados endeudados que no los rescatarán, el secretario de Hacienda los conminó a “enfocarse en fortalecer la capacidad tributaria de las entidades federativas en el país, así como los ingresos públicos”, léase, deben cobrar más impuestos, de nuevo sobre el contribuyente. De la misma manera, les sugirió no adquirir créditos que no puedan pagar, racionar el gasto corriente, hacer ajustes, uso de recursos responsable y crecimiento acorde a la responsabilidad financiera. Pero dada la historia de los gobiernos mexicanos, ¿por dónde cree Usted que empezarán? Como ejemplo, el Ayuntamiento de Mexicali ya está tratando de tramitar otro crédito.