Conzultoría Matrimonial y Familiar
Parecería blasfemia pensar en festejar al difunto después del velorio y una vez sepultado; algo inusual hacerlo en nuestro país, porque no vivir el luto desde la seriedad y el recogimiento resulta impensable (y hasta insultante). Pero si decimos que festejamos y nos reímos de la muerte, que inclusive cada Día de Muertos se hace un recordatorio como si fuera un cumpleaños o un día de las madres, es decir, cada año a nuestros muertos les hacemos veneración, sea en casa o en el panteón y en algunos casos con música, botanas y bebidas, por qué no hacerlo al despedirlo con una reunión (party) en casa, donde se invite a los familiares y amigos más cercanos del difunto, donde -eso sí- cada invitado lleve algún alimento o bebida para la ocasión (porque si no, sería desafortunado que la familia de la casa se pusiera a hacer la comida aun con el dolor que sienten por la pérdida de su ser querido).
Esto no quiere decir que los familiares del difunto no estén tristes o, por el contrario, felices; no. Se trata que todos convivan en el recuerdo del difunto, de lo que quisieron o apreciaron, y que dicha reunión sea una despedida con cariño del recuerdo con el que convivieron y quisieron al muertito.
El Día de Muertos en México es una celebración donde se recuerda a los difuntos con alegría (aunque con nostalgia) por todo lo que significó para ellos, sin soslayar que para algunos sea más de tristeza que de júbilo; pero si tanto festejamos a los muertos como si fuera un día de fiesta nacional (hasta calaveritas hacemos de difuntos y de políticos que quieren hacerlos difuntos), por qué no festejarlo ya como difunto, en el que se le rinda tributo una vez que se le hizo su velorio, misa y entierro.
Esto es una práctica milenaria. En algunas culturas se celebran funerales con festejos y ritos, donde en épocas más modernas se festejan con sus historias, anécdotas, e inclusive con videos divertidos del ser querido: que en lugar de un rito solemne, se enfoque en compartir recuerdos positivos y chuscos que reflejen la personalidad y alegría que el difunto trajo a vida de los demás.
El miércoles 15 de octubre se celebró una ceremonia en memoria del Arquitecto Guillermo Caballero Herrera por parte de la APBC (Agrupación Política de Baja California), donde fue socio fundador, con una intervención de tres compañeros que hablaron de lo que conocieron y compartieron con él; intervenciones más compañeros hicieron uso de la palabra para recordar momentos de su desempeño profesional como de su personalidad y amistad. Hablaron con alegría más que con tristeza, donde se invitó a sus familiares que más que afligidos diría que se mostraron complacidos por el reconocimiento que hicieron de su familiar, sobre todo por haber sido el constructor del Palacio Municipal de Tijuana.
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En Europa, África y Asia es común hacer este tipo de festejos, ceremonias, partys; y no se diga en los Estados Unidos que, por ejemplo, en Nueva Orleans hasta banda de música utilizan en un recorrido, empezando con melancolía y llanto, y terminando sonriendo y alegres, disfrutando los momentos felices de la vida del difunto.
¿Pero por qué no hacer este tipo de reuniones en casa del difunto, celebrando su paso por la vida? Sólo es cuestión de que la familia lo acepte; y créanmelo, quedarán satisfechos que sus amistades y compañeros de trabajo recuerden lo grandioso que fue en su vida; sólo es cuestión de contratar a alguien para que organice el evento y dé lugar a esa celebración, que desde el cielo se los agradecerá su difunto con alegría, aunque no esté presente. En eso yo los apoyo.
El Lic. y C.P. Roberto Bautista es terapeuta sexual y de parejas con maestría en Mediación.
Correo: [email protected]







