El 3 de octubre de 1998, Baja California perdió a uno de sus más dignos representantes: Don Héctor Terán Terán. A 27 años de su partida, su figura sigue convocando respeto, reflexión y compromiso. No sólo por lo que hizo como gobernador, sino por lo que representó como político, como adversario ejemplar, como hombre de Estado.
En aquel tiempo, México vivía una etapa de transición democrática. La alternancia comenzaba a consolidarse, los congresos locales adquirían mayor peso, y la ciudadanía exigía transparencia y participación. Baja California, pionera en abrir paso a gobiernos emanados de la oposición, enfrentaba el reto de reformar sus instituciones para consolidar una democracia funcional.
Ese año fui electo diputado local por el Distrito 16, representando al PRI. Don Héctor, entonces gobernador, presentó su tercer informe el mismo día en que se instaló la XVI Legislatura. Al término de la ceremonia, me invitó a cenar en la Casa de Gobierno. Me pidió que me sentara a su lado. A pesar de nuestras diferencias partidistas, compartimos una convicción: la urgencia de reconstruir las instituciones del Estado.
Días antes, habíamos firmado un acuerdo inédito (vigente hasta hoy) para impulsar el Diálogo Estatal por la Reforma Democrática. En esa cena, junto a su esposa Doña Alma, nos habló de su encuentro con un grupo de indígenas que lo abordaron al llegar al Congreso. Les prometió atenderlos al terminar el acto. Cumplió, se comprometió a visitar sus comunidades. Doña Alma le dijo: “Yo voy contigo, yo te acompaño. Me interesa mucho la situación de ellos.” Ese gesto íntimo fue el retrato de su estatura humana.
Dos días después, estando yo en Torreón con mis padres, recibí la noticia de su fallecimiento. No lo podía creer. Apenas habíamos compartido la mesa, el diálogo, el acuerdo. Estábamos por comenzar la reconstrucción institucional. Y de pronto, su voz se apagó.
Poco fue el trato personal que tuve con él, pero suficiente para reconocer su calidad humana. Siempre amable, respetuoso, sincero. En nuestras diferencias ideológicas, imperó la civilidad política. En nuestras coincidencias, la voluntad de construir.
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Don Héctor entendía la democracia como un espacio de encuentro; un lugar donde todas las voces deben ser escuchadas, donde los ideales se confrontan con respeto, y donde el bien común está por encima de cualquier sigla. Proveniente de la oposición, sabía que el juego democrático exige igualdad de condiciones, apertura al diálogo y rechazo al autoritarismo. Con su práctica cotidiana, nos mostró que el poder debe servir a la sociedad con pasión, no avasallarla ni desvirtuar los fines de las instituciones.
Quienes pensamos diferente, siempre recordamos su disposición para el diálogo, para escuchar nuestros argumentos y para exponer los suyos con firmeza y serenidad. Si algo pudiera definirlo (y lo digo con todo respeto) es que fue un Caballero de la Política.
A veces no coincidimos con su visión como gobernador, pero nunca dejamos de reconocer su legítima preocupación por que Baja California estuviera en los primeros planos nacionales, en beneficio de su gente.
Hoy, su memoria está presente en la institucionalidad de Baja California, como lo estuvo en los primeros Acuerdos de Concertación Política que firmamos los legisladores del PAN, del PRD y del PRI, para garantizar la gobernabilidad de una Legislatura equilibrada como nunca antes. Fue testigo de honor y aval del compromiso para impulsar la Reforma Democrática de las Instituciones. Ese compromiso sigue vigente. Culminarlo es el mejor homenaje que podemos rendirle.
Más que pensar en su fallecimiento, pensemos en cuánto le hubiera gustado ver concluida esa Reforma del Estado. Para que Baja California siguiera siendo vanguardia nacional.
Recordemos su pensamiento no con tristeza, sino con esperanza. No como un bello recuerdo, sino como una llama viva que nos anima, nos impulsa y nos compromete. Para que todos en Baja California tengan la vida digna que merecen.
Por el bien de Baja California, gestas como la suya no pueden ni deben ser olvidadas.
El autor es presidente del Centro de Estudios y Proyectos para la Frontera Norte “Ing. Heberto Castillo Martínez” A.C.
Correo electrónico: [email protected]