Tras un trasplante de riñón exitoso en el Instituto Nefrológico de Tijuana (INT), Amaya Moreno Meléndez, de 10 años, y Francisco “Panchito” Franco Benavides, de 13, podrán mejorar su calidad de vida luego de recibir un órgano donado por sus propias madres. Ambas lograron brindarles una segunda oportunidad a sus hijos el pasado sábado 15 de marzo.
Stephanie Mónaco Meléndez, madre de Amaya y residente de Tijuana, señaló que, como padres, fue complicado aceptar la situación, pero no se detuvieron hasta encontrar el tratamiento adecuado para su hija.
“Pensábamos que era algo pasajero, hasta que les hicimos unos exámenes clínicos y nos dimos cuenta de que la enfermedad estaba demasiado desarrollada, ya era una etapa 5. Como papá, aceptarlo es muy difícil; uno busca opiniones y, al final, todos llegaron a la misma conclusión. Lo primero que uno piensa de la enfermedad es que es muerte, pero ya con el proceso te das cuenta de que sí tienen alternativas”, narró.
Por su parte, la madre de Panchito, Yolanda Benavides Gómez, conocía la condición de su hijo desde que estaba en su vientre, por lo que buscaron apoyo para evitar que la enfermedad se desarrollara.
“Yo sabía de su enfermedad desde que él estaba en mi vientre. Desde ahí sabía que estaba enfermo y que en una etapa él iba a llegar a lo malo, pero tuvimos un accidente y, como consecuencia, se le adelantó”, dijo.
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El doctor Marco Antonio Olivas, nefrólogo pediátrico del INT, estuvo a cargo de la cirugía y la atención médica de los menores, junto a un equipo multidisciplinario conformado por el Dr. Beltrán, el Dr. Cabrera y el Dr. Gallegos.
Según explicó, los niños presentaban situaciones particulares de complicación: Panchito tenía malformaciones congénitas de nacimiento, mientras que Amaya nació con un riñón pequeño que, con el tiempo, dejó de funcionar.
“Un año”, compartió Amaya sobre el tiempo que pasó sin poder realizar sus necesidades urinarias. Sin embargo, tras la operación y durante su semana de recuperación, ha ido “muchas veces”, comentó.
“Tuvimos la situación de operar a dos pacientes pediátricos, lo cual no es lo habitual, y ambos tenían un historial de muchas complicaciones. Eran casos muy difíciles para operarse”, explicó el doctor Ismael González.
De cada cinco pacientes en la institución, cuatro son adultos y solo uno es niño. La mayoría de los pacientes adultos tienen entre 35 y 40 años. Según destacó el equipo médico, la institución ha presentado un 90 % de éxito en los procesos de trasplante.
“Esta enfermedad, la insuficiencia renal, es catalogada como un cáncer. Cuando los pacientes reciben el diagnóstico, saben que no les quedan muchos años de sobrevida; es una condición potencialmente grave”, resaltó el especialista.
Por razones éticas, no se especificó el costo exacto de la cirugía debido a las complicaciones, aunque se destacó que suele ser inaccesible para la mayoría de las personas.
Afortunadamente, ambos menores contaron con el apoyo de la Fundación Pro-Transplantes de Baja California A.C. Sonia Ibáñez, titular de la fundación, especificó que, mientras que en el caso de Panchito se cubrió por completo, en el de Amaya se apoyó con ciertos medicamentos. Además, recibieron donaciones de la sociedad civil y del sector empresarial privado, lo que permitió que ahora ambos niños puedan continuar con una mejor calidad de vida.
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