“El dibujo es como bailar sobre el papel”, expresó a ZETA la artista plástico tijuanense que celebra 75 años con la exposición “Mitos, Modos y Modas”, que se exhibe en Galería de Arte POP de Tijuana
Entre los abundantes artistas plásticos hombres de Tijuana y Baja California, Silvia Galindo Betancourt se ha forjado su propia trayectoria que se distingue de sus contemporáneos o de su generación especialmente por el dibujo y la mancha de tinta sobre papel.
Por estos días, la artista plástico tijuanense celebra su cumpleaños número 75 con la muestra “Mitos, Modos y Modas”, que se exhibe en Galería de Arte POP de Tijuana, cuya individual, inaugurada en diciembre de 2024, permanecerá durante marzo de este año.
“A los 75 años debe de ser uno ya más tranquilo, no esperar tanto de la vida, sino dejar que las cosas lleguen, nada más. Todo lo que venga es bienvenido, ya sin tanto querer subir. Voltear hacia atrás y decir: ‘Bueno, valió la pena’. Estoy aquí, haciendo lo que yo quiero hacer”, refirió a ZETA la artista, previo a contar algunos detalles de su historia y su obra, entre algunas piezas de “Mitos, Modos y Modas”.
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DE CHIHUAHUA A TIJUANA
Hija de Herminio Galindo Labrado y María Betancourt Mendoza, Silvia Galindo Betancourt nace el 23 de septiembre de 1949, en Chihuahua, Chihuahua, aunque a los 5 años, en 1954, llega a Mexicali, y a los 10, en 1959, a Tijuana, con su familia. Concluye la primaria en la Escuela F. Martínez, la secundaria en “La Poli” y la preparatoria en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Estudia la Licenciatura en Educación en el Instituto de Capacitación del Magisterio entre 1967 y 1970. En 1971, a la edad de 22 años, ingresa al Taller de Dibujo y Pintura con el artista plástico Ángel Alfonso Valenzuela Ramos, más conocido como Ángel ValRa; y en 1983, ingresa al Taller de Serigrafía en la Casa de la Cultura, con Montserrat Sánchez.
En 1971, en Tijuana no había Casa de la Cultura, ni instituciones culturales como el Centro Cultural Tijuana (CECUT) o el Instituto de Cultura de Baja California (ICBC). Era la década en que jóvenes bajacalifornianos con inquietudes artísticas viajaban a Ciudad de México para estudiar en “La Esmeralda” o en San Carlos.
– ¿Cómo era la época de los 70 en cuanto a la profesionalización en el arte en Tijuana?
“Era muy escaso; por ejemplo, las exposiciones eran en los lobbies, en el Lobby del Campestre, era lo que había. No pude ir a estudiar, no tuve los medios o a lo mejor no tuve la valentía que tuvieron otros, pero me quedé aquí, estudié la Normal. Además, en la casa nos dijeron: ‘Tú estudia la Normal. Ya que estudies la Normal y te puedas pagar tú tus estudios, sigues estudiando’. Era lo que había, no había eso de ‘¿A dónde quieres ir a estudiar?’. Aquí en Tijuana no había academias, había talleres. ValRa daba talleres, él juntaba su grupo, hacía su taller, pero no había mucho”.
Entonces recordó su formación autodidacta también en libros de arte:
“Yo me dediqué a buscar en libros. En Calimax vendían colecciones de libros de arte, vidas de los artistas, libros que me encontraba de técnica sobre dibujo, sobre pintura, sobre composición; cada libro era un pintor diferente; entonces fui elaborando mi propio conocimiento. Goya me impresionaba mucho por ese dramatismo. Picasso fue bastante determinante, de ahí empecé a trabajar con la línea, con los trabajos que veía yo de Picasso, de cómo sintetizar algo con pocas líneas”.
“ERA MUY DIFÍCIL PARA LAS ARTISTAS SER ACEPTADAS EN GRUPOS DE ARTISTAS HOMBRES”
La reconocida artista plástico trajo a la memoria sus primeras exposiciones desde la década de los 80, abriéndose paso desde entonces no sólo entre las galerías independientes de la ciudad fronteriza, sino entre las exhibiciones individuales y colectivas de hombres.
“Mi primera exposición fue en 1985 en la Biblioteca de la UABC, que estaba a cargo del Profesor Rubén Vizcaíno; y la segunda en el 86, en la Biblioteca Benito Juárez, apoyada por Pedro Ochoa, que era encargado del Departamento de Arte y Cultura (antes que se convirtiera en IMAC)”.
– ¿Por qué fueron importantes tus dos primeras exposiciones en la Biblioteca de la UABC en 1985 y la de Biblioteca Benito Juárez en 1986?
“Las dos fueron individuales, ya que era muy difícil para las artistas ser aceptadas en grupos de artistas hombres. Y como yo tenía muchas ganas de desarrollarme como artista, pues busqué mi camino sola. Yo había tratado de exponer con los pintores de ese tiempo y pues como que eran grupos muy cerrados”.
– ¿Por qué era difícil para las artistas mujeres ser aceptadas en grupos de hombres en Tijuana en la década de los 70 y 80?
“Alguien me comentó: ‘Es que yo veía a las mujeres como que estaban ahí por esnobismo, nomás por socializar o porque se creían mucho’. Como si no fuera para ellos también lo mismo el creerse mucho. Era considerado como que las mujeres no tenían nada que hacer ahí. Parece como que es una época muy antigua eso, pero no, siguió siendo y ahorita ya es menos, pero siempre ha sido así. Una vez expusimos en el Consulado de Los Ángeles, era una colectiva; invitaron a nueve hombres y a dos mujeres. Ahí estuvimos Estela Hussong y yo. Era muy difícil y siempre estaban así las exposiciones, muy desbalanceadas. En las exposiciones mixtas aceptaban a una mujer nada más para que vieran que estaban aceptando a alguien”. Desde entonces, su obra se ha exhibido en galerías de México, Estados Unidos y Cuba.
“ME SIENTO MUY CÓMODA CON LA TINTA SOBRE PAPEL”
Durante su trayectoria artística, Silvia Galindo Betancourt ha explorado diversas técnicas, entre otras, acrílico sobre papel, ensamble, litografía, serigrafía, grabado, arte objeto, collage, instalación; aunque reconoce su predilección por la tinta sobre papel.
– ¿Por qué en tu obra en general prefieres la tinta sobre papel?
“Empecé con mucho color en los cuadros, luego les fui quitando. Me siento muy cómoda con la tinta sobre papel. Empecé haciendo línea y de repente me separo un poco, pero regreso a la línea, es como ir y regresar. En esta etapa de mi vida estoy regresando con otra visión, como alguien que ya vio muchas cosas. No es como cuando empieza uno que no sabes para dónde ir”.
– ¿Qué te da la tinta sobre papel en comparación con otras técnicas?
“Me gusta la mancha, lo que aparece en el papel, la sorpresa y combinarlo con líneas definidas. Ahora estoy trabajando la tinta y le estoy agregando carbón. Es lo que estoy haciendo”.
– Cuando estás enfrente del papel, ¿ya sabes qué vas a crear?
“No, muchas veces no. Muchas veces estoy hablando por teléfono y estoy rayando una hoja, siempre estoy rayando, me gusta rayar y encontrarme cosas. Sería muy difícil que en mi mente estuvieran todas las imágenes, muchas veces han aparecido en el papel. La mano a veces se mueve sola. El olor a los materiales, acercarte al material y olerlo, la sensación que se siente en las manos el papel es algo muy necesario y muy satisfactorio, algo que no te da otras cosas”.
– Algunas obras son figurativas como las de título “Gata”, “Hojas”, “Cardumen”, “La virgen de los simios” o “Callejeros”, pero la mayoría son totalmente abstractas. ¿Podrías hablarnos tanto de la figuración como de la abstracción en tu obra?
“Generalmente lo figurativo parte de un collage, de alguna imagen hecha, alguna imagen amplificada. Por ejemplo, los perros en ‘Callejeros’ fue la fotografía de un solo perro. Trabajo mucho con ‘El tesoro de la juventud’ para el collage, ahí trabajo mucho en la figuración en collage. Me gusta porque es negro, gris. Me gustan los colores de los libros de ‘El tesoro de la juventud’, son libros viejos que se les daban generalmente a los niños con muchos temas; las fotografías son antiguas, en blanco y negro, y son bastante oscuras. De ahí saqué ‘La virgen de los simios’”.
– ¿Qué buscas lograr en la síntesis de una obra abstracta?
“Es difícil encontrar qué es lo importante, pero en ese momento me jala y me dice ‘Es esto lo que estoy buscando’. A veces le agrego cosas. Me encuentro la figura y le agrego cosas, pero no ando buscando algo muy definido, más bien encuentro cosas. Por ejemplo, encuentro cosas interesantes en una mancha sin que tenga que estar viendo lo figurativo”.
LA FRONTERA, EL PAISAJE, LA VIOLENCIA
En la entrevista para este Semanario, Silvia Galindo Betancourt también habló del color, el paisaje y la frontera en su obra.
– ¿Por qué prefieres el color negro, ocre, dorado y rojo, a diferencia de colores cálidos?
“He tenido algún tiempo, por épocas, que he trabajado mucho con el dorado, porque creo que va muy bien con el negro, más que todo, porque es muy sutil, porque no se trata de jalar la atención, sería mucho más fácil jalar la atención si pusiera un rojo, se brinca el color. Lo sutil es para que sean obras más tranquilas, más serenas. A veces sí uso el color rojo. El negro es el que se ha ido quedando, he ido trabajando con el color negro y se me ha ido quedando. Siento que el negro es mi mejor forma de expresión”.
– ¿Ha influido el color del paisaje de Baja California en tu obra?
“Sí debe de influir, inconscientemente quizás pero sí influye el paisaje. Me encanta el trópico y me encanta estar allá, pero esto es lo que a nosotros nos tocó vivir, como decía Cristina Pacheco”.
– ¿Cómo ha influido Tijuana o Baja California o la frontera en tu obra?
“Mi obra en realidad sí es parte del paisaje. Por ejemplo, los perros (Callejeros 1 y 2) son algo que nos encontramos donde quiera, antes eran más, antes los perros callejeros eran como muy natural, ahorita ya hay más conciencia, ya no los dejan que estén tanto en la calle. En mi obra está el tema de la moda, la belleza, está muy en boga el querer ser bonitas. La obra ‘Ser bonita’ es como ‘Ven y escoge tu máscara, ven y escoge tu cuerpo’. La moda es parte quizá no nada más de Tijuana, pero sí de nuestra época. Hice la serie ‘Aquí no nos despiertan los gallos, sino las balas’ en los 90, que estuvo aquí terrible. Hice un diccionario con muchas páginas empezando con la A: Arma; C: Crimen; D: Delincuencia. Y cada una venía con una nota del periódico y con un dibujo mío, era un juego. Hice toda una exposición que anduve llevando por varios lugares”.
– ¿Cómo ha permeado la violencia de Tijuana en tu obra? A propósito de obras como “El que cantó a San Pedro” (cajón de madera, figura de yeso y casquillos de balas; 85x115x94 centímetros; 2009).
“Esa instalación fue parte de lo que hice en ese tiempo. Yo pienso que no había forma de evadir el tema de la violencia, yo creo que todos teníamos miedo, miedo por nosotros, miedo por los hijos, miedo por todo lo que estaba pasando. Y bueno, ahí salió la obra del gallo y otras obras con la misma temática de cuerpos envueltos, de cuerpos enterrados. La violencia sigue, pero ya no la seguimos tanto. Era como que estábamos metiéndonos al agua y ahora ya estamos adentro”.
“EL DIBUJO ES COMO BAILAR SOBRE EL PAPEL”
La obra de Silvia Galindo es esencialmente dibujo de tinta o carbón sobre papel; incluso sus dibujos forman parte de diversas instalaciones.
“Hay mucho papel y tinta sobre papel en mis instalaciones. Las instalaciones las empecé en los 90. No es que dijera ‘Ahora me voy a dedicar a las instalaciones’. A mí los objetos siempre me han llamado la atención. Hice instalaciones con papirolas, era como regresar a qué jugaba”, revela.
– ¿Qué tan determinante es el dibujo en tu obra?
“En mi obra el dibujo es más importante que la pintura, yo casi no tengo pintura; más bien soy dibujante, instaladora. Todo se va complementando y me gusta también meterme en técnicas que no conocía. Siempre me llama mucho la atención lo que falta, lo nuevo, lo que sigue”.
– ¿Por qué prefieres el dibujo de tinta sobre papel que la pintura a color?
“Hay muy buenos pintores ya. Creo que a mí me da mejor resultado el dibujo. Me gusta mucho la línea. Me he retirado de la pintura, tengo bastante tiempo que no me pongo a hacer una pintura. A veces ilustro o pinto un poquito mis dibujos, pero siempre la base es un dibujo”.
– ¿Qué es el dibujo para Silvia Galindo Betancourt?
“El dibujo es la línea, es trabajar con líneas, es dejarte llevar por la línea. El dibujo es como bailar sobre el papel, es moverse sobre una superficie”.
LA EXPOSICIÓN
Con “Mitos, Modos y Modas”, inaugurada en diciembre de 2024, Silvia Galindo Betancourt celebra 75 años. Refiere a este Semanario que no se trata de una retrospectiva, pues sólo expone obra de las últimas dos décadas, sobre todo tinta sobre papel, carbón sobre papel, collage e instalación.
La exposición consta de 28 piezas que incluye, por ejemplo, obras como “Cardumen”, “Hojas”, “Herbolaria” (57 dibujos), “Gata”, “Pasarela”, “Callejeros” y “Catálogo de modas”, entre otras.
“‘Mitos, Modos y Modas’ es una exposición más de introspección, mi carácter es introvertido. Más que reflejar la realidad es reflejarme yo en la realidad. Son obras muy íntimas, lo que unifica a la exposición es el color blanco que está en todas las obras, la tinta que casi está en todas también. Los temas son diferentes, pero lo que más hay es moda. Las obras de los perros (Callejeros 1 y2) es para salirse de la monotonía. Predomina el blanco, el negro, la tinta”.
– A diferencia de la docencia, ¿qué ha sido para ti el arte en tu vida?
“El arte es una forma de ser yo misma. Uno es conforme donde está. Uno es la mamá de, la esposa de, la vecina, en el arte soy yo, es sentirme yo, es hacer lo que yo quiero, hacer cosas que vienen de mí para mí”.
Concluye Silvia Galindo Betancourt entre obras de “Mitos, Modos y Modas”: “El arte es una forma de vivir, es una forma de ser. No sé qué sería sin el arte, es parte de mi vida, nunca he estado fuera del arte. El arte me complementa como ser humano, me hace sentir que estoy bien, que la vida vale para algo”.