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lunes, noviembre 24, 2025
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La severa problemática de calidad del aire en Mexicali parece no ser un tema prioritario para ninguno de los gobiernos. A pesar de la narrativa construida respecto a las estaciones de monitoreo para medir los niveles de contaminación y las alertas emitidas desde hace semanas por las mañanas, la realidad es que no hay cambios sustanciales para intentar reducir los altos niveles de partículas suspendidas que agravan las condiciones de salud de los cachanillas.

Lo cierto es que en Mexicali ninguna autoridad tiene certeza científica para conocer lo que se respira en la Capital, pues los estudios se han limitado a conocer la cantidad de partículas PM10 y PM2.5, en el mejor de los casos. De hecho, durante los últimos dos meses que se ha identificado una inusual cantidad de alertas por altos niveles de contaminación, el Gobierno de Estados Unidos ha emitido un total de 17 alertas derivadas de la densidad de polución que existe en el Condado de Imperial, de lo cual se considera que gran medida de esta contaminación se origina en la Capital bajacaliforniana. Pero en Mexicali, autoridades sólo han emitido nueve alertas.

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“Mexicali es una ciudad contaminada los 12 meses del año. Sin embargo, hay concentración más alta durante los meses de invierno para los contaminantes que leemos. Sin embargo, queda pendiente para la SPA la medición de los contaminantes criterios”, refirió Alberto Mexía, representante del colectivo Redspira, quien aseguró que las mediciones emitidas por el vecino país del Norte se leen cada hora, con la intención de tener mayor precisión; mientras en Mexicali el análisis es cada 12 horas.

De hecho, el pasado 12 de noviembre, a las siete de la mañana, la estación de monitoreo ubicada en el Instituto Tecnológico de Mexicali, registró un total de 450.28 AQI de partículas PM10 y 115.31 de PM2.5, que es a la fecha el día y el momento más complicado que se ha registrado durante este 2025, y que se considera ya una contingencia ambiental. La cifra entra en la categoría de alerta morada -un nivel más arriba de alerta roja- y sobrepasa nueve veces el nivel de calidad del aire en límite “óptimo” para poder realizar actividades al aire libre. Es decir, arriba de 50 AQI es el límite de una buena calidad del aire; arriba de 100 ya es considerada dañina; y a partir de los 150 AQI ya es un riesgo para todos los grupos poblacionales.

LAS ALERTAS

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En el Condado de Imperial, la primera alerta emitida por las estaciones de calidad del aire se documentó el 24 de octubre: se alcanzaron hasta 190 AQI de partículas PM10 y alerta amarilla en PM2.5 (alrededor de las seis la tarde), pero para la madrugada del día siguiente, la situación se había controlado.

Seis días después, alrededor de las nueve de la noche, se llegó a un punto extremo en etapa de precontingencia ambiental, al superar las 307 AQI de PM10 y emitir alerta naranja en PM2.5. Esta conducta se mantuvo por varias horas hasta que simplemente se disipó.

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Manifestación por mala calidad del aire, Foto: Cristian Torres

Los días 1, 3, 4 y 7, la calidad del aire se volvió dañina por varias horas, emitiendo varios picos de contaminación en varios momentos, al igual que los días 8, 12, 13 y 14, teniendo ahí una de las etapas más críticas que se han registrado durante el año. La fortuna que tuvieron los mexicalenses después de esta fecha fueron las lluvias que se registraron durante el pasado fin de semana y que se han extendido ligeramente, junto con vientos, los días subsecuentes.

La única medida de contención presentada por las autoridades fue emitir una alerta en redes sociales y medios de comunicación para que la comunidad tuviera cuidado. Esta medida tampoco explicó los motivos por los que se generó específicamente este exabrupto, que tuvo inicio desde la madrugada de ese día, y se fue prolongando hasta la madrugada del día siguiente.

La explicación que dio la secretaria de Medio Ambiente, Mónica Vega, sobre los altos niveles de contaminación que se han registrado en Mexicali durante las últimas semanas, fue adjudicarlo a factores de viento y temperatura. Es decir, fuentes naturales.

“En estas temporadas son fuentes naturales. Recordemos que Mexicali está rodeada de un desierto; el viento, o falta de él, nos genera que las partículas se queden suspendidas y generen alertas. La verdad es que las alertas que hemos venido emitiendo, son nueve alertas; también hay un dato importante, ahora medimos más en todo Baja California, y la mayoría de lo que generan las PM10”.

Sin embargo, Alberto Mexía difiere en que las partículas PM10 sean exclusivamente generadas por temas ambientales, toda vez que estudios recientes han dejado claro que han detectado partículas de plomo en el aire, así como otro tipo de partículas que también se incluyen en las PM10 (y no sólo el polvo, como se ha tratado de establecer).

Infortunadamente, debido a la falta de estaciones de monitoreo que estudien más allá de los índices más comunes (PM10 y PM2.5) es imposible conocer a ciencia cierta el origen de las emisiones.

Mónica Vega Aguirre ante el congreso, Foto: Cristian Torres

GOBIERNO NO HA INVERTIDO EN ESTACIONES DE MONITOREO

Durante la glosa realizada el pasado martes 18 de noviembre, la titular de la Secretaría de Medio Ambiente comentó que la administración puso en operaciones siete estaciones de monitoreo que estaban averiadas en toda la entidad y afirmó que una de las principales medidas para contrarrestar las emisiones ha sido sancionar a empresas que han pagado hasta un millón de pesos por multas ecológicas, cuyo recurso se va a un fondo que pretende resarcir el daño ecológico.

Para el grupo Redspira, se trata de una narrativa construida a medias, dado que -al menos en Mexicali- el Estado sólo ha invertido en una estación de monitoreo, ubicada en el Instituto Tecnológico de Mexicali, cuyo recurso proviene de la empresa SEMPRA y no de dinero público.

Agregó que el Gobierno de Mexicali adquirió una estación que lleva ya dos meses averiada; y otra donación realizada por SEMPRA para una estación de monitoreo móvil, lleva varias semanas en las oficinas de la Secretaría, dado que no saben dónde colocarla. Y es que, según dijo Alberto Mexía, ese tipo de unidades tienen como objetivo emitir lecturas de varios meses; y si existen indicadores de altas emisiones, se coloca una estación de monitoreo estacional. De lo contrario, la unidad sólo será un equipo itinerante que no brindará resultados sustanciales.

Ante ello, consideró que realmente no existe un interés en medir la calidad del aire, pues -de hecho- las primeras estaciones de monitoreo que se colocaron en 2009, que fueron 12, fueron donadas por el Gobierno de Estados Unidos, para lo que invirtió 50 millones de pesos. El único compromiso era que el Gobierno del Estado se encargaría de mantenerlas, lo cual nunca ocurrió; a la fecha, gracias a donaciones y apoyo, son siete las que operan actualmente.

Alberto Mexía, de Redspira, Foto: Cristian Torres

Dichas estaciones sólo miden partículas PM10 y PM2.5, pero se ignora de otras como el ozono, el dióxido de nitrógeno, que generan complicaciones en la salud de personas hipertensas, con alergias y demás padecimientos cardiovasculares.

Pese a lo referido por el activista, Néstor Millán, subsecretario de Salud, aseguró que durante esta temporada se han documentado entre 11 y 13 mil atenciones por enfermedades respiratorias por semana, lo que no representa un incremento sustancial en las atenciones habituales durante la temporada.

Consideró que si bien es cierto que los altos niveles de contaminación impactan en la salud de las personas, sólo lo consideran uno de muchos factores de riesgo, por lo que aunque emiten recomendaciones, no hay estudio que relacione directamente la contaminación con las atenciones en materia de salud.

RESPIRA NO IMPACTÓ A LA CALIDAD DEL AIRE

Una de las justificaciones por las que se implementó el programa Respira, de la gobernadora Marina del Pilar Avila Olmeda, era que una movilidad más eficiente en las ciudades reduciría las emisiones debido a que la ciudadanía tendría una mayor conectividad. Para ello incluso se adquirió un compromiso financiero para hacerse de miles de millones de pesos para diversos proyectos.

Sin embargo, para Alberto Mexía, el proyecto no impactó de manera importante en los altos niveles de emisiones. Al contrario, pues las políticas implementadas por el Gobierno de México y de Baja California, en torno a las obras de infraestructura para ampliar las vialidades y el decreto de regularización de autos chocolate, han provocado un mayor flujo vehicular.

Afirmó que existe un término llamado “carrocentrista”, que visualiza una comunidad o una ciudad, con una perspectiva diseñada para automóviles. Eso pasó en Mexicali, donde la visión del Estado fue ampliar los carriles o construir puentes, que tienen el objetivo de priorizar el uso de automóviles, en lugar de incentivar otro tipo de medidas, como transporte público, bicicletas, además de enfocarse poco en la pavimentación en las comunidades.

Recordó que las grandes ciudades que van a la vanguardia en la reducción de emisiones, tienen una política totalmente opuesta a la presentada por el Estado, dado que la intención es incentivar formas alternas de traslado.

“El problema existe, las emisiones están; un exceso de flota vehicular, un pésimo transporte público, calles sin pavimentar, asaderos, industria; tenemos campos agrícolas, ganaderas. Todas esas emisiones existen todo el año, entonces viene una variable atmosférica y es cuando sentimos el problema, pero todo el año tenemos este problema”, sentenció.

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Autor(a)

Eduardo Villa
Eduardo Villa
Periodista desde 2011 y corresponsal en Mexicali del Semanario Zeta. Participante del Border Hub del International Center for Journalists y coautor del libro “Periodismo de Investigación en el ámbito local: transparencia, Acceso a la Información y Libertad de Expresión”
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