Había escuchado “peje”, “cabecita de algodón”, “Tartufo”, “mesías”, y “ya sabes quién”, pero hasta la semana pasada no había identificado al Presidente de México con el sobrenombre de “López Hablador”.
La Ciudad de México, como en cada ocasión que aterrizo, me recibe de mil maravillas, con nuevas anécdotas y vivencias que hacen enamorarme cada vez más de ella.
Otro dato curioso es aquella frase que le fue atribuida a Echeverría: “Las relaciones con Estados Unidos, ni nos perjudican, ni nos benefician, sino todo lo contrario”.