Nosotros lo sabemos de cierto: no podríamos llegar a los 45 años de fundación de ZETA sin los lectores del Semanario, quienes, desde el 11 de abril de 1980, confiaron en la palabra escrita de los periodistas directores fundadores, J. Jesús Blancornelas y Héctor Félix Miranda, y el periodismo de investigación que iniciaron, legaron y enseñaron a cientos de reporteros que por esta redacción han transitado.
Por supuesto que no ha sido fácil. Mientras los lectores mantienen en circulación al Semanario, otras fuerzas concentradoras de poder, sea oficial o criminal, han intentado lo contrario. No son pocas las veces que quienes integran ZETA se han enfrentado a la amenaza, al descrédito, a la difamación, la calumnia, y, desafortunada y tristemente, a la muerte. Siempre lamentaremos la ausencia urdida por manos criminales de Héctor Félix, del atentado a Blancornelas, del asesinato de Francisco Javier Ortiz Franco, del de Margarito Martínez que, aun como fotógrafo freelance, fue parte de este equipo.
Nada de eso ha mermado la confianza de los lectores y el compromiso de reporteros, periodistas, editores, por seguir cumpliendo su compromiso de hacer periodismo de investigación, allende el riesgo en un país como México, tan impune, tan corrupto, tan peligroso para el ejercicio de la profesión.
Ese equipo editorial no podría funcionar sin valientes compañeros de las áreas de administración, distribución, formación, corrección, fotografía y archivo que, a pesar de la amenaza, han permanecido firmes, contribuyendo desde cada una de sus áreas para que este Semanario salga cada viernes a las manos de los mejores lectores.
A lo largo de estos 45 años, ZETA ha sobrevivido a gobiernos de todos colores, al priismo con el que inició una época donde el oficialismo acechaba al oficio periodístico y llegó una voz Libre como el Viento no sólo para ejercer el derecho a la expresión; también para ofrecer nuestras páginas a personas, personajes, ciudadanos y sectores que eran censurados, ignorados y victimizados por aquellos gobiernos tricolores.
También superamos al panismo que intentó frenar la libertad de expresión, poniendo candados al acceso a la información al pretender modificar el léxico en tiempos de inseguridad, narcotráfico y crimen. Y por supuesto ahora, con un morenismo recalcitrante que concentra y centraliza la información, niega la entrevista de manera sistemática, reserva legalmente información que de suyo es pública y extermina a grupos de la sociedad civil y organismos autónomos que fueron creados específicamente para tener un camino libre a la información pública, al manejo del recurso y la orquestación de políticas públicas que, a final de cuentas, benefician a unos cuantos cercanos y actores del círculo del poder.
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ZETA ha seguido su camino a pesar de los cárteles y sus amenazas. Aun cuando quienes asesinaron a nuestros compañeros viven o murieron en la impunidad por sus crímenes contra los periodistas, las afrentas del los Arellano Félix, del Cártel Jalisco Nueva Generación y recientemente la colocación de una narcomanta directamente contra este Semanario -investigación que, por cierto, sigue pendiente en el oficialismo-, han afectado la seguridad del Semanario, pero no callar las voces de las víctimas, de la sociedad ávida de justicia e información. Finalmente resuenan las palabras de J. Jesús Blancornelas, quien a pesar de las balas, nunca se dobló: “No puedo permitir que los narcos piensen que pudieron quebrar el espíritu de ZETA, ni que los lectores crean que tuvimos miedo”.
En esa línea sigue la redacción de ZETA, con la convicción del líder y el compromiso de cada uno de quienes integran y hacen posible que cada viernes, una nueva edición esté disponible para quienes estas líneas leen.
Los gobiernos del PRI se fueron, los del PAN también, sucederá con los de Morena, pero a lo largo de 45 años y tres partidos políticos, el periodismo del Semanario sigue presente, circulando, leyéndose, generando discusiones porque se basa en el principio de estar cerca de la sociedad y lejos del gobierno, de dar voz a quien pretenden arrebatársela, exigir justicia para las víctimas, señalar la corrupción, la impunidad, evidenciar la complicidad entre los criminales y los oficiales, publicar la imagen y el nombre de quienes desde la opacidad, la protección o el gobierno, perjudican a los más para el beneficio de los menos.
Para los mejores lectores, quienes a través de la lectura del impreso y ahora de la página electrónica y redes sociales, no nos queda más que seguir haciendo lo que nos heredaron y enseñaron: periodismo de investigación, crítico, de opinión, contestatario, libre como el viento, para estar a su altura y responder a estos 45 años de confianza.
Desde Baja California, los mejores lectores mantienen vigente el periodismo de investigación en México, haciendo que prevalezca la libertad de expresión muy a pesar del oficialismo, la opacidad y el abuso de las fuentes de poder. Por ello, muchas gracias por la confianza, por permitirnos de su mano y guía, ser Libres como el Viento a través de los años.