De Milán a Chihuahua. Originario de Milán, Italia, donde nació el 15 de noviembre de 1648, Juan María Salvatierra y Bisconti, como sacerdote jesuita llega de misionero en 1680 para atender Chínipas, Guazapares y Témoris: Santa Inés, Santa Teresa y Santa María. Fundará San Francisco Javier de Cerocahui y los Santos Mártires de Japón de Cuiteco.
Chihuahua ha tenido obispos y misioneros memorables.
Don Adalberto Almeida y Merino, originario de la Misión de Bachiniva (1916).
Don Manuel Talamás Camandari, admirable pastor y comunicador; en tres ocasiones (tres trienios) presidente de la Comisión Episcopal de Comunicaciones de México. Sus padres originarios de Belén, Palestina.
Don José Llaguno, jesuita regiomontano, se desplazaba como prelado obispo de la Tarahumara en avioneta que él mismos piloteaba. Jesuita, como el padre Salvatierra, es memorable la labor a quien con cariño llamaban Pepe Llaguno.
Cuando la Compañía de Jesús traslada de Chihuahua al rector de los colegios de Guadalajara, y luego Tepozotlán, al padre Juan María Salvatierra, más de 200 tarahumaras a pie desde Cerocahui y misiones jesuíticas, irán a exigir hasta México que les devuelvan a su padre misionero; que enviaran a otro jesuita, pero no al Apóstol Mariano.
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A estas alturas los chihuahuenses ya habrán casi terminado de edificar el imponente templo del santo mártir San Pedro de Jesús Maldonado, sacrificado en la persecución religiosa en el siglo XX.
Una amiga de Chihuahua, Chihuahua, se casó con un guaycura de San Francisco Xavier; y otra chihuahuense amiga, con un kiliwa, originario de Ensenada, Baja California.

Cuando nació Salvatierra, en 1648 (siglo XVII), se creía que la California era la isla más grande de la tierra, a pesar de que Hernán Cortés y más exploradores marítimos tenían certeza desde el siglo XVI que era península. En orden se dice que se trata de Baja California Sur, Baja California y California.
En el alma chihuahuense, sonorense, y bajacaliforniana, con admirable devoción, hay que memorar a los jesuitas, y en especial al padre Juan María Salvatierra. Porque, movido por el Espíritu Santo y su amor a la santísima Virgen María (Loreto), sacrificará su amor por el estudio para irse a ser uno con los tarahumaras, y nuevamente dejar los colegios de Guadalajara y Tepozotlán para retomar la evangelización y promoción humana de los californios.
Quien descubrió en equipo de espeleólogos, lugares únicos en el mundo como los Cristales Gigantes de Naica, o la cascada más grande de México, Piedra Bolada, 500 metros de caída (el doble que Basasiachic), fue el geólogo-espeleólogo Carlos Lazcano Sahagún (Ensenada). En su libro (55) La California de Kino (Amazon), nos enseña que las misiones de la California (península) a las que llegó el jesuita Eusebio Francisco Kino en 1683, no habrían sido posible sin la ayuda de Sonora y Arizona; y claro, sin el Padre de las Californias, el jesuita milanés, quien primero sirvió a los chihuahuenses de la Tarahumara donde fundó la memorable misión de San Francisco Javier de Cerocahui. De hecho, una de las grandes misiones guaycuras de la Baja California Sur es San Francisco Xavier.
El Apóstol Mariano primero fundará Nuestra Señora de Loreto un 25 de octubre de 1697, siguiendo los caminos del Padre Kino, que fundó en abril de 1683, su primer misión: Nuestra Señora de Guadalupe de las Californias.
Germán Orozco reside en Mexicali, B.C.