Con 10 millones de pesos como presupuesto, los Consejeros del Instituto de la Transparencia y Acceso a la Información de Baja California, solo pueden hacer dos cosas: pagarse sueldazos –más aguinaldo de 60 días– y nadar de muertitos. El nivel de transparencia en el estado es muy pobre y los consejeros ricos. De esos diez millones de pesos anuales, a cada uno de los tres consejeros propietarios les tocan 807 mil 574 pesos, pero sumando el sueldo de los 17 trabajadores de la transparencia, se gastan en pagarse, 6 millones 232 mil 152 pesos con 60 centavos; eso sin contar el aguinaldo, las vacaciones y un largo etcétera. Es más, para que vea qué poco transparentes son, en su nómina cada titular aparece con un sueldo diario de 833.33 pesos, pero con una compensación diaria de mil 566.67 pesos; con todo, en dos años de función han recibido 96 solicitudes de revisión de información e iniciado recursos de revisión para obligar a los gobiernos a proveer los datos y otorgarlos al ciudadano. Significa ello que cada recursito le ha costado al estado unos cien mil pesos. Utilizando el presupuesto para pagar sueldos, viajes, automóviles, viáticos, aparatos electrónicos, comunicaciones y cursos, nada queda para supervisar la transparencia en los más de 500 sujetos obligados que existen en la estructura gubernamental local. Poco hacen por la transparencia pero mucho cobran los consejeros Adrián Alcalá Méndez, Eréndira Maciel López y Enrique Gómez Llanos.