Interesada en explorar la humanidad y espiritualidad en proyectos audiovisuales, la actriz Cassandra Ciangherotti -protagonista del reciente estreno de Netflix, “Las Locuras”- dialogó con ZETA de su visión sobre la religión, y cómo puede ser mal utilizada; destacó la importancia de la empatía y comprensión humana; la importancia del arte y la música en la vida diaria; además de reconocer el potencial mexicano para enfrentar crisis con resiliencia y sentido del humor
En el marco del estreno del más reciente filme de Rodrigo García (hijo de Gabriel García Márquez) para Netflix, “Las Locuras”, protagonizado por la actriz de cine, teatro y televisión, Cassandra Ciangherotti Parra, quien es el hilo conductor de cinco historias paralelas encarnadas por Ilse Salas, Ángeles Cruz, Natalia Solián, Naian González Norvind, y Fernanda Castillo, conversó con el Semanario sobre diversas temáticas, entre ellas su próxima producción sobre santos, “pero vistos desde la parte humana: no tanto como desde lo milagroso que eran, sino como los seres humanos que decidieron tener vidas extraordinarias”, apuntó Cianguerotti, de 38 años, hija del fallecido Fernando Luján
“Me interesó este proyecto porque siento que hoy en día la religión está muy maltratada, como fuera el problema del mundo, y creo que las cosas religiosas son lo que le da base al mundo. Lo que está mal es nuestro abuso y concepción del poder, la desigualdad, y falta de humanidad; siento que la religión, en su parte más céntrica, habla de los valores para relacionarnos correctamente. No soy ni católica ni cristiana, pero son base del comportamiento humano de la sociedad. Voltear hacia atrás nos hace ver que nuestros pueblos tenían sus creencias, historia, complejidades y reglas, desde antes de que llegaran los españoles”, agregó Ciangherotti, quien este año regaló su voz para un personaje animado de la cinta “Memorias de un caracol”, del que resaltó el uso del humor para sobrellevar situaciones trágicas, y reflexionó:
“Me inquieta la falta de empatía los unos con los otros, pero me siento últimamente fascinada por nosotros los mexicanos, por nuestro sentido del humor, resiliencia, y nuestra capacidad de estar en crisis y mantenernos, aunque siento que no nos hemos acabado de reconocer…, tenemos como al niño interior muy despierto, somos una sociedad adolescente, nos falta madurar. El día que seamos adultos vamos a poder contener lo que somos y hacer grandes cosas, pero seguimos apantallados, todo mundo con la cabeza agachada; ya es un tema de salud que requiere la misma o mayor atención que el Covid-19”.

“Estamos idiotizándonos, generándole mal funcionamiento de cableado a nuestros hijos. Les estamos apartando de su inteligencia por estar adictos a las pantallas. No sé cómo se podrá controlar a millones de personas, pero se tiene que empezar a hablar este tema de forma urgente. Necesitamos encontrar equilibrio saludable en el uso de la tecnología”, señaló la intérprete de Renata, una mujer al borde de un brote psicótico en “Las Locuras”, estrenada el pasado 20 de noviembre en la plataforma roja.
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“Es un personaje que disfruté mucho; me daba mucho miedo hacerlo, pero eso era lo que me entusiasmaba de hacerlo. Y nuevamente trabajar con Rodrigo (después de ‘Familia’, filmada en el Valle de Guadalupe) fue muy lindo, es un director muy seguro de sí mismo, y de quienes elige; te deja trabajar, confía en sus actores, le encantan, porque a él le encantan las relaciones humanas, y sabe que nosotros nos dedicamos a entender eso. Conocí su trabajo desde que filmé ‘Las horas contigo’, de Catalina Aguilar Mastretta, quien me recomendó una de sus películas para entender mi personaje (Ema). Sin duda el lenguaje de ‘Las Locuras’ conecta de muchas maneras”.
Con relación al uso de nuevas tecnologías, la animación en México, y el papel de la inteligencia artificial, acotó:
“Hay varios puntos que me llaman la atención. Por un lado, el problema de la gente que se dedica a hacer los efectos especiales, está temerosa de lo que viene con la IA; pero, por otro lado, la posibilidad creativa que representa para los que no tienen mucho poder adquisitivo para sus películas, lo que posibilita a muchos hacer ciencia ficción, animación, sin embargo, lo artesanal queda rezagado. Entonces creo que hay que apelar al sentido común, educarnos para entender quiénes somos, cuáles son nuestras posibilidades, y en base a eso, ver que tanto le damos entrada a la IA. Existen grandes animadores en México, grandes del stop motion, y que deberíamos de apoyarlos más. El mundo sin arte es aburrido”.








