Mientras que en Jalisco y Nuevo León, Movimiento Ciudadano se erige como una fuerza política de gran peso gracias a las alianzas estratégicas y la promoción de nuevos perfiles, ubicándose ya como un partido competitivo hacia 2024, en Baja California se encuentra “encallado” gracias al oportunismo de los “dueños”, los cuales priorizan acomodar a sus amigos y familiares por encima de la creación de un proyecto político.