El dictamen unánime de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en torno a la vulgaridad de la Ley Bonilla, fue contundente e inapelable; no había otra sopa. La peor carta de presentación del gobierno fugaz. Dado el contrasentido de pisotear la inteligencia legal, de la sociedad y la necedad de imponer intereses espurios, enmascarados, exhibe la […]