La clase trabajadora, en términos generales, no vota. Mucho menos las masas pobres paupérrimas. Al no existir, en la actualidad, un Partido Obrero por el cual votar (es decir, luchar para llevar al parlamento burgués a dos o tres de sus representantes), la clase obrera se abstiene. Esto no significa más que el rechazo espontáneo al grotesco carnaval de la burguesía.