En última instancia, tratándose de un problema de salud, una crisis descubierta por sus funcionarios federales, el amigo de la gobernadora y amigo de los bajacalifornianos, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, también está obligado a actuar, a ayudar.
Pero todo ese excremento que rodea el problema de contaminación de La Presa no desaparecerá hasta que la mandataria se decida a actuar