Una institución de caridad nunca había recibido ninguna donación de uno de los abogados más ricos de la ciudad, un judío. El director de la institución decidió ir personalmente para entrevistarlo… – Nuestros registros muestran que usted gana más de $3.000.000 por año y nunca dona nada, ni un poquito de dinero para nuestra caridad. ¿Querría contribuir ahora con algo? El abogado respondió: – ¿Sus registros muestran que mi madre está muy enferma y que sus gastos médicos están muy por encima de su renta anual de jubilación? – Ah, no, murmuró el director. – ¿De que mi hermano más joven está ciego y desempleado? El director ni abrió la boca… – ¿De que el marido de mi hermana murió en un accidente y la dejó sin dinero y con cinco hijos para criar? El abogado ya tenía un tono de indignación… El director, sintiéndose humillado, dice: – Disculpe pero no tenía la menor idea de todo eso. – ¿Sus registros tampoco muestran que tengo a mi padre diabético, cardiaco y en silla de ruedas desde hace más de diez años? – No señor… – ¿Y tampoco verificaron que tengo dos sobrinos sordomudos? Preguntó el abogado… Silencio del director. – ¿Y encima de eso mi hermano mayor quebró la empresa y perdió todos sus bienes? – ¡No, absolutamente no, señor! Respondió el director avergonzado con el papelón que estaba haciendo – Entonces, dice el abogado, ¡¿SI NO LE DOY NI UN CENTAVO A NINGUNO DE ELLOS, POR QUÉ DEMONIOS TENDRÍA QUE DARLES ALGO A USTEDES!!!??? Autor: Empresario libanés-mexicano.