Después de confirmar dopaje en entrevista con Oprah Winfrey, el ex ciclista Lance Armstrong solo parece estar molesto por haber tenido que confesar cuando las pruebas y los testimonios apuntaron hacia su culpabilidad y le fueron retirados los siete títulos del Tour de France y la medalla olímpica de bronce de Sidney 2000. El estadounidense reconoció problemas de carácter y hasta se desconoció cuando vio videos de ocasiones anteriores en que negó el uso de sustancias prohibidas. Se describió como un hombre que se sintió invencible y admitió que, a pesar de estar en terapia, sigue siendo ese personaje dispuesto a hacerlo todo para ganar. Ex compañeros han hablado públicamente acerca de las amenazas por parte de Armstrong si lo delataban. Si bien, en la entrevista negó haber involucrado a sus compañeros y hasta aseguró no haber tenido control de quienes conformaban el equipo (cuando era accionista y capitán del equipo, por lo tanto, sí tenía control de ello), aceptó su hostigamiento y falta de respeto a un sinfín de personas. ¿Qué sigue después de la confesión? Hoy viernes la Unión Internacional de Ciclismo (UCI) sostendrá una reunión para abrir una investigación en el caso de Armstrong y el organismo procurará advertir a los ciclistas en activo acerca de las consecuencias del dopaje, así como las consideraciones a quienes confiesen de manera inmediata. Armstrong se quejó de su sanción de por vida, mientras otros solo reciben seis meses de castigo por no negarlo durante un lapso prolongado. La Agencia Mundial Anti Dopaje (WADA, por sus siglas en inglés) no se conforma con la entrevista y pide un cuestionamiento directamente con el organismo. Poco probable que suceda, Armstrong se ha negado a señalar a todos los involucrados en administración, tráfico, uso y encubrimiento de dopaje, o bien podría optar por ventilar todo al estilo de José Canseco en venganza a quienes lo “echaron de cabeza”. Floyd Landis, ex compañero de equipo, ex ciclista dopado y sancionado, ex ganador del Tour de France, prácticamente fue quien inició el escándalo que aparentemente había desaparecido tras el retiro de Armstrong y su resultado no satisfactorio cuando regresó temporalmente a la carrera francesa. Algo que no es secreto, a la gente le gusta el escándalo, es casi común ver confesiones de celebridades estadounidenses. Las lágrimas de Lance cuando habló de sus hijos no lavan el error ni lo libran del bajón multimillonario que le espera. El caso de dopaje de Lance Armstrong es el mayor revuelo por sustancias prohibidas desde las comparecencias ante un Gran Tribunal por el uso de esteroides en Grandes Ligas. Realmente no se resolvió el problema en el Beisbol. La confesión de Armstrong llega de manera paralela al descubrimiento de la relación ficticia del linebacker de la Universidad de Notre Dame, Manti Te’o. El canal de Oprah Winfrey abrió su señal a nivel internacional por internet y la entrevista fue reproducida por otras cadenas, como Discovery. Además de los millones de televidentes (4.3 millones solo en la primera parte en Estados Unidos), la entrevista ha sido reproducida en cientos de miles de ocasiones en páginas de videos. El escándalo es buena televisión.