Muy activo anda el carnal Marcelo, pues también estuvo en la tierra que vio nacer a Pancho Villa este fin de semana, entre muchos otros puntos de la geografía nacional. Ya sea acompañando al embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, o pedaleando la bicicleta, pero le tira a lo que se mueve; y, si no se mueve, lo patea. Días antes, el canciller también fue vitoreado por los hidalguenses, quienes lo aclamaban: “¡presidente, presidente!”. Él se dejó querer.