“Orgulloso de ser ucraniano, orgulloso de ser americano”. Así dice un souvenir de esos que uno se encuentra en las chácharas o segundas. A las fronteras con Arizona y California arriban anualmente, desde Canadá, muchas familias ucranianas. Nos heredan libros, discos, pinturas, recuerdos, papeles que se encuentran en el cambalache de cosas que dejan al morir.