Guadalajara, Jalisco. El poeta palestino Samer Abu Hawwash, nacido en Líbano y radicado actualmente en Barcelona, se pronunció contra el genocidio de Israel en Palestina, en el último día de actividades de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), este domingo 7 de diciembre de 2025.
Samer Abu Hawwash (Líbano, 1972), se presentó en el Salón de la Poesía en el último día de actividades de FIL Guadalajara donde compartió una lectura de obra poética; además de participar previamente en el programa Ecos de la FIL, también concedió una entrevista ZETA, donde dijo para empezar:
“Líbano no es mi patria, mi patria es Palestina. Mi familia fue expulsada de Palestina en 1948. En el Líbano no tenemos ningún derecho como palestinos, ni para trabajar ni para tener pertenencias. Por eso, cualquier palestino que vive como refugiado en algún país, pues busca maneras de salir y seguir adelante, para poder vivir como cualquier otro ser humano, por eso dejé Líbano, aunque yo quiero al Líbano, lo considero como mi segunda patria. Mi abuela es una libanesa y mi esposa también es libanesa, pero Líbano como Estado no me reconoce a mí por ser palestino”, expresó a ZETA Samer Abu Hawwash, con la traducción del árabe al español de Shadi Rohana.

— ¿Cómo ha influido en tu poesía la situación de violencia permanente en Medio Oriente, sobre todo en Palestina?
“La violencia que ejerce Israel, el genocidio, es algo que ocurre cada cuantas generaciones y nosotros tenemos la mala suerte que nos tocó ser testigos de este genocidio. Lo primero que se me ocurre y que no puede escapar es que nosotros estamos viviendo en el tiempo del genocidio, entonces, no podemos no ver lo que está pasando, no es una opción. Somos testigos, queramos o no. Y como escritor y periodista, tuve que buscar una manera de expresar mis emociones, mis sentimientos, mis ideas y dejar mi testimonio para las futuras generaciones, porque la generación futura nos va a condenar, va a evaluar cómo nos hemos comportado en este tiempo: hemos sido testigos del genocidio, hemos hecho algo, no hemos hecho nada o por lo menos hemos dicho”.
— ¿Cómo es escribir poesía para ti viviendo en Barcelona exiliado, pero de origen palestino?
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“En Barcelona, no me considero como alguien que vive el exilio. La condición de ser palestino es diferente que cualquier otras condiciones de otras nacionalidades. El palestino refugiado nace como un exiliado. Por eso yo he sido un exiliado por nacimiento. Entonces, para nosotros los palestinos pues comparamos entre exilios, hay un exilio mejor que otro. El español, y España, en general ha sido maravilloso con mi causa, hablo del pueblo español, de la cultura española. Por eso considero a España como una patria, no como un exilio”.
— ¿Cuál piensas que es el rol o la función del poeta respecto el genocidio, la guerra, las ruinas, los escombros?
“La poesía es parte de las artes en general, por eso me gustaría hablar de las artes no solamente de la poesía. Las artes son testigos y son capaces de transmitir una imagen verdadera, honesta, sobre lo que está pasando. Las artes y la literatura no pueden parar la guerra e impedir el genocidio, pero podemos narrar y registrar lo que pasó para nosotros, por nosotros, por nuestra humanidad, para que se quede en el mundo algo de la nacionalidad y para el futuro”.
— ¿Cuál es tu función como poeta al vivir entre Oriente y Occidente?
“Vivimos un tiempo diferente que otros, la gente está en comunicación entre ella, a pesar de la geografía. No me veo a mí mismo como alguien que es una conexión entre dos lugares, Occidente y Oriente, por ejemplo, pero veo que hay cosas compartidas entre los seres humanos en todo el mundo, lo que me une a México, Chile, Cuba, España: lo que nos une es que estamos enfrentándonos a un enemigo y este enemigo está compuesto por una serie de ideas, no estoy hablando solamente del Estado israelí, hablo de las fuerzas que manejan el mundo hoy que quieren que nosotros seamos seres humanos sin valores, sin objetivo en la vida, sin causas, que corren todo el tiempo sólo para vivir. Entonces, se trata de algo global que une a muchos de los seres humanos. El genocidio es una expresión de esta parte que quiere dominar el mundo. Las grandes empresas han descubierto que pueden invertir en nosotros los humanos, entonces, ya no intentan vendernos cualquier cosa. Esto, en mi opinión, es muy peligroso. Entonces, creo que el arte, la literatura, tiene un rol para resistir todo esto”.
— Finalmente, ¿cuál el pronunciamiento que te gustaría expresar en FIL Guadalajara respecto al genocidio en Palestina?
“Es importante que el mundo nos vea. Durante los últimos años no hemos hecho lo suficiente como escritores, como periodistas, como activistas políticas, no hemos hecho lo suficiente para que nuestra historia se conozca por el mundo”.
“Habíamos abandonado nuestra historia y hemos permitido al otro lado, a Israel, que narre su historia y mucha gente cree en esa narrativa israelí, pero nuestra historia es la verdadera. Siento que después de que acabe este genocidio habrá más disposición para escucharnos, por eso es nuestra responsabilidad ir a cualquier lugar que podamos para que la gente lejana de nosotros nos vea y escuchar nuestra voz y vea que no somos monstruos, no somos bárbaros, tampoco somos asesinos, sino tenemos literatura, arte, historia, tradición. Seguimos llevando a Palestina en nuestro interior y el colonialismo israelí ha fracasado en colonizarnos”.
Samer Abu Hawwash es autor de “La vida se imprime en Nueva York”, “Te mataré, muerte”, “Último selfie con un mundo moribundo”, “Felicidad o una serie de explosiones que sacudieron la capital”, “Así no se hace la pizza”, “Ruinas”. En 2024 publicó “From the river to the sea and other poems”, editado por Banipal Books.






