Un asiento en la primera fila del Foro Jai Alai permanecía vacío mientras el denominado “Mejor Mariachi del Mundo” se hacía presente en el escenario fronterizo la noche del sábado 8 de marzo en Tijuana. Era un niño de no más de 10 años, que no cabía en sí de su emoción, enfundado en su propio traje charro y con un violín proporcional a su estatura, con el que se lanzó a interpretar desde su esquina más de la mitad del repertorio.
Qué mejor ejemplo del mensaje que acompaña a la gira de los 127 años que ese pequeño que sacó incontables sonrisas a los presentes. Un legado musical del que Mariachi Vargas ha enfatizado con la gira recién iniciada del mismo nombre: “El Legado Tour”.
Poco más de dos horas y un set de casi 50 canciones, entre temas completos, uno que otro instrumental, solos y popurrís, apenas y bastan para esbozar todas las composiciones y artistas que han formado parte de la agrupación, quienes nunca dieron tregua al público con sus segmentos del ayer y hoy, donde Carlos Martínez, voz y violín, y actual director artístico, resaltó la labor forjada desde 1897 con Don Gaspar Vargas, pasando por Silvestre Vargas, Jesús Rodríguez, José Martínez y Rubén Fuentes, un viaje respaldado por videos en pantalla de la historia del mariachi, sus integrantes actuales, paisajes mexicanos y personas de alrededor del país.
El Mariachi Vargas siempre se ha considerado una familia con mucha responsabilidad, a la cual hacen honor los 14 integrantes actuales, pero quienes también se dieron tiempo para disfrutar y hasta bromear con el público, demostrando una sinergia que envolvió a un Foro prácticamente lleno.
Si bien algunos sets dudaron más tiempo, como el de Juan Gabriel y Vicente Fernández, en lugar de compartir más temáticas tradicionales, se entiende que la agrupación apela a distintas generaciones y público, y es esa mezcla la que también funciona para que se mantengan vigentes y un sábado fresco de marzo los tijuanenses se lanzaran a presenciar tal espectáculo, en el cual también interviene una pareja de bailarines de Guadalajara.
Finalmente, tras risas, coros y hasta momentos de hipnosis, el Mariachi Vargas se despidió a las 11 p.m. con una foto colectiva, antes de volver e invitar a ese pequeño músico de la primera fila a compartir escena con dos canciones: “El cachanilla”, emblema bajacaliforniano; y “El Son de la Negra”, pues no había otra forma de cerrar tal presentación que con una de las grandes canciones del Patrimonio Inmaterial del Mundo. Una experiencia que todos, y en especial ese charrito (como Don Carlos lo anunció con cariño), atesorarán.