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lunes, septiembre 22, 2025
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Militares se cruzaron con el Pantera en un bar, terminaron muertos

José Luis Villaseca Rodríguez, de 40 años de edad, y Omar Eliseo Alonso Padilla, de 35, elementos de la Guardia Nacional, fueron vistos por última vez el 30 de agosto de 2025 en el bar Los Dos Amigos, ubicado en la colonia Nueva Tijuana.

Los militares llegaron al lugar de recreación solos. No conocían a las personas que ahí departían en otras mesas; uno de ellos, era uno de esos “objetivos” que deben perseguir, pero desconocían su identidad. Se trata de Felipe Reyes Salas, el Pantera, con antecedentes criminales desde el año 2008.

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En aquellos años, 2008 y 2009, fue detenido por lesiones y por violencia intrafamiliar; ese mismo 2009 lo aprehendieron por robo a comercio, y como la mayoría de los criminales fue escalando en la comisión de delitos. Entre los años 2015 y 2017, lo detuvieron por portación de arma de fuego, y registra otras detenciones entre 2016 y 2017, ya por narcomenudeo. En el 2023, fue aprehendido una vez más por daño en propiedad privada. Y por lo menos en los últimos años se le ubica como integrante de la célula criminal de Aquiles Arzate, el Aquiles, y responsable criminalmente de desapariciones y tráfico de migrantes.

Pero de nada de eso tenían conocimiento los dos militares integrantes de la Guardia Nacional que ese día acudieron al bar a relajarse y se toparon con el anónimo criminal, con quien en algún momento tuvieron un conflicto verbal, y a pesar de haber limado las asperezas, los dos Guardias fueron levantados por Felipe Reyes Salas, el Pantera, asesinados y posteriormente enterrados en una fosa de la colonia Nido de las Águilas, donde el Pantera dominaba criminalmente.

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Las primeras investigaciones de la Fiscalía General del Estado refieren que los militares estaban departiendo en el bar, sin conocer al Pantera, que luego se suscitó una discusión entre ellos, y “posteriormente las personas que se los llevaron o que los invitaron, trataron de limar asperezas y parecía que iba a ser una convivencia amigable; sin embargo, dada la discusión que tuvieron, “era para tomar represalias”, narró la fiscal Ma. Elena Andrade.

En ese contexto, siguió la fiscal, que al aparentemente quedar en buenos términos después de la discusión, los militares fueron invitados a seguir relajados pero un domicilio particular. De acuerdo al seguimiento vía cámaras de seguridad, ellos abordaron un vehículo, se fueron y ya no fueron vistos de nueva cuenta. Al faltar a sus servicios y al no tener contacto con sus familias, la ficha de búsqueda fue emitida el 3 de septiembre.

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En el desarrollo de las investigaciones, que incluyeron testimonios y el seguimiento de diversas cámaras del C5, de comercios y domicilios, se estableció la participación de Reyes Salas, el Pantera, en el hecho, y fue cuando detectaron que ya había sido buscado y aprehendido por narcomenudeo y trasiego de drogas en la zona. Este fue detenido el 13 de septiembre en un domicilio del fraccionamiento Centinela en Playas de Rosarito, por la probable comisión del delito de desaparición cometida por particulares.

En la conferencia que dio la fiscal, refirió que el Pantera ya era buscado por otros delitos, y aunque no precisó cuáles, no desestimó su vínculo con desapariciones o tráfico de personas.

De acuerdo a miembros de la Mesa de Seguridad de Baja California, en abril de 2023 el Pantera” formaba parte de la célula Los Aquiles, dedicada al tráfico de personas, bajo el mando de Iván Leonardo Peña Peralta, que opera en las colonias Libertad Parte Alta, Aeropuerto, Otay Nueva Tijuana, Módulos Otay y Perimetral Norte, cobrando entre 10 mil y 15 mil dólares por persona.

El domingo 14 de septiembre se llevó a cabo la audiencia inicial de formulación de imputación, en la que se le impuso al Pantera la medida cautelar de prisión preventiva justificada; y el jueves 18 se realizó la audiencia de vinculación a proceso.

Uno de los investigadores del caso refirió a ZETA que Reyes Salas “ya controlaba la zona de narcomenudeo, al igual que su pareja conocida como la güera, aparentemente ella controlaba un módulo de Otay”.

 

LA LOCALIZACIÓN DE LOS CUERPOS

La tarde del lunes 15 de septiembre, en la colonia Nido de Las Águilas, fueron localizados dos cuerpos en estado de descomposición, por lo que presuntamente llevaban varios días en el sitio. Se presumió se trataba de los agentes desaparecidos.

El cuerpo de un masculino con un cable de aproximadamente 7 metros en el cuello fue localizado en la calle Del Pirul. Vestía pantalón y camisa negros, y presentaba huellas visibles de violencia. Un segundo cadáver se encontraba al interior de una fosa, a 50 metros del primer hallazgo.

Según la ficha de búsqueda, Alonso Padilla vestía una camiseta negra y un pantalón de mezclilla azul, lo cual coincidió con el cuerpo localizado, lo mismo que su media filiación: estatura de 1.73 metros, complexión delgada, tez morena clara, ojos cafés oscuro, cabello negro regular, boca mediana, nariz recta y mediana.

La media filiación de Villaseca Rodríguez, estatura de 1.73 metros, complexión regular, tez morena clara, ojos cafés oscuro, cabello negro corto rapado, boca mediana y nariz mediana, vistiendo pantalón de mezclilla y camiseta beige clara el día de su desaparición, también coincidió con el otro cuerpo localizado.

Los restos de ambos militares aún permanecen en el Servicio Médico Forense, en espera de sus familias para practicar las pruebas de ADN.

 

LA VERSIÓN EL JUEZ EN LA AUDIENCIA

El jueves 18 de septiembre, en la audiencia de vinculación a proceso, el Juez recapituló lo sucedido el día que desaparecieron a los elementos de la Guardia Nacional. El 30 de agosto de 2025, aproximadamente a las 5:00 p.m., los desaparecidos, junto con otros compañeros, llegaron al billar Los Dos Amigos, donde Felipe N., conocido como el Pantera o el Apa, se habría acercado a jugar con ellos. Debido a asuntos laborales, el resto de los compañeros se retiró del lugar, dejando únicamente a los hoy desaparecidos.

Alrededor de las 22:00 horas intentaron comunicarse con ellos, sin obtener respuesta. Regresaron al bar, pero ya no se encontraban en el lugar.

Ante la falta de asistencia a sus labores y la nula comunicación con sus familiares, se activó el protocolo para militares desaparecidos el 1 de septiembre.

En seguimiento a la investigación, con la evidencia reunida, se determinó que los desaparecidos salieron del bar, ya ebrios, a bordo de un taxi tipo sedán con destino a la colonia Nido de las Águilas, en compañía de dos hombres más, uno de los cuales coincide con la descripción de Felipe N. La última ubicación conocida de Omar, uno de los desaparecidos, señala precisamente dicha colonia, lo cual fue corroborado por testigos.

Finalmente, al existir indicios de delitos del orden federal, como delincuencia organizada y trasiego de personas, presuntamente vinculados al detenido, el Ministerio Público solicitó la declaración de incompetencia ante la Jueza de Control, con el fin de que la carpeta de investigación sea remitida al fuero federal, en virtud de que también se trata de elementos de las fuerzas armadas federales del país.

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