A los diputados de la XXIII Legislatura por Baja California se les puede acusar de todo, menos de falta de ambición; violentaron la Constitución y los procesos parlamentarios en varias ocasiones, solo para pisotear su autonomía, rendirle pleitesía y cumplir la voluntad del gobernador, y, aun así, buscan el favor de la ciudadanía.