Alrededor de 40 clérigos y 30 laicos provenientes de las provincias eclesiásticas de Acapulco, Guerrero, Guadalajara, Jalisco y Morelia, Michoacán, se capacitaban en el ‘Taller para el Fortalecimiento de Capacidades de Negociación en Sacerdotes y Agentes’ -organizado en conjunto por la Comisión Episcopal para la Pastoral Social, el Centro Lindavista y el Instituto para la Paz-, para dialogar con grupos criminales.
El Taller pretendía crear un modelo de integración entre autoridades civiles, religiosas y la sociedad civil, para contrarrestar la violencia y la inseguridad, donde uno de los objetivos sería construir una metodología de diálogo que permitiera el acercamiento entre párrocos y criminales, dijo Carlos Garfias Merlos, arzobispo de Morelia, entrevistado por el diario Reforma, el 14 de julio de 2025.
Cuestionado sobre intentos previos para tener acercamientos con grupos delictivos, el prelado reconoció que los habían llevado a cabo, pero ahora con el Taller -que se llevaba a cabo en la sede de la Universidad Pontificia de México (UPM) y que finalizaría el 15 de julio de 2025- buscaban establecer un modelo.
“Sí, es parte de lo que estamos pretendiendo, aprender a ver cómo hacerlo. Cómo acercarse a ellos, parte de este taller es que precisamente tengamos alternativas y tener modelos de diálogo”, respondió Garfias Merlos.
El arzobispo de Morelia detalló que a partir del Taller -que retomaba experiencias de Colombia-, esperaban obtener un esquema para acceder al beneficio conjunto, en el que el delincuente se rehabilitara, brindaran asistencia a las víctimas y alcanzaran la reconstrucción del tejido social.
Garfias Merlos comentó que desde hacía 20 años, un objetivo de la Iglesia mexicana era alcanzar la paz, y, de 10 años a la fecha, cuando era arzobispo de Acapulco, se hizo visible la necesidad de dialogar con el crimen.
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“Cuando estuve metido en el sistema de paz, sobre todo en Guerrero, lo platicamos con algunos de los obispos y algunos sacerdotes [decíamos] ya viene el momento en que tenemos que buscar a los delincuentes y ofrecerles acompañamiento pastoral. Ahí quedó nada más, pero ya se veía venir por todas las situaciones que se estaban generando”, enfatizó el arzobispo de Morelia.
Asimismo, Garfias Merlos explicó que los tratos pastorales consistirían en sostener acuerdos entre delincuentes y sacerdotes católicos, para llevar a cabo las actividades cotidianas de su ministerio.
“Hablar de acuerdos pastorales o de posibilidades es que si, por ejemplo, un sacerdote que tiene su parroquia en la sierra, en el filo mayor en Guerrero, en la Montaña, tiene que tener alguna forma de acuerdo con las delincuencias para que pueda ir y venir a realizar su ministerio”, dijo el arzobispo de Morelia.
Según Garfías Merlos, el taller también contemplaba generar espacios educativos para suscitar una cultura de paz, el cuidado de la causa común, establecer a las mujeres e impulsarlas como promotoras de paz, así como generar estructuras para emergencias e imprevistos.
El entonces presidente Andrés Manuel López Obrador avaló, el 15 de febrero de 2024, que José de Jesús González Hernández, Joel Ocampo Gorostieta, Dagoberto Sosa Arriaga y Leopoldo González González, obispos y arzobispo de las diócesis de Chilpancingo-Chilapa, de Ciudad Altamirano; de Tlapa; y, de Acapulco, respectivamente, se hubieran reunido con líderes de la delincuencia organizada para pactar la paz, aunque no lo lograron.
“Siempre los integrantes de todas las iglesias ayudan en la pacificación del país. Lo veo muy bien, todos tenemos que contribuir, pero desde luego la responsabilidad es del Estado, eso debe de quedar muy claro”, comentó el mandatario nacional, durante su conferencia de prensa matutina, llevada a cabo desde Acapulco, Guerrero.
El titular del Poder Ejecutivo Federal aseguró que respaldaría que las negociaciones entre los líderes religiosos y los capos del narcotráfico continuaran, además de que reveló, que tenía información que también en Michoacán, la Iglesia católica había buscado la pacificación.
“Sí [respaldo que continúen las negociaciones], todos los que puedan ayudar. Lo hace la Iglesia, me consta en Michoacán y lo hacen en otras partes […] Sí, nosotros lo vemos bien, lo vemos muy bien. Nada más que nada de acuerdos que signifiquen conceder impunidad, privilegios, licencias para robar”, dijo el presidente.
“Pero el que quiere abandonar ese infierno, porque también eso se tiene que tener muy claro, la jaula aunque sea de oro no deja de ser prisión […] vale la libertad, la tranquilidad, la paz”, expresó el político tabasqueño.
José de Jesús González Hernández, Joel Ocampo Gorostieta, Dagoberto Sosa Arriaga y Leopoldo González González, obispos y arzobispo de las diócesis de Chilpancingo-Chilapa, de Ciudad Altamirano; de Tlapa; y, de Acapulco, respectivamente, se reunieron con líderes de la delincuencia organizada para pactar la paz, pero no hubo acuerdos, por la división del territorio de dichos grupos.
Así lo reveló el obispo de Chilpancingo-Chilapa, de la Iglesia católica, durante una conferencia de prensa, el 14 de febrero de 2024, luego de la celebración litúrgica del Miércoles de Ceniza, llevada a cabo en la Catedral de la Asunción de María, ubicada en la capital guerrerense.
El obispo informó que él y sus tres homólogos buscaron un diálogo con los criminales, antes de que se desatara la crisis por la violencia contra transportistas en Acapulco, Zihuatanejo, Taxco, Chilpancingo e Iguala.
“Los obispos de Guerrero empezamos a buscar diálogos con jefes que pueden darnos la paz, pero todavía les di misa, se mueven intereses en el corazón y en la cabecita de cada uno, y no se logró, pero no nos detendremos en seguir buscando los espacios de diálogos”, sentenció.
González Hernández detalló que los líderes de los grupos criminales en Guerrero “pedían una tregua con sus condiciones, pero esas condiciones no fueron del agrado a algunos de los participantes”.
Según el obispo de Chilpancingo-Chilapa, dichas condiciones fueron relacionadas a los territorios. “Entonces no lo sueltan, les ha costado vidas, les ha costado trabajos, les ha costado dizque ganárselos”, indicó.
González Hernández dijo que se tendrían que buscar “otras maneras” de ofrecer la mediación a los delincuentes. “Nosotros creemos que el Gobierno tiene la solución […] ellos [las autoridades] tienen poder, tienen los recursos, tienen los medios, ellos pudieran mediar, pero parece que los han abandonado, o nos han abandonado”.
A pregunta expresa de con cuántos grupos se reunieron, el líder religioso explicó que cada obispo católico se reunió por separado con distintos líderes criminales. Detalló que, en su caso, tuvo encuentros con capos que operaban en la región Tierra Caliente y la Sierra guerrerense.
Según González Hernández, dichos encuentros se llevaron a cabo tras la reunión con el papa Francisco, en el Vaticano, en junio del 2023. Asimismo, enfatizó que los cuatro líderes religiosos de Guerrero “estamos muy motivados, de poder nosotros alzar la voz”, e incluso afirmó que el papa Francisco les sugirió invitar a otros obispos, de Morelia, Puebla, Oaxaca y a toda la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM).
El obispo de Chilpancingo-Chilapa aseguró que los líderes religiosos de Guerrero decidieron intervenir, debido a que la ola de violencia que afectaba a dicha entidad y al país entero. “Ya nos caló también a nosotros, ya nos llegó también a nosotros, y no podemos quedarnos cruzados de brazos”, aseveró.
“A nosotros nos han matado a ministros de la comunión, acólitos, presidentes de la comunión, mayordomos, catequistas, ahorita no nos han matado sacerdotes, pero sí ya los hubo anteriormente y eso nos da tristeza”, comentó el líder religioso.
“Nosotros vamos al corazón, no a las cosas materiales, pero ellos [los líderes de las organizaciones criminales] están metidos en las cosas materiales y nosotros tenemos que seguir con estrategias para llegar al corazón”, expresó González Hernández.
“Nosotros hacemos un llamado a que las cosas se hagan con sana intención, porque si lo hacemos con otras intenciones caemos en hipocresía, ¿verdad?. Es decir, se busca la paz y no se ve. Nos dicen que hay un cambio y no lo hay. Y prometen mejores condiciones y no las tenemos; ¿entonces qué es lo que hay? Hay mentira, hay falsedad”, agregó el obispo, al cuestionar al Gobierno estatal, encabezado por Evelyn Cecia Salgado Pineda.
“Son preocupantes las situaciones de violencia e inseguridad que como sociedad enfrentamos diariamente en Chilpancingo, esta crisis es lacerante pero también inaceptable […] nos unimos al llamado para que se lleven a cabo las acciones necesarias por parte de las autoridades competentes para restablecer la paz y se ponga un freno a la crisis de violencia en Chilpancingo”, indicaron sacerdotes del Decanato de dicho municipio.
“Hacemos un llamado respetuoso y firme a nuestras autoridades de los tres órdenes de gobierno para que no se difundan mensajes en los que se normalice la violencia, ya que Chilpancingo está ante una emergencia que demanda de toda la sociedad acciones concretas, inmediatas y vinculadas en favor de la paz”, abundaron los clérigos de la capital guerrerense, en un comunicado.
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