Uno de los pocos capos de antaño que mantenían operaciones ilícitas dedicadas al tráfico de personas en Mexicali, Gerardo Tamayo Meza, alias El Gera, fue acribillado cuando conducía acompañado de uno de sus operadores cercanos. El crimen, que ocurrió alrededor de las 19:30 horas del jueves 5 de junio, sacudió a la Capital bajacaliforniana, sobre todo porque se dio a plena tarde, mostrando un gran poderío armamentista y en una zona considerada segura para él.
Aún había luz natural en el cruce de las calles Arqueólogos y Ceylán, en la zona conocida como Conjunto Urbano Universitario, una comunidad ubicada al Poniente de la ciudad, muy cercana a la línea fronteriza.
Tripulando un vehículo Fiat, color rojo, El Gera circulaba acompañado de su conocido socio, Saúl Alejandro Valencia Estrada, de 39 años de edad, conocido como El Guaymas, el cual cuenta con un enorme historial delictivo.
Cuando llegaron al punto arriba mencionado, los tripulantes de un automóvil Mitsubishi Mirage, color azul, sin placas, le cerraron el paso y rápidamente descendieron los sicarios que, sin titubear, abrieron fuego empoderados con rifles de asalto.
Los proyectiles perforaron el cristal y la humanidad del Gera, pero apenas tocaron a su compañero, quien se encontraba en el asiento del copiloto. Es decir, el ataque fue directo y preciso hacia el conductor.
Tras descargar la metralla, abordaron nuevamente la unidad Mirage y huyeron a gran velocidad hasta llegar a la colonia El Paraíso -cerca de la Subcomandancia Poniente-, donde abandonaron el automóvil, entre matorrales y cascajo.
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Fueron pocas cosas las que dejaron los criminales en la escena, pero destacaba entre el camino de terracería, una caja con una pizza con piña, jamón, peperoni y tocino, una firma distintiva a la agrupación delictiva de La Chapiza, dirigida por Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán Salazar, vástagos del conocido capo ahora preso en Estados Unidos, Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo. La única diferencia es que el tipo de ingredientes y el tipo de platillo italiano era un tanto diferente al que se abandona en las escenas de Los Chapitos.
Horas después, delincuentes armados realizaron otro ataque en la colonia Vicente Guerrero, donde perdió la vida el de nombre Héctor Mario de Luna Morales, residente de la comunidad. Se presume que este crimen ocurrido en el cruce de las calles Francisco Moctezuma y Federación, está vinculado con el homicidio de Gerardo Tamayo.
De hecho, algunas fuentes refieren que en ese mismo lugar se ubicaba el hijo de Gerardo Tamayo, pero no resultó herido. Sin embargo, ninguna autoridad pudo confirmar el crimen.
EL RUSO YA HABÍA SALVADO AL GERA
Aunque se colocó una pizza a un costado del vehículo abandonado con el que se perpetró el crimen, y que esto podría sugerir que el grupo delictivo verdugo está ligado a La Chapiza, la principal línea de investigación apunta a que los matones están vinculados a Los Rusos.
Existen versiones que células de La Chapiza en Mexicali ya habrían encontrado sociedad con integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) -tal y como lo refieren recientes informes desclasificados de la DEA-, para pelear el control de la plaza en este municipio contra Los Rusos, pero hasta el momento no hay suficientes elementos para considerar que este homicidio tiene origen en esta relación.
La principal línea de investigación de todas las autoridades consultadas confirma que la agresión fue dirigida por Los Rusos, grupo delictivo preponderante en todo el municipio y que tiene el poderío suficiente para cometer un ataque de esta naturaleza en una zona dirigida por sus colaboradores, y se originó en un conflicto de negocios con familiares del Ruso.
Gerardo Tamayo Meza lideraba una célula delictiva histórica en la Zona Noroeste de Mexicali. Su actividad ilícita relacionaba a gran parte de su familia y competía con otros grupos familiares dedicados a la misma actividad.
Cuando llegó el control de Los Rusos en todas las actividades ilícitas en Mexicali, Los Tamayo se unieron como socios en esta actividad que tenían controlada.

El pasado mes de enero de 2024, Gerardo Tamayo fue privado de la libertad por un conflicto con la célula de Los Omega, dirigida por Christian Jael, conocido como El Taquiza, hermano de Felipe Eduardo Barajas Lozano, quien desde 2021 está preso acusado del delito de feminicidio, en un penal de Nayarit.
El “levantón” fue la gota que derramó el vaso, pues la célula del Taquiza ya estaba advertida por cometer actos de insubordinación a la estructura de Los Rusos. El levantón del Gera Tamayo no era una orden del Ruso, por lo que ordenó su liberación y posteriormente asesinaron a todos los integrantes de Los Omegas, entre ellos Ricardo González Valles, alias El Corico, El Tatuado y/o El Rica; y César Raúl Hernández, El Rostro. Es decir, El Ruso ya había salvado la vida del líder de Los Tamayo, quien también se salvó de purgar una prolongada pena en prisión, toda vez que en julio de 2021 fue capturado por elementos de la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO), durante un operativo coordinado donde también se aseguró a Araceli Espinoza Maravilla, Sergio Sauceda Santana, Saúl Alejandro Valencia Estrada “El Guaymas”, Alejandro Félix Sánchez y Alan Iván Pulido Palomar, con edades entre los 33 y 39 años, tras obtener un mandamiento judicial emitido por un juez de Hermosillo, Sonora, según el expediente 397/2021.
Derivado de su captura se logró localizar un túnel transfronterizo ubicado en la colonia Santa Cecilia, a 350 metros del cerco fronterizo, el cual estaba en construcción, pero que ya había cruzado la frontera.
La edificación subterránea, descubierta por elementos de la entonces llamada Guardia Estatal de Seguridad e Investigación (GESI) con apoyo de autoridades estadounidenses, tenía avanzada infraestructura y siempre se vinculó a Los Tamayo. Dentro del inmueble se ubicaron dos vehículos cuyas placas arrojaban como propietario a la empresa BG Grupo Constructor S. A. de C.V., propiedad de los hermanos Misael y Erik Beristaín Ramírez, quienes se ubican en el padrón de proveedores de la Secretaría de Salud y del Poder Ejecutivo.
La banda de Los Tamayo recobró su libertad y volvieron a las actividades ilícitas.
Una de las principales líneas de investigación refiere que los sicarios que perpetraron el crimen no formaban parte de ninguna célula local, sino que fueron contratados de Sinaloa para cometer el asesinato.
Las mismas fuentes sugieren que el crimen fue un tema totalmente ajeno a la lucha entre La Chapiza y La Mayiza, sino que pudo originarse por un conflicto interno con un familiar de Sánchez Félix, conocido como El Ruso.