La Fiscalía General de la República (FGR) lo tenía claro. Fue muy benevolente con el ex director de Petróleos Mexicanos, Emilio Ricardo Lozoya Austin, al que bajo la figura de testigo colaborador, le dio tantas prebendas que, a 15 meses de haber sido extraditado de España a México, no había pisado la sala de audiencias del Centro de Justicia Penal Federal del Reclusorio Preventivo Varonil Norte, donde se lleva su caso. Esta vez fue diferente, y Lozoya compareció para quedarse preso preventivamente.