Capital de las ejecuciones extrajudiciales desde el sexenio de Felipe Calderón hasta el mandato de AMLO, abundan hechos donde mueren civiles armados tras “agredir previamente a militares”. Videos, sobrevivientes y testigos desvirtúan versiones oficiales. Perpetradores manipulan el lugar de los hechos, amenazan a familias de las víctimas y realizan acciones para imposibilitar la investigación. CNDH emite recomendaciones que son aceptadas, pero no cumplidas por las autoridades
Según fuentes federales y estatales, los supuestos miembros de La Nueva Familia michoacana -cuyos líderes son los hermanos Jhonny y José Alfredo Hurtado Olascoaga, alias “El Pez” y “El Fresa”- sacaron a las víctimas de sus domicilios particulares, para llevarlos a la cancha de una escuela de la citada comunidad, donde los fusilaron.
Una presunta venganza entre miembros de dos células del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) fue el móvil de la masacre registrada la tarde del 27 de febrero en el poblado de San José de Gracia, municipio de Marcos Castellanos, Michoacán, que arrojó como saldo por lo menos 17 personas sin vida, cuyos cadáveres fueron retirados del sitio y la escena del crimen limpiada por el grupo agresor.
Un fusilamiento en Michoacán perpetrado el domingo 27 de febrero, con alrededor de 17 víctimas, grave, brutal, sangriento, que sin razón válida es minimizado. Un hecho que para el Presidente de México parece no existir, porque no encuentran los cuerpos. El mensaje para los asesinos parece ser que cuando maten, se lleven los cadáveres y no pasa nada.