Si no le están aplaudiendo, dejándose grabar en video para agradecerle, o pidiéndole algo que sus brigadas enviadas -previo a las jornadas- ya hayan analizado que puede prometer y cumplir; si no es en un espacio controlado, donde pueda destacar como si fuera todopoderoso, entonces el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdez, no quiere nada con los ciudadanos.