Con su mano dura en la cintura, don Carlos Bustamante echó de la nómina a Ramón Anguis. Lo despidió. En la edición anterior, en esta columna, se publicó que Anguis, ex jefe ministerial en el gobierno panista de Elorduy y asesor jurídico del actual ayuntamiento de Tijuana, recibió a puerta cerrada a Andrés Manuel López Obrador en su casa para la asamblea de MORENA. El texto se leyó a partir de viernes, día de circulación de ZETA; el lunes a primera hora ya le habían pedido dejar la oficina al ahora pejista. Tan intolerante de las diferencias partidistas que Bustamante hizo el drama y detrás Toño Cano y Alcides Beltrones apoyaron la rabieta. Ahora, otros se frotan las manos para acomodar a los amigos en ese puesto. Por ejemplo, Martha Almanza, enlace de la Secretaría de Seguridad Pública (despedida el año pasado de la PGJE y cobijada por Alberto Capella), Almanza empuja a su protegida María Guadalupe Linares, secretaria de acuerdos. Para evitar la desgracia, ahora el alcalde priista para esa contratación tendrá que preguntar qué preferencias electorales tienen. Mejor.