“De buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno”: Carlos Marx. Hasta el nombre es ridículo: “#Yo Soy 132”. Ese movimiento “progresista” tiene un penetrante tufo de diversión. Tufo reaccionario, anticomunista y policiaco. Tal parece estar manipulado por la policía política, por el CICEN. Si no en su totalidad, sí en gran parte. Hay quienes han llegado a compararlo con el de 1968. Helena Poniatowska, la intelectualoide y fanática del demagogo legítimo Andrés Manuel López Obrados (AMLO), es una de ellas. Escuchemos lo que declaró la ricachona dama: “Durante los últimos cuarenta y dos años me preguntan por los estudiantes. Los de ahora (se refería a “#Yo Soy 132”) son los del 68’ (La Jornada, 27 de mayo de 20012). ¡Qué grandísima estupidez! El movimiento estudiantil popular de 1968 no era un movimiento pacifista. Ni predicaba “no quebrar ni un vidrio”. Sino todo lo contrario. Terror cerval infundido a la clase burguesa en el poder. No por nada el régimen lo ahogó en sangre. “¡No queremos olimpiada, queremos revolución!” Eran unos de sus gritos de batalla. Pero ahora, “los del 68 de hoy” (como afirma Poniatowska) lejos de boicotear la reaccionaria diversión olímpica se regocijan por los triunfos de quienes representan al régimen usurpador. Y hasta, muchos de ellos (de “#Yo Soy 132”), van a Londres a aplaudirlos. No dudaríamos ni tantito que su costoso viaje haya sido sufragado por el gobierno calderonista. Nada extraño sería que exaltados por el pírrico triunfo: priistas, panistas, amloístas y “#Yo Soy 132”, se abrazaran y lloraran de gusto. Si esto no es despreciable y reaccionario chovinismo, entonces, ¿qué demonios es? “#Yo Soy 132” se asemeja, en lo medular, a la organización “Movimiento por la paz con justicia y dignidad” –MP JD– (“No mas sangre”), que encabeza el anarquista, trotskista, estrafalario y burgués Javier Sicilia. “Amor, poesías, chacoteo, besos y abrazos. Para todos. Para verdugos y víctimas, para decapitadores y decapitados”. Escapularios y amorosas caricias para el rufián panista Felipe Calderón. E hipócritas besos y abrazos para las madres de obreras de las maquiladores asesinadas en Ciudad Juárez. Todos caben en el corazón del desvariado Javier Sicilia. “#Yo Soy 132” A prima facie es anti PRI y anti Peña Nieto. ¿Pero qué clase de movimiento es ese que “lucha” contra un sector de la burguesía en el poder sin tocar a los otros sectores? ¿Qué acaso están ciegos y no miran que tanto el PRI como el PAN y la izquierda burguesa de López Obrador (PRD, PT y MC) son una reaccionaria hidra de tres cabezas? Todos ellos feroces cancerberos de la fortaleza capitalista. El repugnante pacifismo tolstoiano, que los actuales líderes han impuesto, es el afán para mantenerlo dentro de la reaccionaria legalidad burguesa, “sin quebrar ni un solo vidrio”. Sin arremeter contra los opresores. Es una forma de acallar a los manifestantes sinceros, de corazón limpio, que participan en esa grotesca pantomima, y conservarlos como mansos corderitos para que no salten las trancas marcadas por el maldito régimen policiaco. Tal pacifismo significa amordazamiento. Significa luchar, contra monstruos y dinosaurios, con espadas de cartón. Una completa estupidez. Para luchar y poder vencer a los tiranos se necesitan filosas espadas de acero. El pacifismo de “#Yo Soy 132” significa sometimiento total al poder burgués. Mas sin embargo, en su interior, es claro, los liderzuelos no tienen nada de pacifistas, son unos rabiosos anticomunistas. Pobre de aquel manifestante que pronuncie una palabra contra los fascistas del PAN o contra la izquierda amloísta porque entonces feroces mastines caerán sobre él. Y aun así tienen el cinismo de hablar de libertad de expresión, de libre manifestación de las ideas, etc., etc. Eso confirma que tal algarada está dirigida por discípulos de Augusto Pinochet. La juventud honrada debe de entender esto: las armas de fuego no se combaten con pistolas de agua. Ni con flores, ni con vocablos amorosos y poesías. Mucho menos pintándose la cara como payasos o brincando como changos de circo. Si de verdad se quiere doblegar al criminal usurpador priista Enrique Peña Nieto y al régimen que lo protege, deben de darle seriedad a la lucha. Deben desechar la chacota. Sobre todo saquen a patadas a esos rabiosos porros que actualmente están dirigiendo las marchas. Abajo con López Obrador, con Javier Sicilia y con toda su reaccionaria predica pacifista que adormece y maniata la protesta popular. A enarbolar las banderas de Ricardo Flores Magón, de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez. Abajo con la protesta apaciguadora que no sirve para nada. A no ser para que se carcajeen de ellas los sátrapas burgueses en el poder. El “#Yo Soy 132”, es un movimiento, en gran parte, de pirrurris, de despreciables pequeños burgueses. Nacido de las entrañas de la clerical y reaccionaria Universidad Iberoamericana. Legión de júniors quienes, al parecer, en estas vacaciones decidieron irse de aventura por las calles de la ciudad mostrándose como gente simpática y defensora de causas nobles y populares. Hay que recordar que la que fuera candidata del PAN, la pinochetista Josefina Vázquez Mora, es egresada de esa reaccionaria Universidad clerical. Y que cuando se presentó, en campaña, en ese pomposo recinto ni un solo reclamo ni un denuesto recibió de la perfumada juventud. “Olvidaron” los burguesitos de la Ibero que quien aplastó con saña a los atenquenses fue el orangután fascista Vicente Fox, gobierno del cual ella formaba parte. “¡Qué señoritos tan desmemoriados!” Además deben de saber que en la barbarie contra Atenco confluyeron: el gobierno priista del Estado de México comandado por Enrique Peña Nieto; el gobierno federal panista de Fox, y el presidente municipal perredista Nazario Gutiérrez, de Texcoco. Los tres apretaron el cuello, con fiereza, sobre los valerosos ejidatarios de Atenco. “Uno no puede ponerse a favor ni de uno ni de otro (se refería a la PFP y a los atenquenses). Los dos son iguales de violentos”. Eso fue lo que declaró Andrés Manuel López Obrador al día siguiente de la brutal represión. El demagogo legítimo durante toda su campaña de 2006 jamás se paró en Atenco. Miedo tenía de ser apedreado, por lo menos, por su reaccionario proceder. Todos estos niños bien, una vez que se cansen de su “sacrificada lucha” o que se reinicien las clases en sus respetivas escuelas retornarán a sus lujosas residencias con “papi” y “mami”. “Cansados de luchar por el pueblo”. A los niños popis del “#Yo Soy 132”, les queremos recordar que los ejidatarios de Atenco no ganaron su lucha por medios pacíficos, ni mucho menos con flores, poesías y “amoroso” verbo. Vencieron a sus enemigos y a sus rabiosos dobermans con lucha férrea, empuñando con iracundia, pavorosos y afilados machetes. De no haberse levantado con resolución no hubieran vencido. Y Atenco hoy sería propiedad de los imperialistas españoles, quienes iban a ser los beneficiados con el despojo de sus tierras. Nosotros los marxistas-leninistas-stalinistas tenemos la esperanza, y para eso trabajamos con ardor, de que la juiciosa juventud proletaria, los honrados jóvenes trabajadores que participan en “#Yo Soy 132” (que sin duda alguna representan un considerable número) tomen con valor la dirección de ese movimiento, se lo arrebaten a los malditos burgueses que hoy lo conservan, y lo conduzcan contra los autócratas en el poder. No sólo contra Peña Nieto y los criminales priistas. Sino contra todo el maldito gobierno, contra todos los partidos burgueses. De derecha y de izquierda reaccionaria. La juventud auténticamente progresista, socialista y revolucionaria, debe de luchar porque el movimiento se encamine hacia los lugares en que se encuentra el pueblo, la clase explotada, los proletarios. No permitir, por ningún motivo, que éste sea encajonado en las perfumadas aéreas turísticas y de gran pompa. Jóvenes pertenecientes a la clase trabajadora: Hay que luchar para vencer. No para lucirse (como lo hace la taimada pequeña burguesía). Luchen con fuerza porque la dirección del movimiento pase y se mantenga en sus manos y para que éste adquiera un carácter recio, serio y combativo. Esfuércense porque las marchas se realicen en los lugares donde viven las masas pobres. Que su lucha sirva, al menos, para despertar animosamente a los esclavos proletarios. De esta forma su movimiento se ganaría el profundo aprecio y la simpatía del pueblo. Si logran esto, se les aplaudiría con entusiasmo. Entonces sí se podría decir, con apego a la realidad, que han heredado algo de los heroicos y valerosos jóvenes del movimiento estudiantil popular de 1968. Pero, si esto no llega a suceder se les seguirá viendo como charlatanes, como bichos raros. Y seguirán recibiendo elogios de los reaccionarios amloístas de la prensa burguesa (de los criminales de Televisa y Tv Azteca, sobre todo), y de los fascistas. ¡Abajo con el maldito pacifismo reaccionario! ¡Contra la violencia reaccionaria, la violencia revolucionaria! ¡Revolución o muerte… venceremos! Javier Antuna Correo: lahojadeltrabajador@yahoo.com