Diariamente las familias mexicanas dedicamos tiempo para hablar de la inseguridad que campea en nuestra patria. Las autoridades dicen que todo está bien, pues la delincuencia está siendo abatida.
Desde el primer día hasta hoy, ese señor ha sido reiterativo en dilapidar los dineros del pueblo (empezando con el AICDMX), organizando diariamente dizque conferencias de prensa, en las que despilfarra medio millón de pesos en cada una de ellas.
Millones de mexicanos nunca habíamos creído que esta Patria nuestra llegaría a tener un Presidente tan especial como el que habita en Palacio Nacional. Se le admite todo, se aceptan sus descalificaciones; acusa, insulta, menosprecia y siente terror de que “le falten el respeto a su investidura”.
La alcaldesa de Tijuana, de los tribunales donde ocupaba un modesto lugar, la alborotaron para que fuera legisladora local ¡y se le hizo! Fue diputada y hasta presidenta del Congreso. Aunque ya se sabe que esos puestos no son por capacidad o inteligencia, sino por arreglos cupulares.
Decía Efraín: “En cualquier país del mundo, debe ser la convicción vital de las gentes la que motive una política democrática, servicial, capaz de elevar niveles de vida material y estatura moral de las gentes” (Persona, Sociedad y Política. PAN).
Los candidatos, ya no son personas que se prepararon, trabajaron, dieron cierto ejemplo de congruencia. Hasta la gobernadora se sintió oráculo del mundo e impuso en Tijuana a “su” candidato muy campeón, pero muy ignorante. Y no es que la actual alcaldesa merezca seguir en el cargo.
La prueba clarísima es que sin conocimientos de administración, llamó a mentes brillantes para apantallar, pero sin hacerles ningún caso. ¡Por eso empezó la desbandada! Como el Dr. Carlos Urzúa y Germán Martínez.
Este país está sufriendo las agresiones verbales de un Presidente que trae la brújula dañada, como su enfermo corazón, que propicia agredir a todos los grupos sociales de la vida nacional.