Cabo San Lucas, Baja California Sur.- Cuando el narcomenudista José Guadalupe Sández López “El Dócil” fue atacado la madrugada del 27 de diciembre de 2015 en la banqueta del bar Las Divinas en plena Zona Dorada de este destino turístico, era hombre muerto. Semanas antes, la víctima de 24 años, según la versión de amigos y familiares, había sido amenazada de muerte por el jefe de la plaza del narcomenudeo en San José del Cabo, José Guadalupe Acosta López “El Javi” o “El Javier”, tras haber desertado de su grupo delictivo e integrarse a la célula criminal de Los Mayitos. Las primeras investigaciones señalan que el narcomenudista fue puesto por uno de sus cuatro acompañantes, cuando la noche del 26 de diciembre fueron a festejar el segundo aniversario del club nocturno, donde hasta las seis de la mañana actuó el grupo de narcocorridos Revólver Cannabis. Cuando “El Dócil” fue atacado, los homicidas ya tenían conocimiento de que estaba desarmado e iba vestido con una camisa tipo polo de color blanco con negro, pantalón de mezclilla color azul, tenis color negro y una gorra negra con bordado blanco en la parte frontal. También sabían quiénes lo acompañaban y a qué hora saldría del bar. Lo estaban esperando para cazarlo y asesinarlo. Por eso, después de salir del establecimiento comercial en completo estado de ebriedad y solicitar al valet parking la entrega del vehículo de uno de sus acompañantes, los dos matones no tardaron ni cinco minutos en aparecer caminando sobre la banqueta vestidos de negro, desenfundaros sus armas y comenzaron a dispararle a quemarropa en la puerta del negocio. Los sicarios iban por “El Dócil”, ya que cuando sobrevino la balacera, los primeros cinco disparos fueron en su contra, dos de los cuales pegaron en el blanco, uno en el cuello y otro en la tráquea, y tres más incrustados sobre la puerta de madera del bar. Entre la lluvia de balas, el amigo y brazo derecho del occiso, Sergio Palomares Gavarain “El Yeyo” -tras darse cuenta que había caído al piso- todavía lo levantó y trató de protegerlo, cargándolo y corriendo como pudo, alrededor de una cuadra y media, pero en el trayecto fue alcanzado por los sicarios y escuchó dos detonaciones más, una de las cuales le pegó en el glúteo derecho y cayó, gritando al “Dócil”: “¡Corre, corre! ¡Vienen por ti!”, por lo que en el piso, volvió a escuchar dos detonaciones más, sintiendo un disparo en el abdomen, y al voltearse, observa al cuerpo de su amigo tirado en el piso sobre la calle Leona Vicario, entre 16 de Septiembre y Bulevar Lázaro Cárdenas, en pleno centro de Cabo San Lucas, Baja California Sur. Una vez cometido el crimen, los asesinos se esfumaron y nadie de los pocos testigos pudo ver el rostro, tampoco supieron hacia dónde se dirigieron tras perpetrar el homicidio, por falta de alumbrado público en ese punto de la Zona Dorada. Familiares y amigos de Sández López describieron a los matones de la siguiente manera: * Un sujeto de complexión delgada, aproximadamente 1.75 metros de altura, tez clara y alrededor de 26 años, vestido con camisa oscura y gorra negra. * Un hombre de complexión regular, aproximadamente 1.65 metros de altura, tez clara y de entre 30 y 32 años, vestido con sudadera y gorra negras. El ataque La madrugada en que fue ejecutado el narcomenudista, originario de La Paz y quien se hacía pasar como vendedor de mariscos, iba acompañado de las siguientes personas: * Sergio Palomera Gavarain “El Yeyo”, quien tiene antecedentes penales por el delito de robo de vehículo. * Marino Medina Gómez “El Marino”, con antecedentes penales por narcomenudeo. * Enrique Gutiérrez Rivera, inspector de la Coordinación de Inspección Fiscal en San José del Cabo. * Iván Miramontes Gámez. “El Marino” explicó a las autoridades que los cuatro llegaron alrededor de la una de la madrugada, después de haber viajado desde San José del Cabo a Cabo San Lucas, a bordo de una camioneta Chevrolet Captiva color guinda, propiedad de la hermana de Enrique Gutiérrez Rivera. Ya dentro de Las Divinas empezaron a consumir bebidas embriagantes hasta que terminó la presentación del grupo Revólver Cannabis, alrededor de las seis de la mañana, en cuyo baile también estuvieron presentes las hermanas del narcomenudista, Gladis Nubia López Álvarez y Johana Sández López. Después de salir del bar, el inspector de la Coordinación de Inspección Fiscal de San José del Cabo solicitó al valet parking del bar, traer el vehículo, y fue justamente en ese momento cuando sobrevino el ataque armado. Los dos sicarios vestidos de ropa y con gorras negras aparecieron repentinamente en la acera del establecimiento. El primero traía en su mano derecha una pistola escuadra, y comenzó a caminar en dirección hacia el grupo de “El Dócil”, acompañado de un segundo sujeto, el cual iba desenfundado el arma. El primero de los matones levantó su pistola y apuntó a José Guadalupe, trató de disparar, pero la pistola se trabó, entonces la bajó, volvió a cortar cartucho y comenzó las detonaciones. Con los disparos, tres de los cinco acompañantes salieron corriendo y solo se quedaron frente a los matones “El Dócil” y su amigo “El Yeyo”, este último tratando de salvarle la vida. Mientras Enrique Gutiérrez Rivera e Iván Miramontes Gámez desaparecieron de la escena del crimen, “El Marino” observó en la esquina del bar a una persona que subía en un vehículo Chevrolet Spark, por lo que desesperado y temiendo ser asesinado, comenzó a golpear al dueño, lo bajó del vehículo y huyó en él cuando escuchó dos detonaciones más. El acompañante de “El Dócil” logró salir de la escena del crimen y aceleró la unidad hasta llegar al semáforo del Bulevar Lázaro Cárdenas y Calle Morelos (contra esquina de la tienda Liverpool), giró en “U” con toda la intención de regresar a San José del Cabo. Sin embargo, al llegar a la altura del semáforo de Banamex, volvió a girar en “U” y regresó por sus compañeros a Las Divinas, tocando el claxon en repetidas ocasiones, pero nadie apareció, por lo que volvió hacer la misma operación y huyó a San José del Cabo, a bordo de la unidad robada. En el trayecto, una patrulla de la Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de Los Cabos, apareció y observó que la unidad iba a exceso de velocidad, por lo que le marca el alto, pero hace caso omiso, y entonces inicia una persecución que termina en una tienda Oxxo en el fraccionamiento Colinas Plus en San José del Cabo. Marino fue detenido y trasladado a los separos de la Policía de la cabecera municipal de Los Cabos. La investigación Ya en manos de la Policía, Medina Gómez terminó por aceptar que venía huyendo de Cabo San Lucas, porque “habían ejecutado a su jefe en el bar Las Divinas”, de quien era “escolta” y se dedicaba a la venta de droga. Visiblemente nervioso, “El Marino” dijo que sabía que “El Dócil” había estado operando para el grupo criminal de José Guadalupe López Rivera “El Javier”, en San José del Cabo, pero escasas tres o cuatro semanas atrás había desertado para integrarse como jefe de unos compas que controlan el negocio en Cabo San Lucas y La Paz, pero aseguró desconocer “quiénes sean o cómo se llamen”. La noche del ataque, “El Dócil” había tenido un altercado con una persona del sexo masculino dentro del baño del bar, pero Marino no supo decir con quién y por qué, solo que había sido por un comentario de su patrón, cuando se había metido al sanitario del establecimiento a consumir cocaína. La versión de “El Marino” coincide con el testimonio de Sergio Palomera Gavarain “El Yeyo” quien tras ser interrogado cuando era auxiliado por cuerpos de seguridad, terminó por delatar que Sández había sido amenazado tres semanas anteriores por su anterior jefe, el mentado “Javier”. Incluso, “yo tuve conocimiento que la hermana de José Guadalupe, de nombre Gladis Nubia López Álvarez, unas personas fueron a verla y la cuestionaron por ‘El Dócil’, preguntando dónde vivía y quién le estaba vendiendo la droga que estaba trayendo de Cabo San Lucas y La Paz”, citó textualmente. Completamente desencajado, “El Yeyo”, aceptó saber que su amigo era vendedor de droga de Los Mayitos y tenía una fuerte adicción a la cocaína. Las primeras investigaciones oficiales de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) sobre el ataque armado en Las Divinas, arrojaron que “El Dócil” aparentemente fue puesto por uno de sus acompañantes de esa noche, particularmente se sospecha de Enrique Gutiérrez Rivera, por tres razones: * Desde el ataque no aparece por ningún lado, y es el único que no ha rendido declaración oficial en torno a los hechos sangrientos, por lo que se presume, está oculto con la protección del grupo criminal de “El Javier”. * La noche del crimen, desde su celular (624) 110-5771 hubo cruce de información entre el sospechoso y los presuntos asesinos vía mensajes de texto y WhatsApp. * Una llamada y mensajes que Gutiérrez habría cruzado con el comandante de la Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de Los Cabos, Paúl Fiol Contreras, donde hablaron que “El Dócil” estaría la noche del 26 de diciembre en Las Divinas y, se presume, tuvo participación en la planeación y logística del crimen del narcomenudista, en virtud de que a pesar de haber una comandancia justamente enfrente del bar, y sospechosamente no apareció agente alguno ni tampoco ninguna patrulla, hasta después 30 minutos de haberse perpetrado el ataque armado, cuando ofrecieron todas las facilidades para que los sicarios pudieran escapar a pie. En la identificación de los sicarios, la PGJE poco o nada ha podido avanzar, por las siguientes razones: * Las cámaras de seguridad del bar no sirven, y por lo tanto, no hubo manera de revisar las videograbaciones antes, durante y después del ataque armado. * La única cámara de seguridad del llamado C-2 de Seguridad Pública en esa parte de la Zona Dorada, está dirigida hacia la plaza Puerto Paraíso y, por lo tanto, no captó el momento de la agresión. * Los dos sicarios no pudieron ser identificados del rostro, porque las lámparas del alumbrado público de esa zona no funcionan, y por lo tanto, es imposible hacer un retrato hablado. Por lo anterior, la investigación prácticamente se elabora a base del levantamiento de testimonios que en un momento dado permitan identificar a los autores materiales del ataque. Lo cierto es que las tres pistolas utilizadas en el crimen, calibres 9, 38 y 45 milímetros, según el estudio de balística de la PGJE, es armamento relativamente nuevo que hasta ahorita no había sido utilizado en la guerra entre narcomenudistas. Los crímenes A pesar del veto informativo relacionado a “delitos de alto impacto” u “homicidios dolosos” por parte de la PGJE y de la Subsecretaría de Seguridad Pública estatal, bajo el pretexto de la transición al Nuevo Sistema de Justicia Penal y el intento desesperado del gobierno de Carlos Mendoza Davis por ocultar y pretender maquillar la ola de crímenes de las últimas semanas en La Paz y Los Cabos, es más que evidente el recrudecimiento de la violencia por el control de la plaza del narcomenudeo entre las células criminales de José Guadalupe Acosta López “El Javier” y nuevo cabecilla de Los Dámaso; y el de Luis Antonio Montoya Beltrán “El Artista” o “Don Carlos”, del bando de Los Mayitos. Después de una aparente calma en La Paz, los reacomodos de los grupos delictivos siguen generando levantones, ejecuciones y ataques armados para alinear a los rivales, aunque en menor grado que la anterior administración. La primera semana de noviembre de 2015, ZETA publicó el reportaje “La guerra que se viene”, donde adelantó -con base en reportes de inteligencia federal y militar- la nueva pugna que se estaba gestando entre las células criminales de Dámaso López Serrano “El Mini-Lic” e Ismael “El Mayo” Zambada por el control de la venta, distribución y trasiego de droga en Los Cabos, dejando entrever el posible resurgimiento de la violencia en La Paz, de no tomarse las medidas conducentes para evitar un choque entre organizaciones criminales. No obstante, según un integrante del Grupo de Coordinación de Seguridad Pública, desde el mismo gobierno de Baja California Sur es promovido este choque inevitable, porque “los mandos altos y medios de la Policía Estatal Preventiva y de las corporaciones municipales de Los Cabos y La Paz, están operando para ambos grupos criminales, ofreciendo no solo protección, sino deteniendo a las vendedores de droga de los grupos antagónicos, bajo cualquier pretexto, algunos incluso cuando son detenidos limpios, cargando con droga y consignados para presentar trabajo. “Esta combinación puede ser el detonante más peligroso de un nuevo enfrentamiento armado, donde incluso podría haber homicidios hasta de policías”, advirtió el miembro del grupo interinstitucional consultado por este Semanario, y según evidencias, “la propia Policía está metida y participando activamente, como es el caso del comisario de la Policía Estatal Preventiva, Francisco Javier Montaño Romero, originario de San José del Cabo, y quien sin un perfil policiaco, y tan solo por ser amigo entrañable del secretario general de Gobierno, ordena a su gente más cercana acciones a favor de Los Dámaso”. El integrante del Grupo de Coordinación de Seguridad Pública explicó que “la evidencia más absurda de todo esto es que todos los detenidos por la Policía Estatal Preventiva, son solo consumidores de droga o vendedores, pero hasta ahora, junto con las policías municipales de La Paz y Los Cabos, ninguno detiene a los cabecillas del narcomenudeo, lo que no resuelve el problema de fondo”, como cuando en febrero de 2015 se capturó al ex jefe de la plaza del narcomenudeo de la Paz, Rolando González Moreno “El Compadrón”, por parte del Ejército Mexicano. En la investigación de los cabecillas del narcomenudeo, “hasta la PGR está ausente, y no actúa, a pesar de saber quiénes son y dónde se mueven los jefes del narcomenudeo”. De hecho, tras la ejecución de “El Dócil”, es la primera vez que el nombre del jefe de la plaza del narcomenudeo en San José del Cabo, José Guadalupe López Rivera “El Javier” o “El Javy”, figura en un expediente criminal, a pesar de ser señalado de haber ordenado varios crímenes en los últimas semanas en Los Cabos y La Paz, inclusive de haber ordenado colgar algunas mantas en puentes de Cabo San Lucas, lanzando amenazas y advertencias contra Los Mayito”. El integrante del Grupo de Coordinación de Seguridad Pública agregó que algunos de los crímenes se cometen con arma blanca para no dejar rastros de armamento y así confundir a las autoridades, bajo supuestos homicidios de “riñas”, lo que termina por caerse en términos reales, cuando salen a relucir los antecedentes penales de las víctimas. Los ataques atribuidos al nuevo jefe criminal de la organización delictiva de Dámaso López Serrano “El Mini-Lic”, quien abrió un frente de batalla en La Paz en contra de Los Mayitos y los reductos del grupo de Los Pepillos, son los siguientes: * El 1de enero de 2016 ordenó el crimen de una narcomenudista ligada al grupo criminal de Martín Octavio Burgueño Reyes “El Viejo Pelón”, del desaparecido grupo de Los Pepillos y supuesto sucesor del ex jefe de la plaza de la Zona Sur de La Paz, José Fernando Torres Montenegro “El Pepillo”. Los asesinos llegaron a bordo de tres vehículos -un Jetta y dos camionetas Ranger y Cherokee-