Los ves por doquier. La mayoría de las veces te portas indiferente. Finges no verlos hasta que alguno se acerca a “limpiar” tu automóvil y el que hasta hace unos segundos no existía, de repente es real y desesperadamente le haces algún tipo de gesto para indicarle que no deseas sus “servicios”.
A veces te sientes altruista y les das unas monedas o algo que te sobre en el carro, como restos de alimento o una botella de agua (nueva o a medio uso). Total, si buscan comida en los botes de basura, piensas que lo que tú les des está en mejor estado, pero tu “ayuda” en realidad no sirve. Al contrario.
Si un indigente (sin medios para alimentarse, vestirse, etc. según la Academia) está semidesnudo en la vía pública o está haciendo sus necesidades fisiológicas; inyectándose (seguramente drogas) o está vociferando o peleando con otro vagabundo; te volteas hacia otro lado y si además llevas de pasajeros a tus hijos, les dices que no miren.
Como no los ves la mayor parte de tus días, te olvidas de ellos. Ni te imaginas, ni quieres pensar, mientras tanto, ellos están en el inframundo, sobreviviendo increíblemente a condiciones que ni los animales domésticos padecen.
Tus pensamientos hacia ellos son de desprecio. Crees firmemente que no trabajan por haraganes y que se drogan por placer. Además, muy probablemente son los que le dieron el cristalazo a tu carro, casa, oficina o negocio y que entre ellos hay asaltantes y violadores.
Con todo lo anterior, tu decisión está tomada: “no los ayudarás de ninguna manera y quisieras que desaparecieran”, por lo que le pides al gobierno que los encierre, que los quite de tu vista.
Pero la realidad es que no se van a ir por sí solos, ni el gobierno puede encarcelarlos de por vida, como tú quisieras.
Al contrario, el problema podría crecer y salirse totalmente de control, como le está sucediendo ni más ni menos que en San Diego, Los Ángeles, Hollywood y muchas otras grandes ciudades norteamericanas.
En “la ciudad más fina de Estados Unidos”, el problema ya llegó a tales dimensiones que la semana pasada inició un programa de lavado de aceras con cloro, para tratar de detener una epidemia de hepatitis que ya causó 16 muertos y centenares de hospitalizados, además de tener una impresionante población de “homeless” por doquier, como se puede ver en las publicaciones de cadenas televisoras, como la que se encuentra en el enlace: http://www.cbs8.com/story/35204531/san-diegos-homeless-population-surpasses-9000 y de otros medios de comunicación, como el que se ve en http://www.theepochtimes.com/n3/2297927-16-dead-421-sickened-in-san-diego-hepatitis-a-outbreak/
¿Qué estamos haciendo al respecto? Por parte del gobierno, como lo comentábamos en este semanario a través de la trilogía: “Inclusión de Personas en Situación de Calle”, la Alcaldía, de la mano con el Consejo Municipal de Organismos de la Sociedad Civil, inició el pasado 17 de Agosto un programa que rescató de las calles a aproximadamente 400 indigentes, de los cuales, tras deportaciones y dar albergue a algunos en centros de rehabilitación, quedan alrededor de 200 en vías de recuperación; pero tomando en cuenta que en la ciudad deben de haber aproximadamente 2,000 en este deprimente estado, falta muchísimo por hacer.
Allí es donde los ciudadanos tenemos un gran desafío, seguir ignorando la situación, la cual se agravará y se saldrá totalmente de control, o tomar al toro por los cuernos, asociándonos con el gobierno para trabajar conjuntamente, buscando los “como sí”, en lugar de los “como no”. Ya estamos desarrollando una propuesta. Te invitamos a sumarte a la solución y a no ser parte del problema. La decisión está en nuestras manos.
Todo es cuestión de atender a los indigentes.
Alberto Sandoval es Fundador y Coordinador de Alianza Civil, A.C. y Presidente del CO-MOSC. Correo: AlbertoSandoval@AlianzaCivil.Org Internet: http://albertosandoval.mx/ Facebook: Alberto Sandoval Twitter: @AlSandoval