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lunes, marzo 3, 2025
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Inmortalidad, teatro y fracaso

El lado humano de Leonardo Da Vinci es el epicentro de investigación del dramaturgo y actor Rodrigo Murray que resultó en el monólogo “Leonardo”, el cual presentará hoy viernes 28 de febrero en la Sala de Espectáculos del CECUT. Pretexto para charlar con ZETA sobre la creación de personajes, el rigor en el trabajo artístico y la condición humana

 

En su búsqueda por humanizar a Da Vinci, mostrándolo como un ser humano con fracasos y debilidades, el histrión Rodrigo Murray reflexiona sobre el teatro como un arte que permite abrir la ventana del tiempo y observar el pasado; medita sobre la inmortalidad como la capacidad de ver y entender lo que sucedió en el pasado y cómo eso puede enriquecer; y analiza el fracaso como un proceso humano natural y no como algo negativo.

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Previo a la presentación del monólogo “Leonardo” en Tijuana el 28 de febrero, y en San Luis Río Colorado el 1 de marzo, con el que el también conductor promueve el estímulo intelectual y calidad cultural, ofreció un masterclass en CUT Universidad de Tijuana sobre la creación de personajes enfocada hacia las artes escénicas, con veracidad para el cine, teatro y televisión, donde el egresado de Teatro por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y maestro en la Facultad de Filosofía y Letras, señaló que la docencia repercute en su actuar.

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En la exigencia, desde casa me inclinaron hacia la lectura, la investigación, y sacar el mundo oculto de las bibliotecas para exhibirlo. Ahí que ‘Leonardo’ requirió un trabajo de 15 años de investigación sobre la vida de Leonardo da Vinci a profundidad, de todo lo que tiene que ver con sus inventos, creaciones, escritos, filosofía, cocina, ingeniería, teatro, habitantes, cohabitantes, momento histórico y las distintas problemáticas por las cuales él vivió y decidí aterrizarlo no como un genio, sino como un ser humano. Ahí es donde nos identificamos con él, no con su pintura ni con sus inventos, pero sí a

los niveles de entendimiento de sus fracasos, de sus amores, de sus hambres y de su sed de entender y descubrir el mundo”, explicó.

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Ha sido fascinante entrar a ese laberinto de la investigación como si fuera un detective, de forma docente, mucho tiempo lo estoy reiterando y subrayando con mis alumnos: no podemos quedarnos con un solo dato. Soy muy estricto conmigo mismo a la hora de exigirme mi trabajo sobre la escena, un rigor para el cual ya no nos damos el tiempo. Ahora vemos la televisión sin verla, vemos fragmentos de dos minutos, encabezados de periódicos, no hay una necesidad imperiosa de saber, de querer entender el porqué de las cosas”, agregó.

Durante 90 minutos, Murray desmenuza tres vertientes de Da Vinci: “Una es su propia investigación sobre la inmortalidad, en sus diseños y en su afán por encontrar cosas. Lo ves en sus diseños de peces, aves, caballos, aparatos circulatorios, disección de cadáveres, la máquina de volar, el submarino, la bicicleta y la constante búsqueda de la llave de la eterna juventud o la inmortalidad. Esa es mi parte de mi ficción, seguramente era un hombre que pensó en cómo encontrar la llave o el secreto de la inmortalidad. Le fascinaba el teatro, hizo muchos espectáculos teatrales en los patios y salones de los grandes palacios de Ludovico Sforza y Francisco I, como empresario, y productor, hacía volar ángeles, dragones gigantes. Era un hombre que amaba el teatro, que buscaba la inmortalidad y vivía el fracaso. Son los tres grandes pies donde se sostiene esta obra, y cuento la historia a través de Leonardo da Vinci y de Rodrigo, un hombre que vive en el Siglo XXI, que es un actor que trata de montar un monólogo sobre Leonardo da Vinci, acompañado de una pieza escultórica del maestro Sebastián, que va transformando el espacio, y que me permite viajar de la Italia renacentista al México contemporáneo, moviendo un pedazo de esa pieza. Es un trabajo que es una especie de monólogo que representa una serie de investigación de 15 años”, abundó sobre su proyecto.

Para Rodrigo, pese al abordaje del fracaso, revivir a Da Vinci representa goce, satisfacción y plenitud: “Entiendo que el fracaso a través de esta obra y el estudio no es algo malo. Nos han enseñado que fracasar es malo e incluso castigado, pero es un proceso humano, un aliado, amigo y compañero”.

Exaltando la importancia de la empatía, la condición humana y la conservación del planeta, Murray, quien este año planea regresar a televisión abierta y participar en el rodaje de una película, concluyó que el rigor escasea en el entretenimiento actual, “casi se permite cualquier cosa en televisión, por eso el teatro requiere de dos, tres meses de ensayo para entender cuál es el proceso, para memorizarlo, para vivir en esa circunstancia y la televisión no te permite ese tiempo; luego el cine se ha vuelto caro y hay que resolver las escenas rápidamente, y por lo mismo, creo que no hay, no tenemos tiempo suficiente para ser tan rigoristas”.

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Autor(a)

Roberto A. Partida Sandoval
Roberto A. Partida Sandoval
Licenciado en comunicación por la UABC. Periodista de entretenimiento. Editor de Espectáculos. 22 años en ZETA. Apasionado por el cine, música, viajes, gastronomía, ciclismo, senderismo y aventura.
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