“Más enseña la necesidad que la universidad”.
-Luis Sandoval Godoy, refranero mexicano.
A través de los periódicos de California, fluye información sobre las torpezas en ambos sentidos sobre las redadas y maltrato a los migrantes legales, e ilegales; algunos ciudadanos norteamericanos, veteranos de guerra en Irak como George Retes, humillado y aislado por tres días en el marco del cumpleaños de su pequeña hija, ciudadana, como él que sirvió con sacrificios a su nación USA.
Entre incendiarias y violentas manifestaciones en Ventura, Camarillo, San Bernardino, Los Ángeles, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), considera que se trata de alborotadores. Juicios a priori o prejuicios de investigadores del FBI, CIA e ICE, que no dialogan con los manifestantes ni reconocen su dignidad humana.
En documentos desclasificados por el FBI, relativos a los strikes o boicots de la Unión Campesina o United Farms Workers (UFM), y ahora de dominio público, los irresponsables y mediocres agentes del FBI; por ejemplo, textualmente en tarjetas o fichas se referían a César Estrada Chávez como “un lidercillo de huevones”. Un líder que con oración, ayuno y sacrificios, doblegó y puso en la mesa a los adversarios de los trabajadores del campo, en California y todos Estados Unidos. Ganaban uno o dos dólares la hora; sin seguridad social, salud, ni agua, ni sanitarios en las áreas de trabajo, y sin pago por horas extras.
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César Chávez no los doblegó con insultos, ni groserías, ni violencia, menos con armas; en torno a su espiritualidad guadalupana guiado por un fraile franciscano norteamericano, como el Papa León XIV, los doblegó con strikes y boicots. Como cuando en el río Tíber de Roma, arrojó al agua dos cajas de uva de California, en el marco de su visita al Papa Pablo VI (1963-1978).
César Chávez era Katholicos en el pleno sentido de la palabra griega: Universal. Sin religión o de cualquier religión e ideología participan de los beneficios de la Unión Campesina, pero con la resistencia pacífica no-violenta.
El “I Have a Dream” de Luther King Jr., coincidió en la época de los derechos civiles con el “Yes We Can”. Y sí se pudo; pero como expresa George de Santayana, pensamiento inscrito en los barracones de Auschwitz-Birkenau: “Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla”.
Los beneficiarios de los sacrificios de Dolores Huerta, César Chávez y más líderes campesinos, deben retomarse siempre; incluso se asoma una parálisis en California y USA. Millones de filipinos, latinos, asiáticos, y raza negra, pueden unirse y paralizar la mano de obra y trabajo, como en los tiempos de César Chávez y Robert Kennedy; a eso los está llevando el hijo de inmigrantes alemanes y actual presidente de USA. Parece que anda en campaña de odio y división.
El centro esencial de la empresa campesina de Chávez, no fue la anarquía; fue la guadalupana, la eucaristía, oración, ayuno, sacrificios, boicots, strikes.
Como David contra Goliat, la Unión Campesina (UFW), vigente aún, incluso con la existencia de Dolores Huerta, debe retomar el rumbo fundamental. La dignidad de los trabajadores del campo. Reciente e injustamente lastimados por culpa en parte de los alborotadores y por quienes son autoridad y no respetan ni a congresistas, ni jueces, ni alcaldes o gobernadores como los de California.
Germán Orozco reside en Mexicali, B.C.